No lo había pensado como opción. Aunque sus amigas y parte de su entorno le decían a la joven Karol Blum Piracés (Santiago, 1987) que la veían estudiando teatro, ella no terminaba por convencerse. “Yo lo encontraba poco cool porque estaba como de moda ser actriz. Era la época de Machos, todas las universidades abrieron carreras de teatro y comunicaciones. Y yo decía: No, no sé, quiero ser distinta”, recuerda en charla con Culto.
Y aunque se había paseado por todas las áreas de su colegio, el Liceo Tajamar (”¡terminé en biólogo! No sé por qué, quería ser científica”), a Karol Blum le llamaba la atención la danza. Por eso su primer impulso fue postularse para acceder a la carrera. Fue entonces que se encontró con un personaje que terminaría siendo decisivo. “El maestro que estaba a cargo de la escuela era Vicente Ruiz, que yo lo admiraba muchísimo, iba siempre a ver la revista de danza. Di la prueba especial. En eso vi cabras que salían llorando, que les criticaban la espalda, pies, no se qué. Ahí dije, ‘ay, no sé si me gustaría estar aquí. Yo solo quiero bailar’”.
Fue entonces que el mismo Vicente Ruiz le comunicó que había logrado pasar la prueba y la esperaban como alumna. “Me dijo: ‘quedaste, te puedes matricular cuando quieras, pero yo creo que deberías estudiar teatro, deberías ser actriz’. Yo quedé como, ‘oh, vale’. Mi papá me había acompañado a esas pruebas y me dijo: ‘Karol, yo creo que tú deberías ser cualquier cosa, pero arriba de un escenario’”. Y así fue que Karol se matriculó en Duoc UC para estudiar teatro.
Segunda de tres hermanas, Karol recuerda una niñez muy lúdica. “Tuvimos una infancia súper bonita, de mucho jugar, entretenernos solas, andar imaginando mundos. También me crié mucho con la tele, o sea, nos quedábamos en la casa solas después del colegio, veía las teleseries. ¿Mi favorita? Estúpido Cupido, Oro Verde y sobre todo, Tic Tac, me encantaba. Jugaba a Tic Tac, jugaba a Oro Verde, jugaba a ser la Claudia Burr, me encantaba. Todavía la admiro mucho”.
Y aunque hizo obras de teatro tras su egreso, Karol también le sacó partido a su voz y comenzó a hacer trabajos de locución y doblaje. Ha hecho locuciones para spots publicitarios de retail, marcas de tecnología, entre muchas otras. “Recién había nacido mi hijo, estaba súper congelada del teatro, la actuación y la única herramienta que tenía era trabajando a distancia, así se me ocurrió ser locutora. Me empezó a ir bien, puro imitando cómo lo hacían los demás. Después me fui por ese lado del doblaje que es más entretenido. Hay que estar muy concentrados, porque son líneas muy delgadas de tono, velocidad, ritmo”.
Aprovechando las redes sociales la actriz le saca partido a su histrionismo natural con pequeños clips en que interpreta personajes. Se hizo viral con el de “quedó picá la Mariana”, en que recrea una conversación de oficina. También el de una quejumbrosa señora que alega por cualquier cosa, con el que poco a poco ha ganado reconocimiento. “A mí me llama la atención que me digan: ‘Oye, tú eres la de las voces’. Me da risa eso. Ahora, no es que lo improvise, yo repito las cosas harto hasta que me salen. Las palabras tienen un cantito, es distinto si digo una palabra que otra”.
Muchos también la habrán conocido por su imitación de la voz de la app Waze, la que es sorprendentemente fiel a la original. Según Karol, básicamente, esa salió jugando. “A mi hijo le da vergüenza cuando me pongo a hacer voces y cosas, pero la del Waze le gusta. A sus amigos les dice, ‘Mamá, hazle la voz de Waze’. Como que se siente orgulloso de eso”.
En la piel de Camila Vallejo y con las palabras de Irina
Entre videos y locuciones, la primera oportunidad de Karol Blum en televisión llegó en 2021. Se integró al elenco que trabajó en el programa Políticamente Incorrecto, de La Red, encabezado por los ex Morandé con Compañía, “Belenaza”, Belén Mora, y su marido “Toto” Acuña. Ahí se concentraba solo en el trabajo de actuación.
“Me gustó trabajar con ese equipo, aparte que igual teníamos mucha libertad creativa -recuerda Karol-. Podíamos hacer lo que quisiéramos. Éramos un equipo bien chiquitito y bien humilde, entonces, igual podíamos crear. Era súper vertiginoso, todo súper rápido, pero le poníamos harta cabeza. La Belén es lo máximo, muy generosa, muy talentosa, hace personajes diversos y buena compañera. Y el Toto es un seco, para mí es el mejor actor de Chile”.
Luego vino otra participación en pantalla, en la sitcom Paola y Miguelito, de Mega. Allí fue donde conoció a la productora Ina Sáez, quien tiempo después la llamó para convocarla a un nuevo proyecto, El Antidoto, el estelar de humor de la televisión, conducido por Fabrizio Copano y que se emite por la misma señal los viernes en la franja prime. Un proyecto donde ha compartido equipo con Luis Slimming, Kurt Carrera, María José Quiroz, Rodrigo “Alto-Yoyo” Vásquez y Matías Tamayo.
“Cuando me llamaron, me dijeron que les gustaba la diversidad de personajes que puedo hacer. Necesitaban una actriz que pudiera hacer distintos personajes para los sketch o para intervenir durante el programa en vivo”, recuerda Karol. “Ha sido entretenido, he aprendido harto, sobre todo esto de dejarse llevar, porque en la tele todo es más rápido, hay que arrojarse más. Hemos hecho buen equipo con la Majo (Quiroz). Así que en ese sentido, bien”.
Y uno de esos personajes, es su interpretación de Camila Vallejo, la ministra vocera de gobierno, en el sketch de los asesores del presidente (que se graba en los estudios de Mega, durante un día en la semana dedicado solo a eso). Se trata de uno de los momentos hilarantes del programa, en que comparte roles con los comediantes Héctor Romero (el guionista del sketch), Marcelo Valverde y Luis Slimming, quienes interpretan a unos distraídos asesores del segundo piso de La Moneda, a cargo de “la jefa”.
“La idea es que no fuera una imitación de Camila, sino que fueran guiños a Camila. Pero claro, le dicen jefa, se llama Camila -precisa Karol-. La otra vez teníamos una idea, nuestro sueño es que un día vaya Camila Vallejo, que los asesores la miren y digan pero ¿cómo? ¿esta no es la jefa? y después aparezco yo, hablo distinto, me saco los lentes y todo. Ese es nuestro sueño, pero es muy difícil que se cumpla. Pero me encanta ella, la amo”.
¿Cómo construiste a tu versión de Camila Vallejo?
Escuchándola mucho, viendo los gestos. Y obviamente, como no me sale igual, tengo que encontrar un gesto o un modo de hablar que pueda parecerse, o que a lo mejor no es lo mismo que ella hace, pero queda como ella. Por ejemplo, si pongo el labio de arriba un poco más adelante que el de abajo, funciona como que me parezco, aunque los de ella no son así. Y con maquillaje hacemos que los labios se vean más largos, para parecerme.
¿Y la verdadera Camila Vallejo se ha enterado?¿Les ha hablado por ese sketch?
A mí no, pero parece que le gusta el sketch.
¿Y qué es lo que más te ha llamado la atención de ponerte en la piel de Camila Vallejo?
Tener su certeza, la forma en que se expresa, tan certera, tan elocuente. Eso me encanta porque yo soy todo lo contrario. Yo me siento todo el rato flotando como en una nube, me disperso con cualquier cosa. Estoy en miles de cosas en mi mente al mismo tiempo. Y siento que ella es muy aterrizada. Me encantaría ser su amiga ajajaja (ríe).
La otra parodia comentada, es la que hizo a Irina Karamanos, la socióloga y expareja del presidente Boric y que reformuló el cargo de primera dama de la nación. Aunque, a diferencia de lo que hace con Camila Vallejo, ese tuvo un origen anterior. “Es un video que hice hace tiempo con un personaje, que es como artista conceptual, media ABC1, súper volada con las palabras y no entiende lo que está tratando de expresar. Ahí estoy imitando al mundo artístico privilegiado, estos artistas que no les entiendes nada de la obra, ese mundo muy elevado”.
Pero sucedió que las redes sociales hicieron su magia y el video se hizo viral. La gente asociaba a esa artista visual de hablar enrevesado con Irina Karamanos. “¡Y nada que ver! ni yo cachaba que la molestaban por eso. Y ahí en el programa me dijeron: podrías hacer ese mismo personaje, pero como la Irina. Entonces, ahí me maquillaron como Irina, me peinaron como Irina, me vistieron como Irina y tratamos de jugar con eso. Porque ella se expresaba con tantas palabras maravillosas, bacanes y magníficas, que nadie podía entenderla. De ella también me gustaría ser su amiga”.
Aunque a Karol, la decisión de Irina respecto al cargo de primera dama, le llamó la atención. “Lo encuentro genial, ¿qué más coherente? No voy a tener todos tus privilegios solo porque soy la esposa del presidente. ¿Y por qué tenía que aceptar esto si tengo mi trabajo de antes?¿Por qué tengo que aceptar este cargo, casi para no hacer nada? Me pareció genial”.
Y a diferencia de Camila Vallejo, con Irina hubo reacción. La actriz se encontró un DM en su cuenta de Instagram. “El primer día que apareció el personaje, la Irina me habló en Instagram. Me dijo: ‘Seca’, más un corazón y una carita feliz. Y yo dije: Ay, gracias. Me puse nerviosa, no supe qué decirle. Pero después ya ha ido creciendo el personaje y han pasado cosas, entonces no sé si ahora le guste tanto ajaja (ríe) todo tiene una explicación, Irina, no es lo que parece...igual que en las teleseries ajaja”.
El Antídoto, o el “Morandé de Ñuñoa”
Pero no todo han sido mensajes de buena crianza por Instagram. El humor de El Antídoto ha generado críticas, de hecho el comediante Ernesto Belloni comentó durante su participación en Tal Cual, de TV+, “que no me gusta el programa, no he logrado reírme (...) se encasillaron en un humor ‘ñuñoino’, que le dicen, que la gente adulta de 30 o 35 años quizás no agarra mucho”.
Más aún, en las redes se repite la crítica que el espacio es una suerte de “Morandé de Ñuñoa”, debido a que se ha invitado a comediantes como Melón y Melame, de la era dorada de Morandé con Compañía, cuyo humor de alguna forma se cuestionó por la nueva generación de comediantes. Coincide además con la presencia de Kurt Carrera y María José Quiroz, quienes fueron parte de ese recordado programa de trasnoche.
¿Qué te parece esa crítica de que El Antídoto es el “Morandé de Ñuñoa”?
El “Morandé de Ñuñoa” ajaja igual me encanta el concepto. En el equipo se habla harto de que esto fue una apuesta y que cuando pasa el tiempo, entre todos vamos buscando soluciones, haciendo cosas diferentes para ir mejorando. Sé que ese mismo día está el Podemos Hablar, que es farándula pura y dura. Entonces es como curioso eso. También está la autocrítica, como decir: oye, igual se podrían ir mejorando ciertas cosas, se va leyendo el público. Ahora, yo no veo mucho los comentarios, ni buenos ni malos. Uno cae en eso con las redes sociales, el dejarse llevar por las dos cosas. He preferido ir viendo mi trabajo, confiar en mis compañeros de trabajo o de gente que tiene un punto de vista que me va a decir la verdad aceptando las críticas positivas y negativas, pero no de los comentarios de Instagram. Igual es curioso eso, porque la mitad de la gente que yo he escuchado, es como “oh, qué Morandé” o “qué ñuñoíno”, entonces es como...no sé qué están hablando. O que son todos amarillos, de derecha o que son todos de izquierda, como si fuera 50/50. La verdad no sé por qué.
¿Pero no hay una concesión? Porque gente como el mismo Fabrizio Copano son de una generación que se definió anti Morandé...e igual terminan invitando a Melón y Melame
Es que es un espacio de televisión que llega a mucha gente y muy diversa. Entonces, si uno se cierra en hacer un solo tipo de humor, sería fome. Yo encuentro que es más nutritivo la otra opción, porque no es que estemos haciendo solo Melón y Melame. Hacemos sketch, hay stand-up, se hacen cosas más...¡Ñuñoa! (ríe) El Luchito (Slimming) y el Fabrizio tampoco es que hagan el mismo tipo de humor, apuntan a distintas personas. Entonces, igual me gusta esa mezcla, porque si fuera algo más cerrado, también sería fome. La idea está hecha para disfrutar como adultos, compartir en la casa o con los amigos, para grupos de gente.
¿Cómo salió esa idea de hacer una parodia de Melón y Melame junto a María José Quiroz?
Era como un homenaje que íbamos a hacer nosotras, imitándolos, pero exagerando cosas. La idea es que somos mujeres imitando hombres. Lo pasamos bien con la Majo, porque ella tiene harto carrete. Lo ensayamos harto, somos muy disciplinadas, pero a la hora de los quiubo, si algo se sale del libreto, la Majo al tiro salva la situación, es muy buena compañera en ese sentido. Lo pasamos bien.
En otro tema, hay actores que han manifestado su desilusión con la gestión cultural del gobierno de Gabriel Boric. ¿Cómo lo ves tú?
En la parte cultural tenía más expectativa. Yo voté entendiendo que la gestión del Gobierno dependía mucho de que se cambiara la Constitución, como que siento que la ficha estaba muy puesta en eso, cosa que no pasó. Obviamente, las promesas que se hicieron no se iban a poder cumplir porque se necesitaba en gran parte esa nueva Constitución. Entonces no puedo ser tan dura en eso, creo yo. Por otro lado, al contrario de lo que opina la derecha, siento que sí se han tendido puentes de diálogo con la derecha, con los empresarios, no veo que se esté cerrado a una ideología. Al final es la única forma que se tiene de gobernar con la derecha teniendo tanta presencia en el Congreso. Obviamente me gustaría que las cosas fueran muy diferentes, pero también entiendo el contexto y creo que se está haciendo lo mejor con las condiciones que hay.
¿Y en el plano cultural?
Yo estoy participando de proyectos culturales. Estamos montando una obra de teatro, trabajando directamente con los teatros y obviamente es súper frustrante. O sea, hoy, antes y siempre, el hecho de las condiciones laborales, que siempre se toma como un hobby, que nadie a nivel estatal lo valora como si fuera un trabajo. En los años 40, 50, el teatro era maravilloso y las condiciones eran buenas, los actores estaban contratados, habían grupos de teatro, la gente iba mucho al teatro. Pero después de la dictadura, desde ahí todo ha sido muy precario. O sea, siempre hay que trabajar en otra cosa para poder ir a ensayar y estrenar una obra. Entonces, siento que se ha normalizado eso. Obviamente, me gustaría mucho que las condiciones fueran distintas, porque es muy difícil. Ahora estamos haciendo una obra a pulso, vamos a ensayar gratis porque nos gusta mucho hacerlo, pero también porque podemos hacerlo, es un privilegio de que tengo que tener las condiciones económicas, teniendo otro trabajo, haciendo muchos malabares para tener tiempo. Entonces yo he visto comentarios de gente de que “ay, los actores que son llorones, tienen vida de cuicos”...
Hace un tiempo, la actriz Magdalena Max Neef decía “que los colegas de uno lloran, somos los más llorones que hay”...
Yo no estoy para nada de acuerdo. No todos los actores están en la tele. Hay compañías, la Mona Ilustre, que es una compañía reconocida mundialmente. O sea, han estado en Taiwán, en China, en Alemania, en Estados Unidos, en Broadway, que todos viven del teatro y ninguno está en la tele. El Teatro de Ocasión, que hacen teatro para primera infancia, que son increíbles y van también a China, mostrando la cultura chilena a través del teatro. Pero claro, si alguien escucha a un actor “llorando”, va a asociarlo al tiro con un actor de la tele, porque no hay cultura teatral y no se ha hecho ni un esfuerzo a nivel estatal de años para desarrollar esa área a nivel de los colegios. Hay actores que son rostros, entonces le pagan mensual, pero es un privilegio de un grupo muy pequeño. Por otro lado, para llevar una obra que nos están llamando un festival súper importante en Stuttgart, en Alemania, te dicen que no, porque no está en los fondos, que hay que postular, que el plazo y no sé qué. Es súper frustrante. Es un tema que no se ha tratado con altura de miras, encuentro yo.
En lo más inmediato Karol Blum tendrá un estreno en las pantallas de UChile TV como protagonista de la serie Vamos que se puede, a cargo de la productora Tres Tercios. “Es un personaje, una señora que fue muy famosa en los 90 y que al fin le dieron un espacio en la televisión. Su sueño siempre fue hacer un matinal como Dios manda, como la gente, como los de antes, y al fin le dieron el espacio. Y todo funciona mal, poco presupuesto y como muy chistoso”. Además está en el elenco de la obra teatral que se inspira en el caso de los audios que involucró al abogado Luis Hermosilla, Hermosilla parlanchín y la fábrica de pobres, con la dirección de Jaime Lorca. “Esperamos estrenarla pronto”, dice.