La madrugada del 11 de septiembre de 1541 el cacique Michimalonco atacó Santiago. La ciudad era poco más que un poblado, y el toqui aprovechó la ausencia de Pedro de Valdivia para lanzar una ofensiva. Ante el asedio, Inés de Suárez destacó por su arrojo y sangre fría: tomó la espada y mató a un grupo de prisioneros mapuche para amedrentar a las huestes de Michimalonco. En las luchas de la Conquista también sobresalieron mujeres indígenas; entre ellas, Janequeo, quien se convirtió en una líder militar y encabezó exitosas batallas contra los españoles. Así lo destaca María Gabriela Huidobro en este libro que busca hacer visible el protagonismo de las mujeres en nuestra historia. “La participación femenina en la historia ha sido siempre dinámica, compleja y sumamente rica y variada. En términos historiográficos ha sido más invisible y pasiva; históricamente, no”, dice. Edición cuidadosa y amena, ilumina los roles y la actividad de las mujeres desde la Conquista y la Colonia a la luchas por la Independencia y el siglo XX. Catalina de Erauso (la Monja Alférez) y Catalina de los Ríos; Javiera Carrera; Eloísa Díaz y Ernestina Pérez; Gabriela Mistral y Elena Caffarena son algunos de los perfiles que sobresalen entre una multitud de historias de mujeres que colaboraron y dieron forma al pasado y a nuestro presente.

“Los meses y los días son viajeros de la eternidad. Los años van y vienen y también son viajeros. Para aquellos que dejan flotar sus vidas a bordo de barcos o envejecen conduciendo caballos, cada día es un viaje. El viaje mismo se vuelve su hogar”. A fines del siglo XVII, en plena era shogun, el poeta Matsuo Bashô emprendió largos viajes a través de Japón. Autor esencial de la poesía japonesa y maestro en el arte del haiku, Matsuo adoptó el nombre Bashô en honor al árbol homónimo bajo el que tomaba sombra junto a su casa. Culto y delicado, de gran inteligencia poética, su obra alcanza momentos de profunda belleza con certeras y ligeras pinceladas. Con traducción de Alberto Silva y Masateru Ito, esta edición recoge los seis diarios de viaje que escribió. Como un poeta peregrino, Bashô recorrió  Japón, visitó aldeas, compartió con su gente, subió montañas, oró en templos aislados, durmió junto al camino, y escribió. En su relato describe paisajes y personas, cita a Confucio y dialoga con los poetas del pasado. Y atrapa instantes con sus haikus: “¿Podrá el rocío/ quitar gota a gota/ el polvo del mundo flotante?”, se pregunta. Por cierto, no elude el humor: “Piojos, pulgas./ Y un caballo que orina/ junto a mi almohada”.  Y como un monje zen, afirma: “Viajando he de caer,/ viajando. Mas con todo/ será sobre tréboles”.

Por la televisión se ven las graderías del Estado Nacional vestidas de rojo. Es marzo de 2020 y la Selección Chilena juega un partido clasificatorio para el Mundial. Desde su casa, Elisa, su hijo y los amigos de este ven la televisión. “Mira, mamá, tu amigo”, dice de pronto el niño. Por la pantalla se ve a Jean Beausejour que recibe un homenaje. Elisa recuerda entonces el día que conoció al ex futbolista: eran niños, ella era una recién llegada a la villa y se acercó a la cancha del barrio. Allí se encontró con Jean, que jugaba una pichanga. Ella quiso sumarse, los niños se opusieron pero Jean la apoyó. Se hicieron amigos y ella “nunca permitió que lo molestaran  por su tono de piel”. Jean es hijo de padre haitiano y madre mapuche y siempre se sintió orgulloso de su origen. Apasionado por el fútbol, se dedicó a entrenar aun pese a quienes dudaron de sus condiciones. A los 17 años pasó a la UC. Partió  luego a Europa, pero la fortuna no lo acompañó. Regresó a Chile,  logró destacar y ser convocado a la Selección Chilena.  A través de una narración sencilla y ágil, la periodista Amparo García relata la historia de Jean Beausejour en este libro ilustrado, parte de una colección dirigida a jóvenes lectores y que invita a descubrir los “nuevos héroes” en nuestro medio, de la cultura al deporte.