Un beso a Ricardo Lagos y una corona de espinas: las controvertidas perfomances de Lemebel en las Yeguas del Apocalipsis
A la par de desarrollar su obra como cronista y escritor, Pedro Lemebel exploró las intervenciones artísticas y políticas junto a Francisco Casas en el colectivo las Yeguas del Apocalipsis. Justos irrumpieron en presentaciones de libros, exhibiciones de arte y reuniones políticas, causando revuelto e impacto en los presentes y la prensa. A 72 años del nacimiento del autor de Tengo Miedo Torero, Culto repasa sus perfomances más polémicas.
En 1987 se creó el Premio Pablo Neruda, un galardón alternativo al Premio Nacional de Literatura. En su primera versión se le otorgó a Gonzalo Millán y, al año siguiente, al poeta Raúl Zurita. “Se ha caracterizado por una escritura nada de habitual y un lenguaje múltiple. En su obra reconstruye otros espacios poéticos para llegar a un sentido dialogante de un Chile que sufre”, consignaba el diario Fortín Mapocho, el 24 de octubre de 1988.
Algo que no relató ese periódico fue la intervención de las Yeguas del Apocalipsis, quienes llegaron con una corona de espinas para el premiado. Según registra el diario La Época, la instancia realizada en la Casa Museo La Chascona reunió al jurado del galardón: Juvencio Valle, Jorge Edwards, Jaime Quezada y Alfonso Calderón. También asistieron diplomáticos, la artista Roser Bru y lo que el medio denominó como “la nata de los poetas jóvenes del taller de la Fundación”, Sergio Madrid, Malú Urriola, Víctor Hugo Díaz, Esteban Navarro, Diego Muñoz, José María Memet y Bruno Serrano.
Por supuesto, Raúl Zurita se presentó junto a su esposa, Amparo Mardones.
En medio del acto, aparecieron Pedro Lemebel y Francisco Casas en lo que llamaron una “acción de arte” del colectivo Yeguas del Apocalipsis. El archivo del dúo establece que ambos “realizaron una simbólica Coronación de Espinas al poeta. Como una estrategia político-cultural de provocación y seducción haca el campo artístico-literario (…) señalando de esa manera el contenido cristiano implícito en la obra del poeta”.
“No pienso ponérmela”, fueron las palabras de Zurita, según La Época.
De la calle a una reunión política
En plena dictadura militar, la acción de las Yeguas del Apocalipsis se situaba como un acto rebelde y de notoria atención pública. Sus puestas en escena se caracterizaban por la sorpresa y el cuestionamiento a los cánones establecidos.
Durante 1988 se documentaron otras intervenciones, denominadas Bajo el puente y A media asta, pero no se descarta que existieran más de las cuales no haya registro. Refundación de la Universidad de Chile fue otra de las más memorables.
En medio de la toma de los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, las Yeguas del Apocalipsis aparecieron desnudos sobre una yegua, guiados por las poetas Carmen Berenguer, Carolina Jerez y Nadia Prado. “Lemebel y Casas parodian y erotizan la iconografía viril del militar/conquistador y hacen referencia a la homosexualidad masculina”, señala el archivo.
“Las ‘Yeguas’ pronto se transformaron en un mito. Eran el terror de los lanzamientos de libros y de las exposiciones de arte. Irrumpían y nadie sabía qué podían terminar haciendo”, consigna Memoria Chilena. Pero el colectivo no solo irrumpió en reuniones artísticas, sino también en cónclaves políticos.
El 21 de agosto de 1989, tras el plebiscito, artistas e intelectuales se reunieron en el Teatro Cariola para proclamar a Patricio Aylwin como candidato presidencial y hacer una revisión de las políticas culturales del eventual gobierno, en conjunto con representantes del gremio. En medio del discurso de la Premio Nacional de Arte (1969) Ana González, Pedro Lemebel y Francisco Casas subieron al escenario con abrigos, tacos y mallas de ballet con un lienzo que consignaba la frase “Homosexuales por el cambio”.
No fue lo único que causó conmoción. Según recuerda Francisco Casas en una entrevista con Palabra Pública, “cuando Ricardo Lagos va pasando, yo lo agarro y Pedro Lemebel lo besa en la boca. Todos los flashes se dispararon, pero no hay ninguna fotografía de eso”. De acuerdo al integrante del colectivo, ese fue el primer acto de censura en democracia.
Ese mismo año presentaron La conquista de América en la Comisión Chilena de Derechos Humanos, para lo que se conocía como el Día de la Raza, el 12 de octubre. “Sentadas en un banquillo en el hall central, Las Yeguas guardaron un silencio solemne durante un cuarto de hora. En el suelo, a la manera de un tapiz, estaba dibujado el contorno del mapa de Latinoamérica y, cubriendo su superficie, había un montón de vidrios y trozos de botellas de Coca-Cola”, escribió la Revista Apsi cuatro días después.
Dentro de esos márgenes, ambos bailaron una cueca sola silenciosa, con los pies descalzos. “Hilitos de sangre quedaron impresos sobre el dibujo de Latinoamérica”, cerró el artículo. Así, pretendían dejar registro de la violencia de las dictaduras del cono sur del continente.
Las últimas intervenciones
Las dos Fridas (1989) es una de las imágenes más representativas de las Yeguas del Apocalipsis. El cuadro vivo fue inmortalizado por el fotógrafo chileno Pedro Marinello y actualmente descansa en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).
“Como en la pintura de Frida Kahlo, Casas y Lemebel exhiben dos cuerpos acoplados, envueltos en una visualidad quirúrgica. Cada uno expone un corazón pintado en su pecho, y ambos órganos, uno indemne y el otro abierto, se conectan por una transfusión sanguínea. En los años de la expansión del vih-sida, la escenificación de Las dos Fridas por dos artistas homosexuales es también la imagen desafiante de cuerpos marcados como peligrosos y, a la vez, expuestos al peligro frente al pánico que despertaba, en esos años, la circulación descontrolada de los flujos corporales”, explica la página oficial del MALBA.
Una nueva referencia a Frida Kahlo surgió en la exposición Cuerpos Contingentes, organizada por Lotty Rosenfeld y Diamela Eltit, cuando ambos llegaron en sillas de ruedas, con el cuerpo desnudo envuelto en plástico y alambres de púas, para al virus del VIH y el sida y a la artista mexicana.
Entre las otras intervenciones registradas están el homenaje al cierre del Cine Arte Normandie en 1991 y un homenaje a Sebastián Acevedo en Concepción y La Habana, una de las últimas presentaciones de ambos como colectivo.
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