“La novela de un amor inmenso”: cómo es Imposible decir adiós, la última obra maestra de Han Kang
Publicada en 2021 en Corea del Sur, acaba de llegar a Chile lo más reciente de la flamante Premio Nobel de Literatura. En sus páginas leemos un ejercicio que mezcla a dos mujeres en tiempo presente con la memoria de una masacre ocurrida en 1948. Todo con una escritura densa y compleja. Acá, junto a su traductora al castellano, exploramos las claves de la novela.
En una entrevista en Corea del Sur, de las pocas que suele conceder, a Han Kang le preguntaron cuál de sus novelas era la ideal para comenzar a leerla. Ella, sin dudarlo, dijo Imposible decir adiós. Se trata de su última novela publicada, la cual llegó a las librerías de su país en 2021, y en castellano acaba de llegar a Chile vía Random House, amén de su reciente condición de Premio Nobel de Literatura.
En esta novela, vemos la carrera contra el tiempo de Gyeongha, una mujer que recibe el encargo de una amiga carpintera, Inseon, quien ha sufrido un accidente en su taller de carpintería en la isla de Jeju, en Corea del Sur, y ha sido trasladada a la capital Seúl. Desde su cama de convaleciente, le pide que se ocupe de su pequeña cotorra, Ama, a quien hay que darle agua y comida. El problema es que Gyeongha solo tiene un día para viajar de Seúl a Jeju, porque la mascota lleva dos días sola, y máximo podría sobrevivir tres sin que se le entreguen alimentos. Así, ella arranca, pero las cosas empeoran porque cuando Gyeongha llega a la isla se desata una tormenta de nieve que la comienza a retrasar.
Esa es una primera capa, porque en rigor la novela tiene otro trasfondo. Gyeongha es una escritora que ha comenzado a tener pesadillas en base a su último libro. En ellas, comienza a ver postes de madera negros que la intrigan, y le pide a Inseon que se los fabrique para hacer una obra de videoarte, convencida de que eso hará de que deje de tener las pesadillas. En eso estaba cuando la carpintera tiene el accidente.
En el camino, comenzarán a aparecerle retazos de un pasado que atormenta a la isla de Jeju, una matanza ocurrida en 1948, en la que, tras una brutal represión del ejército fueron masacradas más de 30 mil personas. Gyeongha descubre que ese suceso podría estar vinculado a la familia de su amiga. Por lo tanto, es una novela que tiene un pie en el presente y otro en el pasado, en la memoria. Así, Han Kang va armando una historia compleja, con una prosa densa y con mucha poesía que la hace algo más difícil de leer que, por ejemplo, La vegetariana.
“Cuando la gente me pregunta qué tipo de novela es Imposible decir adiós, suelo decir que se trata de la novela de un amor inmenso -dijo Han Kang en una entrevista-. Igualmente, también es una vela encendida en los abismos de la naturaleza humana o la historia de la masacre de Jeju”.
En la misma charla, la actual Premio Nobel comentó de dónde surgió la idea inicial para Imposible decir adiós. “Si busco el origen de la novela, debo remontarme al tiempo cuando tenía alquilada una habitación en un pueblo. La propietaria era una señora mayor, una mujer muy bondadosa, muy amable, de la que guardo hermosos recuerdos. Un día me pidió que la ayudase a llevar algo a correos, caminaba a su lado con el paquete, íbamos por la calle y se detuvo señalándome una pared: ‘Es ahí donde los aldeanos fueron fusilados durante el levantamiento de Jeju’. La terrible escena de la masacre surgió ante mis ojos. Era la primera vez que oía hablar de esa tragedia”.
En castellano, la traducción corre por cuenta de su habitual traductora, la surcoreana Sunme Yoon. Contactada por Culto, nos comenta el libro: “Han Kang recomienda esta novela para empezar a leerla, yo disiento, para mí sigue siendo La vegetariana, y después Actos humanos. Esta novela, Imposible decir adiós, es más difícil de leer porque tiene un mayor nivel de abstracción que las otras, en el sentido de irrealidad. Es la isla de Jeju pero no lo parece, porque en la realidad es una isla subtropical, es un destino de vacaciones de verano. En la novela está cubierta de nieve, todo blanco. Es Jeju, pero no es la imagen que uno tiene de Jeju”.
“Esta novela es como en blanco y negro. Comienza con un sueño, que al principio no sabes si es sueño o realidad. Como todo el tiempo transcurre en medio de una borrasca de nieve, es blanco, pero también por contraste es negro. Todo el tiempo transcurre fantasmagórico y real. Son solo dos personajes, pero una de ellas no es de este mundo, no sabes cuál es, incluso podría ser que ninguna de las dos lo fuera. Es una novela bastante especial, complicada de traducir y de leer”.
¿Por qué fue tan compleja de traducir? Sunme Yoon nos responde: “Fue muy complicada porque tiene un hilo en el ‘presente’ que son las dos amigas que se encuentran, y ahí comienzan los recuerdos del pasado. Ya sabes que esta novela tiene como trasfondo histórico una matanza de abril de 1948, dos años antes de la guerra, aunque ideológicamente las regiones del norte y del sur ya estaban separadas y habían conformado su propio gobierno. En la novela aparece la memoria, testimonios bastante cruentos. Es difícil de traducir porque además de estas protagonistas, los recuerdos tratan de dos familias, en que los hombres son objeto de la persecución anticomunista en la isla, uno de ellos vuelve y se convierte en el padre de una de las dos mujeres, pero el otro nunca vuelve. Resulta confusa en la lectura y en la traducción”.
“Tuve que anotar en Post-it quién era quién, cosa que nunca me hace falta, porque son dos familias con historias parecidas, pero ligeramente diferentes. Después los lugares que menciona, algunos son históricos, otros no, para traducir eso tuve que hacer croquis de los sitios mencionados para darme cuenta que eran diferentes. Por ejemplo, habla de una aldea que desapareció, y de otra aldea en la costa donde se refugian estas familias, pero que no existe. Al hablar de dos familias, el hilo conductor no es uno solo y se hace un poco confuso”.
Yoon agrega que Imposible decir adiós dialoga con otras novelas de la bibliografía de Han Kang. “Se relaciona mucho con Actos humanos (2018), por el trasfondo histórico que hay detrás, también por la presencia de fantasmas y seres vivos en un mismo plano, incluso en en este plano hay un grado mayor de abstracción y de irrealidad porque no sabes quién es el fantasma. También tiene sus puntos de contactos con Blanco (2020), no solo por el color blanco, sino porque las dos tienen que ver con la memoria, con el no olvidar. Blanco se trata de traer a la vida, a través de la memoria, a su hermana muerta, que nunca llegó a conocer porque murió a las pocas horas de nacer, sin embargo, ella le da vida a través de sus ojos”.
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