El ocaso de La Divina: los tormentosos últimos días de Maria Callas
La muerte alcanzó a la cantante de ópera en su departamento en París, a los 53 años. La aquejaban los malestares físicos de una enfermedad y el dolor emocional de perder la voz, y con ello, su carrera. La semana final de la artista es el pilar de Maria Callas (2024), la nueva película de Pablo Larraín protagonizada por Angelina Jolie, que llegó a carteleras nacionales este jueves 2 de enero.
“Cada vez que salgo ahí fuera se lanzan contra mí”, dijo Maria Callas. La gran soprano griega despertaba fascinación más allá del escenario. Su dramática vida privada, marcada por el romance con el magnate Aristóteles Onassis, fue foco de atención de la prensa mundial de la época.
Esa frase seguramente explica por qué pasó aislada los últimos días de su vida, recluida en su departamento en París, sin contacto con familiares o amigos.
“Al final de su vida se recluyó más y más. Muchos amigos la abandonaron y los que no lo hicieron, mantuvieron las distancias. Cada vez era más difícil verla. Había que llamar cinco veces antes de conseguirlo. Su criada decía ‘Madame está en el baño’, ‘Madame está en la peluquería’ o ‘a Madame le hacen la manicura’. Incluso cuando lo conseguías a la quinta, era muy difícil encontrar un momento que conviniera a los dos. Así que al final me temo que ni te molestabas”, comenta Jacques Bourgeon, amigo de Maria Callas, en el documental Callas (1981) de Tony Palmer, según recoge El País.
Las jornadas finales de la cantante griega constituyen la columna vertebral de Maria Callas (2024), la nueva película dirigida por el chileno Pablo Larraín. El filme protagonizado por Angelina Jolie arribó se estrenó ayer, 2 de enero, en cines chilenos.
El final de Callas
Maria Callas se mudó a París en la década de los 60. La ciudad francesa la acogió luego de dos presentaciones desastrosas: una en la ópera de Roma, en 1958, interpretando Casta Diva de Norma; y la segunda en 1961, durante la obra Medea, en el Teatro de La Scala.
Su desempeño en esas presentaciones era probablemente signo de la enfermedad que le fue diagnosticada en 1975, por su médico personal, el italiano Mario Giacovazzo. “¿Lo ve, doctor? Estas ya no son las manos dulces, puras y delicadas de Floria Tosca, sino las de un obrero”, dijo Maria Callas, según el recuerdo del especialista.
El diagnóstico de la soprano se conoció recién en 2002, cuando el doctor Giacovazzo reveló la verdad con la intención de derribar los mitos en torno a la muerte de la cantante, que giraban en torno al suicidio. Se decía, por ejemplo, que su deterioro y deceso se desencadenaron tras el distanciamiento con Aristóteles Onassis, quien fue su pareja y que luego se casó con la ex primera dama de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy.
Desde los 50 años, La Divina presentaba debilidad muscular, falta de coordinación y una mancha morada en el cuello. Tenía dermatomiositis, una enfermedad que produce inflamación muscular y que, en consecuencia, puede generar molestia en las cuerdas vocales y músculos del cuello.
En 2011, Franco Fussi y Nico Paolillo, investigadores de la Universidad de Bolonia, se basaron en el testimonio del doctor Giacovazzo y en las últimas grabaciones de vídeo de Maria Callas, para establecer que su postura, respiración y movimientos podrían ser señales de esta enfermedad.
Sus últimos días los pasó recluida en su departamento, ubicado en la Avenida Georges Mendel. Para el dolor, se automedicó con mandrax, una droga conocida por sedar el sistema nervioso. Esta la conseguía con ayuda de su hermana, Yakinthi Callas, quien le enviaba el medicamento desde Atenas, y su amiga, Vasso Devetzi.
Además, comía poco o nada. La cantante vivió toda su vida atormentada por el peso. En su infancia y adolescencia, su madre la comparaba constantemente con su hermana. Se estima que la cantante pesaba alrededor de 100 kilos y que llegó a los 50 entre una presentación y otra. Pronto, la artista se volvió admirada no solo por su voz, sino por cumplir con los cánones de belleza de la época.
¿Cómo lo hizo La Divina? Era la pregunta que llenaba las páginas de los diarios y las conversaciones cotidianas. Entre las hipótesis de dietas milagrosas y un tratamiento de yodo, apareció el rumor de que la cantante ingirió voluntariamente una tenia o solitaria, un parásito que produce una infección y, en consecuencia, pérdida de peso.
En febrero de 2014, la cocinera de Callas, Elena Pozzan, y el esposo de Callas, Giovanni Battista Meneghini, confirmaron que la soprano alojaba uno de estos parásitos en su estómago, que probablemente adquirió al comer carne cruda, un alimento frecuente en sus dietas.
Su delicado estado de salud la condujo a sufrir una insuficiencia cardiaca. La cantante murió el 16 de septiembre de 1977, a los 53 años, de un paro cardiaco, mientras estaba sola en su departamento en París.
Su funeral se realizó en la catedral ortodoxa griega de San Esteban, en la calle Georges Bizet, y sus cenizas se almacenaron en el cementerio de Père Lachaise, para, finalmente, ser esparcidas en el mar Egeo.
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