Hasta que te conocí: la historia de dolor detrás de la icónica canción de Juan Gabriel
Una de las canciones más míticas del cantautor mexicano tiene un contexto más profundo del que se piensa. Más allá de un amor fallido, la pieza musical nos habla de la relación con su madre.
Este 7 de enero se hubiese festejado el cumpleaños número 75 de Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, quien falleció a los 66 años un 28 de agosto de 2016. El Divo de Juaréz fue un reconocido cantautor mexicano que se consagró en la industria y en el imaginario de la gente gracias a éxitos como El noa noa, Querida, Yo no nací para amar y Hasta que te conocí, una de sus canciones más personales y que cuenta una historia de dolor y sufrimiento gracias a su mamá, Victoria Valadez.
El trasfondo de la melodía compuesta por Juan Gabriel es muy distinto al de una relación romántico, como comúnmente se le asocia. La vida del nacido en Parácuaro, Michoacán estuvo rodeada de carencias y de momentos difíciles, sobre todo durante su infancia y adolescencia, cuando fue internado en un orfanato por decisión de su madre.
Gracias a su serie que lleva el nombre de la sufrida canción, pudimos conocer más detalles de la vida del artista y de su complicada infancia. Su madre lo abandonó en un orfanato cuando era muy niño. Aunque ella lo visitaba ocasionalmente, esas visitas carecían de afecto y esto marcó profundamente al cantante.
El tema fue lanzado en 1986 como última canción y segundo sencillo promocional del álbum Pensamientos, su vigésima producción discográfica, y una de las canciones que compuso para su mamá. Hasta que te conocí fue escrita por Juan Gabriel pensando en todo el dolor, tristeza y sufrimiento que vivió debido a la disfuncional relación con ella, donde nunca le expresó amor ni cariño.
Cuando el artista alcanzó la cúspide de la fama le ofreció a su madre regalos y una vida llena de lujos pero la situación no cambió. Victoria Valadez seguía indiferente a su hijo. De hecho, en alguna oportunidad, él mismo confesó que cuando alcanzó la gloria, tampoco se alegró. Solo le demostró una mediana alegría, como el gusto que le da a alguien cuando un desconocido triunfa.
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