“Si esto llegase a acabar”: Lucybell, Mataz y la historia de una canción de “amor feliz” en un cuarto de hotel

Como le pasaba a los Beatles en la era de la Beatlemanía, los jóvenes Lucybell debían aprovechar cualquier espacio posible para componer nuevas canciones. Tras debutar con el álbum Peces, para fines de 1995, comenzaron a preparar el material que trabajarían para su nuevo álbum. Y fue en un hotel, en plena gira cuando comenzó la creación de Mataz, una canción que se volvería un clásico.

El cantante Claudio Valenzuela escribió la letra. Esa que arranca “Cada vez que veo brillar/tus piernas al fin/logro descifrar/que puedes ser más/que un simple espejo”. Para él, fue un momento especial. “Fue de las primeras letras de amor felices que escribí. Recuerdo que fue en Iquique, en un hotel, al día siguiente de un show. Salió muy rápido”.

El grupo sumó kilometraje con una presentación en Miami y se había escapado unos días a Nueva York. Esas experiencias se volcaron en las creaciones que comenzaban a componer. “Veníamos con muchas experiencias nuevas que, sabíamos, cambiarían nuestro sonido -apunta Claudio Valenzuela-. Partió de una secuencia de Gabriel (Vigliensoni), sobre eso los acordes de Marcelo (Muñoz), con Francisco (González) en el bajo, y yo cantando, armando la melodia. Fue muy espontáneo el momento”.

Así fueron armando la canción. Entre sus detalles, no tiene batería convencional. Un detalle a tono con las percusiones con influencia triphop, tal como en otros cortes del álbum. “Es un sampler trabajado por Gabriel y si no me equivoco, creo que no es cuadrado, cuantizado, lo que lo hace interesante, se mueve un poco”. Del mismo modo, las guitarras -incluyendo el particular solo- no fueron trabajadas por Valenzuela. Ahí ya quedaba en claro el espíritu ecléctico e inquieto que siempre mostró la banda. “Si no recuerdo mal, Marcelo grabó todas las guitarras de ese tema”, apunta.

Lucybell trabajó el material que fue incluido en el disco, al que titularon Viajar, en las sesiones en Estudio Master y en una parcela en las afueras de Santiago en la que decidieron establecerse para trabajar principalmente las voces. Nuevamente se dejó la producción musical a cargo de Mario Breuer, quien ya había realizado la misma labor para el disco debut, Peces.

Según Valenzuela, la versión de estudio de Mataz es fiel a lo que trabajaron en el principio. “No tuvo grandes cambios desde que lo hicimos. Sabíamos cómo debía sonar. Recuerdo, eso sí, que el tema creció en la grabacion. De hecho, no sé si iba a ser el primer sencillo hasta que estaba listo”. Ahí, dice, fue clave el trabajo de Breuer. “En ambos discos siempre fue vital Mario. Su experiencia ayudo muchísimo con la sonoridad del tema”.

Breuer, quien en Chile también trabajó con La Ley y Los Tres, rememora algunas claves de esa grabación. “Mi co-equiper en la producción de este disco fue Gabriel Vigliansoni, el tecladista de Lucybell, con el que tuve muy buena onda enseguida, nos llevabamos muy bien trabajando. La preproduccion y grabación en estudio Master estuvo muy bien, este disco trae el tema Mataz que de alguna manera me recuerda a Woman in Chains y estuvo basado en esa idea, me inspiró eso”, dice.

Como se estilaba por entonces, el grupo trabajó un videoclip. Una idea que los ponía en una fiesta en la que iban ocurriendo diversas situaciones. El trabajo, dirigido por Carlos Moena, estaba cargado de detalles; una de las chicas tiene un look muy similar al de Björk, llega un sujeto vestido al estilo tibetano, un tipo trafica paletas de dulce, entre muchos otros.

“Recuerdo una reunión larga, estaba Lucybell, Pablo Rodríguez y Carlos Moena, donde nos dejamos llevar proponiendo ideas, desarrollando una historia para este video, que termino en algo muy largo, reduciéndose a una parte de la historia, que es esta fiesta, con muchas historias paralelas...y nosotros al medio -recuerda Valenzuela-. Se grabó en 24 horas sin parar, en un estudio en Ñuñoa que ya no existe. Ahora hay edificios ahí”.

Mataz pasó a ser uno de los temas clásicos de Lucybell. Habitual en sus conciertos, ha sido interpretada en escenarios como el Festival de Viña y fue reversionada en el álbum Mil Caminos, en que el grupo reimaginó varias de sus canciones.