La historia de Tito Lastarria, el vampiro chileno convertido en santo popular
Nosferatu (2024) llega exitosamente a los cines nacionales y trae de vuelta el furor por los vampiros. Y es que parece que las historias de estos seres nunca pasan de moda. Aun en Rancagua y en otras partes del país se recuerda la leyenda de Tito Lastarria, un médico cuya muerte se colmó de mitos desde el siglo XX.
Tito Modesto Zenobio Bravo, más conocido como Tito Lastarria, vive en la memoria colectiva como el primer vampiro chileno. A diferencia de figuras como la del clásico Nosferatu— que hoy regresa con un remake a los cines— el vampiro nacional es querido y respetado por cientos de creyentes, que se acercan a su tumba para pedirle favores. Como si se tratase de un santo popular, el mausoleo donde descansa su cuerpo en el Cementerio N.º 1 de Rancagua cuenta con placas y rallones que agradecen los favores concedidos.
¿Cómo un médico del siglo XX pasó a ser recordado como un vampiro que hace milagros?
La idea de los vampiros no inició con la familia Lastarria. En la cosmovisión mapuche ya existían mitos en torno a seres aficionados por la sangre humana. El Huitranalhue, por ejemplo, “es propiamente tal un no muerto que se alimenta de sangre haciendo un orificio en el corazón de sus víctimas, comenzando por los niños”, escribe el autor Miguel Moreno. La tradición oral relata que este era un espíritu usado para proteger el ganado.
Asimismo, existen especies de murciélagos que beben la sangre de mamíferos, como el murciélago vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata), el vampiro de alas blancas (Diaemus youngi) y el vampiro común (Desmodus rotundus). Este último es conocido como piuchén, nombre que vendría del mapudungun piwicheñ (“secar a la gente”), según consigna Ladera Sur. Incluso, esta especie aparece en los escritos del naturalista Charles Darwin—específicamente en El viaje de Beagle (1839)—quien durante su estancia en Chile vio como un ser mordió a su caballo.
El nacimiento del vampiro
En Rancagua vivía Lisandro Lastarria, un regidor, comerciante adinerado y seductor quien, tras pelear en la Guerra del Pacífico, se fue a estudiar economía a Europa e hizo fortuna. “Al regresar a Rancagua le dijo a su madre que venía con costumbres extrañas… Vestía ropas negras traídas de sus viajes y ya solo se le podía ver de noche”, explica a Revista Sábado Flavio Lillo, escritor de Historia de la región de O’Higgins.
De acuerdo a la descripción del autor, Lastarria era alto, tenía ojos claros, una barba y melena tupida y una sonrisa blanca y perfecta. Además, se dedicaba a los préstamos. “Se transformó en una persona bien cruel, que castigaba a la gente, a sus empleados, que hacía préstamos de plata y, si no le pagaban, se vengaba. La gente le temía”, profundiza Lillo.
El empresario tuvo un hijo natural con Rosalía Bravo, a quien no reconoció hasta que el niño creció. Se llamaba Tito Modesto Zenobio Bravo. Una vez que terminó los estudios de medicina en la Universidad de Chile, recién Lastarria lo reconoció y le otorgó su apellido.
“Él era un hijo no reconocido de un alcalde de Rancagua, Lijandro (Lisandro) Lastarria (…) y fue bautizado como Tito Modesto Senorio Bravo, y él fue médico de la Universidad de Chile y ahí recién fue reconocido por su padre, quien le compró una casa para que viviera junto a su madre en Rancagua”, relató el historiador Patricio Díaz a El Tipógrafo.
Pero la muerte encontró pronto a Tito hijo. Mientras trabajaba en un hospital de tuberculosis en Melipilla, el médico se contagió la enfermedad y permaneció grave en Putaendo, donde finalmente falleció, a la edad promedio de 25 años. Su padre mandó a terminar el apoteósico mausoleo familiar para enterrar a su hijo en Rancagua, con la ayuda del alcalde de la comuna, Juan Nicolás Rubio.
“Su padre consigue la autorización para trasladar los restos y como había fallecido de una enfermedad contagiosa, los traslados se hacen de noche, en carros, con caballos cubiertos. El cajón venía envuelto en cadenas y ahí es donde empieza a nacer el mito del vampiro. Al frente estaban los trabajadores de Juan Nicolás Rubio, ellos lo vieron”, cuenta Díaz en un episodio de Viaje a lo insólito, de Mega.
Tito Lastarria permaneció como un personaje misterioso. Asimismo, se instalaron cuatro cruces en las esquinas de su tumba, bajo la premisa de que si estas no estaban, el vampiro se levantaría de su tumba y se vengaría.
He ahí dos problemas. En primer lugar, solo queda una cruz: dos se cayeron para el terremoto de 1985 y la tercera para el de 2010.
En segundo lugar, ¿de quién querría vengarse el médico? En ese punto hay inconsistencias en el mito popular. Resulta que la historia de padre e hijo Lastarria se confunden en una sola. El mito cuenta que el comerciante rancagüino tenía tanto dinero porque había hecho un pacto con el diablo y que quienes le pedían préstamos debían dejar su alma en prenda. No era muy querido en la zona. Se dice que tenía muchos vicios y que las meretrices con quienes compartía desaparecían.
Por eso, se cuenta que los vecinos lo encerraron y encadenaron vivo, para luego dejarlo en su propio mausoleo en el cementerio. Es por eso que la leyenda dice que, cuando se caigan las cuatro cruces, el vampiro Tito Lastarria se vengará de los descendientes de quienes lo mataron.
De vampiro a santo popular
Las historias en torno a padre e hijo construyeron un relato que hasta hoy forma parte de la tradición oral de Rancagua. Es más, el vampiro es un querido personaje en la zona, que hasta hace recorridos patrimoniales e inspira libros como Catacumba, del diseñador e ilustrador Germán Adriazola.
La idea de que Tito Lastarria concede favores data de la década de los 50. “Después de muerto el vampiro, hubo una recesión en la minería, entonces las prostitutas de la calle Rubio ya se habían ido para abajo con su negocio—relata Flavio Lillo en Mega―. Entonces una de ellas, Clara Ramírez, creo que se llamaba, fue a pedirle un favor a la tumba de Lastarria y la economía se recuperó, volvió el auge de la clientela de los burdeles de Rancagua, de la calle Rubio. Ella comenzó a comentarle a la demás gente que vampiro Lastarria había sido quien le había otorgado el milagro”.
El vampiro de Lastarria se encuentra en el Cementerio N°1 de Rancagua y se dice que ayuda a pasar ramos y a tener bonanza económica.
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