Brooke Shields publica autobiografía y arremete contra la idea de la eterna juventud de Hollywood

Si hay algo que a Brooke Shields le tiene harta de Hollywood, es el no poder envejecer. O al menos, que la industria del cine no lo tolere. Por lo mismo, decidió revelarse ante eso. “Cuanto más se espera que sea invisible, que no haga demandas o que desaparezca para poder congelarme en el tiempo como una versión específica (léase más joven) de Brooke Shields, más tengo la intención de mantenerme firme y ocupar espacio como la mujer que soy ahora”.

La reflexión la hace en su libro Brooke Shields is Not Allowed to Get Old: Thoughts on ageing as a woman (A Brooke Shields no se le permite envejecer: reflexiones sobre el envejecimiento como mujer, Flatiron Books), su quinto título y que funciona como una autobiografía, pero también como una brutal reflexión sobre los cuerpos y la eventual gerontofobia de la industria del cine.

Shields, recordada por sus roles en películas como The Blue Lagoon (1980) comienza su libro con una escena que resume todo: un día en que iba paseando junto a sus hijas, Rowan, de 21 años, y Grier, de 18, notó que ella ya no es el centro de las miradas y ahora lo son sus jóvenes retoñas. Eso la hizo pensar. “Los conflictos que sentimos te golpean todos a la vez. Hay tanta protección, tanto orgullo y alegría, y luego es un reflejo de lo que ya no eres. No estoy diciendo que haya envidia o celos, pero es una reestructuración: ellas están comenzando su viaje mientras tú estás alcanzando un nivel que, con suerte, es más feliz y tranquilo, pero viene con muchos sentimientos difíciles”. Además, señala haberse sentido frustrada por haber sido “pasada por alto” cuando se sentía en su plenitud.

Incluso, a sus 59 años, Shields confiesa que se ha permitido dejarse sorprender a su edad, cuando se cree que la vida ya está hecha, por ejemplo, hacer nuevas amistades. “Ali [guionista de una serie de televisión] y yo nos conocimos cuando yo tenía 50 años. Nos reímos juntas, pero también hemos pasado por momentos difíciles, lo que seguramente es una característica de nuestra edad. Los tiempos difíciles pueden unirte. No voy a negar que me sorprendió desarrollar una amistad tan cercana en esta etapa de mi vida. Se siente como una versión de enamorarse, algo que tal vez no esperes que suceda a los 50″,.

En este libro, Shields se muestra también algo frágil, y reconoce tener el síndrome del nido vacío, por la marcha de sus hijas de casa: “He estado evitando pensar en eso porque la gente me dice: ‘Oh, te sentirás muy aliviada’, y simplemente no creo que eso suceda. Yo pensaba: ‘Bueno, igual van a volver’. Y, por cierto, el coste de vivir en esta ciudad es tan prohibitivo de todos modos que puede funcionar a mi favor”.

Aunque por mucho, la revelación más importante de este libro, es cuando Shields comenta que fue sometida a un rejuvenecimiento vaginal sin consentimiento. “Es como si hubiese sido una violación de algún tipo”, comentó. Fue a consultar al ginecólogo por unas molestias en su zona genital, y este le recomendó hacerse una reducción del labio vaginal, ya que -como recuerda en en libro- desde su juventud estuvo experimentando molestias, sangrado y rozaduras por su longitud.

Una vez operada, el problema fue que el médico le comentó “orgulloso” que había agregado “un pequeño doble” en su vagina. La sorpresa fue mayúscula, pues fue un cambio para el que ella no había dado su consentimiento. Aún así, no lo quiso denunciar. “No quería demandar a ese hombre porque no quería que se hablara de mis partes íntimas, una vez más, en la portada de todos los periódicos”, explica en el libro. Si bien reconoce que le da algo de pudor comentar el hecho, está consciente de que se debe hablar más y mejor sobre la salud de las mujeres y los problemas incómodos. “La vergüenza ya no es una opción”, afirma.

Por ahora, el libro Brooke Shields is Not Allowed to Get Old: Thoughts on ageing as a woman está solo disponible en inglés.