Yellow Submarine: los Beatles, un disco de descartes, simulación y una canción de estadio

The Beatles Yellow Submarine
Yellow Submarine: los Beatles, un disco de descartes, simulación y una canción de estadio

Publicado en enero de 1969, el disco se trató de la banda sonora de la película animada del mismo nombre, y que los Beatles detestaban. Presentaron solo cuatro canciones para el LP, pero se trataba de descartes de otros álbumes. Acá la historia de ellas.


El décimo disco de estudio de The Beatles -publicado el 13 de enero de 1969- fue un eclipse entre dos soles. Yellow submarine salió a las tiendas entre el White album (noviembre de 1968) y el canto final de Abbey Road (26 de septiembre de 1969), como un disco por cumplir. Se trataba de la banda sonora de la película del mismo nombre, la tercera de su carrera, y que por contrato le debían a la compañía United Artists. Pero como ni John, ni Paul, ni George ni Ringo tenían ganas de volver a actuar ni aprenderse libretos, se optó por una película animada. Eso sí, se les pidió que aportasen con cuatro canciones nuevas para el álbum y el filme.

Como la banda no tenía ningún interés en el filme -detestaban la película-, solo se limitaron a entregar cuatro canciones que habían sido descartadas desde las sesiones de los discos de 1967, Sgt Pepper’s lonely hearts club band y Magical Mistery Tour (estas fueron: Only a Northern song, It’s all too much y All together now), más Hey Bulldog, que había surgido de las grabaciones del single Lady Madonna, a inicios de 1968. A estas se sumaron dos canciones que se habían publicado antes: Yellow submarine (de Revolver, 1966), y All you need is love, el single de 1967. Un disco solo por cumplir.

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Tetralogía de un álbum

Only a Northern song era de George Harrison, y fue compuesta durante las sesiones de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, un disco en el que -según propia confesión- Harrison no estuvo realmente involucrado. “Acababa de regresar de la India y mi corazón seguía allí. Después de lo que había sucedido en 1966, todo lo demás me parecía un trabajo duro. Era un trabajo, como hacer algo que realmente no quería hacer, y en ese momento estaba perdiendo el interés en ser ‘fabuloso’”, comentó en el libro The Beatles Anthology.

Esa letanía se notó en la composición del tema. “Fue un tema muy flojo que nos hizo fruncir el ceño a todos -recuerda el ingeniero de sonido del grupo, Geoff Emerick, en su autobiografía El sonido de los Beatles (Indicios, 2011)- tenía un contenido musical mínimo que no parecía llevar a ninguna parte. Pero aún, la letra parecía reflejar a la vez la frustración creativa y la irritación de George por el modo en que se estaba repartiendo económicamente el pastel”.

“Me decepciona que George no haya traído algo mejor”, le dijo el otro George -Martin, el productor- a Emerick mientras encaraban la canción. “De hecho, John ni siquiera participó en la pista base porque no se le ocurría nada que hacer”. Y fueron Paul, George y Ringo quienes intentaron darle forma al tema. Durante dos noches lo intentaron hasta que simplemente decidieron dejarlo. “Nadie volvió a mencionar la canción hasta después de terminadas las mezclas de Sgt. Pepper, cuando buscaban material para el proyecto cinematográfico Yellow Submarine”.

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All together now, fue compuesta por Paul, y tomó lugar durante las sesiones de Magical Mistery Tour, en un momento en que George Martin se tomó dos semanas de vacaciones en Francia. A los Fab Four no les importó y aprovecharon de grabar dos canciones en su ausencia. Una de ellas, es esta acústica e informal canción con aire festivo. “Se transformó en favorita de las hinchadas de fútbol cuando salió, cosa que complació tanto a John Lennon como a Paul McCartney”, dicen Sergio Marchi y Fernando Blanco en su libro Los Beatles. En el final (1967-1970).

En el citado libro, rescatan una declaración de Paul comentando la canción. En ella confiesa que se inspiró en la música añeja -en un ejercicio que volvería a repetir más de una vez- al momento de componerla. “Cuando los intérpretes de music-hall trataban de animar a la gente para que le uniese al canto, decía: ‘Ahora, todos juntos’. Es realmente una canción para chicos. Yo tenía algunos parientes chiquitos y les cantaba canciones. Sale de ahí. Fue como un descarte que usamos para la banda sonora de Yellow Submarine”.

Paul McCartney y John Lennon

La que estuvo a punto de no ser un descarte fue Hey Bulldog. Una de las canciones más subvaloradas de Lennon se grabó en febrero de 1968, antes que la banda partiera de viaje a la India. Por ello, y porque no se sabría cuánto tiempo estarían ahí, los jefazos de la EMI pidieron al grupo que dejaran listo un single para ser publicado en su ausencia. Ese sería Lady Madonna, con su cara B The inner light, de George (Across the universe era la escogida orginalmente para esa cara, pero un frustrado Lennon no encontró nunca la toma de voz y la dejó a un lado para seguir trabajando en ella después). Además, cuenta Geoff Emerick, “como estarían fuera de la vista del público durante un largo período, también se decidió rodar un video promocional, en teoría con ellos trabajando en la canción en el estudio”.

Pero algo pasó. “Cuando llegaron al estudio, a un Lennon más autoritario de lo normal se le ocurrió otra idea: ‘¡Al cuerno con Lady Madonna!’ dijo, tengo una nueva canción, filmemos esa en su lugar’. Paul se molestó un poco, pero aquel día John era como una apisonadora, y se respetó su decisión de trabajar otra canción”, dice Emerick en su libro. Al final, lo que terminó registrado en el video de Lady Madonna fue la sesión de los Beatles trabajando en Hey Bulldog. Una simulación. “Sabían que la mayoría de los espectadores no se daría cuenta de que estaban tocando una canción totalmente distinta, y tenían razón”, cuenta Emerick.

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The Beatles en la grabación de Hey Bulldog.

Y no fue todo. Como el resultado gustó mucho a Lennon, rock directo, agresivo, y muy potente, John quiso saltarse todos los protocolos y comenzó a presionar para que este tema fuese la cara A del próximo single y no Lady Madonna, como estaba presupuestado. Tocado, Paul McCartney por supuesto reaccionó y no aprobó la idea.

La discusión terminó siendo zanjada por el solemne productor George Martin con un argumento inapelable: las portadas del single ya estaban impresas. Lady Madonna, cara A, The inner light, cara B. Esta última fue la primera canción de George Harrison que apareció en un sencillo de los Beatles.

Pero Geoff Emerick tiene otra teoría sobre la decisión del productor. “No sé si era verdad, pero sospecho que George, como Paul, pensaba que Lady Madonna era la canción más comercial de las dos”.

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Y hay que mirar un año atrás de Hey Bulldog para encontrar el origen de It’s all too much, de Harrison. Una canción que con el tiempo ha sido reconocida, incluso con un lisérgico cover cortesía de The Flaming Lips. Se trata de una composición que se trabajó en las sesiones de Magical Mistery Tour, y que, cómo no, tiene un cierto trasfondo reflexivo. Como todo en Harrison. “La canción está escrita de modo infantil sobre los descubrimientos que uno hace antes y después de una experiencia con LSD, los que fueron confirmados con la meditación”, comentó Harrison, citado en el libro de Marchi y Blanco.

Quizás buscando un aire de misticismo y trascendencia, la canción hace un guiño a la música hindú. “Modula durante seis minutos y 28 segundos en un pedal en la tonalidad de sol. Y pese a ese minimalismo de acordes, en ella suceden una infinita variedad de cosas: como en un viaje lisérgico...Harrison hace la entrada triunfal de la canción con una potente intervención en órgano Hammond. La batería de Ringo, entra como un latigazo y suena como tal”.

En la parte intermedia del tema, hay una sección de vientos, muy en el espíritu de esos días de los Beatles, de probar arreglos. “Al no estar presente George Martin en la grabación -Los Beatles se autoprodujeron-, no había partitura escrita para las trompetas, por lo que se les dio libertad de acción. Y en un momento se escucha que tocaron un fragmento de La marcha del príncipe de Dinamarca”, señalan Marchi y Blanco. Sin embargo, el arreglo no convenció a Harrison quien, años después, seguía echando humo al respecto. “Hasta el día de hoy estoy molesto por haber permitido que echaran a perder la canción con esas malditas trompetas. No puedes darte cuenta de lo que está pasando porque está todo eso sonando por encima”, citan Marchi y Blanco. Una molestia que no empaña lo fulgurante y viajero que es el tema. Algo así como un Neil Young en ácido antes de Neil Young.

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