David Lynch, la leyenda del cine oscuro y onírico que marcó una época

Un cineasta que imprimió una particular visión autoral, entretejida entre el misterio y la melancolía. Aquel fue el sello de David Lynch, el legendario director y guionista fallecido este 16 de enero a los 78 años.

La noticia fue informada en una publicación en Facebook. “Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista David Lynch. Agradeceríamos un poco de privacidad en este momento. Hay un gran vacío en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él decía, ‘Mantén la vista en la rosquilla y no en el agujero’. ... Es un hermoso día con sol dorado y cielos azules todo el camino”.

En agosto de 2024, en una sus últimas apariciones públicas, reveló que sufría de enfisema, a consecuencias de muchos años como fumador empedernido y que no podía salir de casa por miedo a contagiarse de COVID-19.

Lynch, nacido en Montana en 1946, hijo de un científico, tuvo una infancia que siempre definió como un período idílico. “Mis padres eran tan cariñosos y buenos”, escribió en sus memorias. “También habían tenido buenos padres, y todos amaban a mis padres. Eran simplemente justos”.

Después de años de dedicarse a la pintura y a la realización de cortometrajes de animación y de acción real, irrumpió en la escena cinematográfica con su debut en 1977, Eraserhead, con el que comenzó a desplegar su particular imaginación.

Su primer gran acierto fue El Hombre Elefante (1980), un drama conmovedor sobre un sujeto deforme que de fenómeno de feria se convirtió en una celebridad nacional. El filme le valió ocho nominaciones al Oscar, incluida la primera como mejor director.

Fue en esa década en que comenzó a consolidar su nombre, pese al fiasco de su adaptación de Dune (1984). Aquel filme, una ópera espacial, marcó su sociedad con el productor Dino De Laurentiis, con quien trabajó posteriormente en Blue Velvet (1986), donde tuvo en el elenco a Kyle MacLachlan, Isabella Rossellini y Dennis Hopper. Aquella fue un éxito de crítica y le entregó a Lynch su segunda nominación a los Oscar.

A comienzos de los noventa llegó una de sus obras más célebres, Twin Peaks; una serie que creó junto al guionista Mark Frost, que gira en torno al misterioso asesinato de una chica, Laura Palmer, en un olvidado pueblo maderero. Allí comienzan varios giros y sucesos misteriosos que alimentaron una trama muy peculiar, marcada además por la banda sonora de Angelo Badalamenti.

Twin Peaks tuvo una extensión con la película Twin Peaks: Fire Walk With Me (1992), la que ue narraba la fatídica última semana de la vida de Palmer, pero pese a todo, se volvió una serie de culto. 25 años después, en 2017, se estrenó una tercera temporada, que retomaba la historia y con varios actores del elenco originla, aunque no generó el mismo impacto.

Más adelante, Lynch firmó otros títulos que se volvieron clásicos de las salas de cine arte, como Lost Highway (1997), Mulholland Drive (que le valió el premio al mejor director en Cannes en 2001) e Inland Empire (2006), que fue su último largometraje.

Tras esa película, retomó su interés por las pinturas, un viejo amor que había desarrollado antes de sus días en el cine. También dedicó sus días a desarrollar un negocio de elaboración de café y se sumó al ejercicio de la meditación trascendental, la afamada práctica oriental que había adoptado en sus años de juventud. Asimismo, realizó videos musicales y se dedicó a componer música.

Aunque tuvo reconocimiento de los críticos, no siempre tuvo el apoyo de la academia. Lynch fue nominado a cuatro Oscar (como director por Blue Velvet , Mulholland Drive y El hombre elefante de 1980 , que también le valió una nominación a mejor guión adaptado), pero finalmente solo recibió el Oscar honorífico en 2019.