Las claves de Babygirl, el thriller erótico con el que Nicole Kidman gana aplausos
Hoy llega a los cines nacionales el filme en que la estrella interpreta a una exitosa mujer que arriesga todo cuando inicia un affair con un hombre más joven. Una gran actuación principal, una vuelta de tuerca al formato de historias con carga sexual y la original música del chileno Cristóbal Tapia de Veer están entre los pilares de la película dirigida por la neerlandesa Halina Reijn.
Romy Mathis (Nicole Kidman), la directora de una compañía de robótica, parece haber alcanzado la cima profesional en un mundo dominado por hombres. En casa la esperan sus dos hijas y Jacob (Antonio Banderas), su esposo desde hace 19 años y un reconocido director de teatro que alista un nuevo montaje de Hedda Gabler. Juntos dividen su tiempo entre un lujoso departamento en Manhattan y una finca ubicada en las afueras de la ciudad.
A pesar de que todo parece en armonía, en verdad existe una crisis en ciernes. Hay impulsos sexuales que Romy no ha podido saciar y que se atreve a explorar con un hombre mucho más joven, Samuel (Harris Dickinson). El problema no es la diferencia de edad, sino que él es uno de los nuevos pasantes de la empresa que lidera y que su affair –sostenido en una dinámica de dominación y sumisión– podría ser descubierto en cualquier momento.
Esa es la premisa que plantea la cineasta neerlandesa Halina Reijn en Babygirl, un filme sobre las relaciones de poder, el deseo sexual y la liberación femenina, que ha ganado aplausos desde su estreno en el Festival de Venecia, donde la actriz obtuvo la Copa Volpi. Hoy debuta en salas nacionales y aquí revisamos sus principales claves.
*La pregunta inicial
La directora y guionista Halina Reijn aprendió de su compatriota Paul Verhoeven –con quien trabajó como actriz en El libro negro (2006)– que el germen de la realización de una película estaba en una pregunta. En el caso de Babygirl esa interrogante es la siguiente: “¿Es posible amar cada parte de mí?”.
Ese planteamiento –ligado a una reflexión sobre la bestia que habita en cada persona– lleva a que todas las preguntas y contradicciones estén en el interior de Romy, no en los personajes que la rodean ni en las circunstancias que enfrenta. Es el punto de inicio para una cinta en que el marco de thriller sexual es un vehículo (un caballo de Troya, según Reijn) para desarrollar una serie de inquietudes más amplias.
*Una Nicole Kidman formidable
La actriz australiana no es nueva corriendo riesgos. De otra forma, no habría hecho largometrajes como Todo por un sueño (1995) y Dogville (2003). Pero esta vez, según ella misma ha admitido, ha expuesto una parte de sí misma “que es muy privada”.
La estrella está impecable interpretando a un personaje que expresa su crisis a través de los gestos y las miradas, y mediante la liberación de su lado reprimido iniciando una aventura romántica con un hombre más joven. Kidman soporta los planos cerrados y entiende el torno que le quiere imprimir la directora, un thriller que tiene un componente sexual, pero también humor negro.
*La perspectiva femenina
Babygirl tiene como referentes a títulos como Bajos instintos (1992), Propuesta indecente (1993) y La secretaria (2002), películas eróticas sobre lo prohibido y las dinámicas de poder que Hollywood parece haberse olvidado de hacer.
Halina Reijn juega con los estereotipos y los lugares comunes de ese tipo de filmes (hay una secuencia musicalizada con Never tear us apart, de INXS, que parece sacada de una producción de esa época), pero sobre todo está interesada en profundizar en su protagonista. En su capa más superficial, Romy está insatisfecha con su vida sexual, pero, en el fondo, atraviesa una crisis existencial en que se cuestiona su rol como jefa, como madre y como pareja. Eso pone en un lugar secundario a las figuras masculinas, tanto a su esposo como a su amante.
*Más sugerente que explícita (y con humor negro)
La película comienza y termina con escenas íntimas, y a lo largo de la historia hay varias secuencias acaloradas. Sin embargo, es más sugerente que escandalizadora. Halina Reijn prefiere los planos cerrados para las escenas de sexo (apostando por el fuera de foco) y confía en que una escena de un vaso de leche es más expresiva que un plano más gráfico. Astutamente, la directora le imprime una capa de humor negro que la vuelve más sobria que rimbombante.
*Un chileno a cargo de la música
Halina Reijn observó cierto parecido entre el tono que quería imprimirle a Babygirl y la cadencia que tiene The White Lotus, la serie de HBO que explora la capa más salvaje del ser humano. Admiradora de la sátira creada por Mike White, decidió contactar al músico que compuso su score: el chileno Cristóbal Tapia de Veer.
El artista realiza un trabajo tan ecléctico como en esa producción, incluyendo piezas sostenidas en el piano y otras en que prevalecen los jadeos humanos y las percusiones. Actualmente es parte de la “lista corta” de los Oscar.
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