Detrás de la Lluvia: así se filmó la película final de Valeria Sarmiento

La última vez que Valeria Sarmiento había filmado una cinta de ficción en nuestro país había sido hace casi dos décadas. Fue en el segundo semestre de 2007, cuando reunió a un voluminoso elenco encabezado por Sergio Hernández y Claudia Di Girolamo para rodar una ácida comedia que se enmarcaba en los días previos a la conmemoración del asesinato de un líder socialista conocido como “La voz del pueblo”. Dirigida por ella y escrita por Ráúl Ruiz, su esposo, la película llegó a los cines nacionales con el título Secretos.

Luego se concentró en esfuerzos de distinta naturaleza. Su obra creció con Las líneas de Wellington (2012) –un proyecto de época que aceptó realizar en Portugal a modo de homenaje a Ruiz, fallecido en 2011–, El cuaderno negro (2018) y un par de series de televisión, dos de ellas grabadas en territorio local: Diario de mi residencia en Chile: María Graham (que también se transformó en largometraje) y Casa de Angelis.

Entre noviembre y diciembre de 2024, en el litoral central y en la zona sur, Sarmiento saldó una deuda pendiente consigo misma: Detrás de la lluvia, una historia inspirada en sus recuerdos en Valparaíso y que tiene un marcado acento femenino. Tras años intentando sacar adelante la idea, finalmente pudo materializar la producción con un reparto encabezado por Paula Prado, Aline Kuppenheim, Shlomit Baytelman y Cristián Arriagada.

Si Secretos ironizó sobre el doble estándar del chileno y la transición del país, Detrás de la lluvia es tanto un ajuste de cuentas con su memoria como un homenaje al mundo de las películas, un universo del que se enamoró a temprana edad gracias a la contundente cartelera porteña y al entusiasmo de sus padres por la pantalla grande.

“Digo que es un homenaje al cine, porque en el film la protagonista, una niña, va al cine y ve Las zapatillas rojas, de Powell y Pressburger, el primer film que yo tengo recuerdo de haber visto en compañía de mi madre”, explica por escrito desde París.

Filmada en un elegante blanco y negro, la cinta gira en torno a Sofía Belmar (interpretada por Prado), una profesora de psicología de la Universidad Austral de Chile que viaja por un tiempo a Valparaíso a completar una pasantía. Su retorno le permite volver a compartir con su abuela, Dora (Baytelman), con quien iba al cine regularmente en su niñez. Al mismo tiempo, la noticia del crimen de una niña en la ciudad la conmociona y remueve un trauma de juventud.

Según indica un texto compartido por la producción, “los acontecimientos del presente van detonando recuerdos de infancia, a medida que descubre sucesos silenciados en la historia de vida de su madre y su abuela, que inciden directamente en el cotidiano y la relación actual de las mujeres de tres generaciones”.

Es una mezcla de drama y thriller policial en que también intervienen un detective (Daniel Muñoz), una fiscal (Chamila Rodríguez) y un joven llamado Julio (Cristián Arriagada). Además, la versión más precoz de la protagonista es interpretada por Clara Vargas Arellano y la mamá, Adriana, es encarnada por Aline Kuppenheim. A ellos se les unen Julio Milostich, Ingrid Isensee, Arturo Rossel, Samuel González, Daniela Pino, Max Meriño y Cristián Jiménez, entre otros.

Aunque en un comienzo se consideró que el rodaje se desarrollara íntegramente en la Quinta Región, al final, por motivos de producción, sólo grabaron la primera semana en su ciudad natal y el resto en Valdivia.

“El puerto de Valparaíso no podía faltar en el film porque me crie ahí, recorriendo sus cerros, yendo al cine. Sus cines hicieron mi cultura cinematográfica. Eran Metro, Velarde, Victoria, Real, Colón, Brasilia, Valparaíso y Condell (uno de los últimos que resiste)”, plantea.

Y destaca: “Filmar en Valdivia fue un acierto, no solamente porque llueve y tiene que ver con el título de la película. Es una ciudad que se siente amable. En ese sentido, se parece a la ciudad de mi infancia”.

Esas son decisiones que tomó en conjunto con Chamila Rodríguez, la productora ejecutiva de la cinta a través de Poetastros, la misma compañía responsable de recuperar y finalizar tres largometrajes chilenos de Raúl Ruiz (La telenovela errante, El tango del viudo y su espejo deformante y El realismo socialista, conocidas en conjunto como como trilogía Ruiz-Sarmiento y disponibles en la plataforma MubI). Si bien en 2022 Detrás de la lluvia obtuvo el Fondo Audiovisual, tardaron un tiempo en conseguir los apoyos restantes para afrontar el rodaje.

“Hacer cine en Chile es muy complejo y es necesario contar con el financiamiento coherente para todas las etapas de una película: preproducción, producción, postproducción y distribución”, sostiene la realizadora y actriz, quien percibe una plena conexión entre las dos ciudades en las que trabajaron. “Las aguas conectan Valparaíso y Valdivia. Son los reflejos de la memoria abstracta que se inscribe en Detrás de la lluvia. Las universidades y los patrimonios conectan también”.

Rodríguez, quien había trabajado como intérprete para Sarmiento en títulos como Secretos y Casa de Angelis, esta vez desempeñó un doble rol, encarnando a la fiscal Laura Lira en la historia y ocupándose de todos los asuntos del proyecto. “Nuestra relación con Valeria es desde una complicidad artística y creativa muy potente, siempre fui su actriz en sus películas y series de televisión. Creo que interpretar a un personaje mientras estaba liderando toda la producción ejecutiva y general es lejos lo más difícil que me ha tocado realizar. Un trabajo de sobreexigencia y mucha concentración. Un aprendizaje increíble”, sintetiza.

En tanto, la realizadora de Huellas (2023) contó con un viejo conocido en la dirección de fotografía: Acácio de Almeida, reputado y veterano realizador portugués con el que ya había colaborado previamente. “Me siento cómoda con él, tiene una sensibilidad muy acorde con el mundo femenino. No es por nada que en los más de cien films que ha fotografiado muchos hayan sido con directoras mujeres”, afirma Sarmiento.

En diciembre de 2021, cuando el largometraje aún luchaba por volverse una realidad, falleció el escritor Omar Saavedra Santis. Sarmiento perdió a un colaborador valioso en proyectos anteriores y al autor del guión de Detrás de la lluvia. Luego la fatalidad apareció de nuevo: en octubre pasado, poco antes del comienzo del rodaje de la cinta, murió el compositor Jorge Arriagada. Tenía 81 años y una generosa obra consagrada al cine, incluyendo una próspera colaboración con Raúl Ruiz.

Como en tantas otras ocasiones (Amelia López O’Neill, El desconocido de Estrasburgo, El cuaderno negro), estaba presupuestado que participara en la nueva película de la realizadora chilena. De hecho, alcanzó a dejar lista una composición y a mostrársela.

Según detallan, ese tema abrirá la historia y del resto de la musicalización se encargará Nicolás Ahumada, joven artista formado en la Universidad Católica que se transformó en compositor residente de la Orquesta de Cámara de Valdivia (OCV) en 2024. Previa sugerencia de Chamila Rodríguez, Sarmiento y la productora asistieron a una de sus presentaciones en el Aula Magna de la UACh y se convencieron de que era la persona idónea para terminar la labor iniciada por Arriagada.

“La música que compuso Jorge es un tema precioso y profundamente nostálgico. Lo creó especialmente para la película y se lo entregó en mano a Valeria antes de fallecer. Por eso, tiene un significado muy emocional, además de ser una pieza musical muy bella”, señala el músico nacido en Santiago en 1997.

Y agrega: “Es un tema muy sencillo, austero. De hecho, la primera vez que lo escuché (sin haber leído el guión) me pareció demasiado austero y me preocupé un poco por lo que iba a hacer con tan poco material. Pero entendí que Jorge percibía la película con mucha sutileza, casi minimalista. De alguna manera, este tema establece la tónica emotiva de toda la película: cómo la música debe acompañar la imagen de forma sutil y no tan protagónica. Mi interpretación es que la música debía ser como un fantasma que acompaña una historia relacionada con la memoria y la vulnerabilidad de la infancia. Está, pero no está. Aparece y desaparece”.

Ahumada cuenta que todo progresó con velocidad. Tras leer el guión y conversar un par de veces con la directora, pudo ver un primer corte del largometraje en las oficinas de Poetastros, entendiendo con precisión cuál era su tarea. “Además de aspectos más técnicos y conceptuales, por ejemplo, con Valeria llegamos a la idea de la cajita musical como un concepto importante para la música. Representa la infancia y, por lo tanto, la nostalgia”, especifica.

Sarmiento, satisfecha con el resultado, ha llegado a comentar que Ahumada se transformó en “nieto” de Jorge Arriagada. Una afirmación que el aludido recibe con gusto. “Siento que, más allá de la metáfora, lo que quizás quiso decir es que logré conectar naturalmente con la sensibilidad de Jorge (...) Creo que hubo un proceso de simbiosis importante. Si bien no intenté imitarlo, traté de abordar su música desde decisiones artísticas que yo mismo tomaría”, expresa, junto con añadir que “el equipo estaba muy sensible, pero también muy determinado a sacar esto adelante. Entonces llegué dispuesto a aprender y con mucho respeto hacia el espacio que yo venía a suplir”.

La música de la cinta fue grabada la semana pasada en la capital de la Región de Los Ríos. Un proceso en que la Orquesta de Cámara de Valdivia estuvo liderada por su director artístico, Rodolfo Fischer, y la reconocida ingeniera en sonido Loretta Nass. Según declara Ahumada, “además de ser músicos profesionales que interpretaron la música de manera impecable, conocen mi lenguaje y las sonoridades que me interesan. Gracias a eso, grabamos la música en solo media jornada, y la experiencia fue muy agradable para todos”.

La película, actualmente en etapa de montaje (a cargo de Galut Alarcón), por ahora duraría cerca de hora y media, y apunta a un estreno en festivales internacionales durante 2025. “Nos encontramos imbuidos en los inicios de la postproducción de sonido e imagen. La idea es que en marzo de este año tengamos el corte para envío a estreno mundial y nacional”, adelanta Rodríguez.

¿Y luego? En las semanas previas al inicio del rodaje, Detrás de lluvia se presentó como el trabajo final de Sarmiento, su despedida del oficio en que acumula más de cinco décadas como directora, montajista y guionista. Consultada por Culto, la cineasta mantiene la idea y menciona las recientes pérdidas de sus estrechos colaboradores como uno de los motivos.

“Cuando comencé el film estaban vivas dos personas muy importantes para la película: Omar Saavedra Santis, mi guionista, y Jorge Arriagada, el músico de casi todos mis films. Da para reflexionar”.