Crisis de fe: Cónclave y una de las actuaciones más descollantes de Ralph Fiennes

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Crisis de fe: Cónclave y una de las actuaciones más descollantes de Ralph Fiennes

En el filme del director Edward Berger, un thriller sobre la elección de un nuevo papa, se multiplican los secretos, las especulaciones y los giros dramáticos. Al centro de todo está el cardenal Thomas Lawrence, un personaje con el que el actor inglés vuelve a demostrar su porte y contundencia. La película ya está en los cines chilenos.


Entre 1997 y 2024 Ralph Fiennes sumó varias actuaciones merecedoras de una nominación a los Oscar. De inmediato aparecen en el recuerdo el perturbado protagonista de Spider (2002), el diplomático de El jardinero fiel (2005) o el conserje de El Gran Hotel Budapest (2014).

Luego surgen otros papeles que quizás tuvieron menor repercusión: el villano de Escondidos en Brujas (2008) o el representante musical de A bigger splash (2015). Y no habría sido un disparate que fuera considerado por su actuación de Voldemort en alguna de las cinco cintas de Harry Potter que hizo.

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Foto: Courtesy of Focus Features.

En ese intervalo de tiempo también participó en un filme que ganó el Oscar a Mejor película (Vivir al límite, de Kathryn Bigelow) y en dos aspirantes al mismo galardón (El lector, de Stephen Daldry, y El Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson).

A pesar de la calidad de su filmografía, ninguno de esos trabajos llamaron la atención de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, el organismo a cargo de entregar los Oscar. La tercera candidatura de su carrera llegó recién este año y por un trabajo inapelable: Cónclave, el largometraje en el que encarna al cardenal a cargo de liderar la selección de un nuevo papa después de la repentina muerte del anterior.

Dirigida con mano firme por el alemán Edward Berger (Sin novedad del frente), la cinta transcurre íntegramente en el Vaticano, en los salones y pasillos donde los 113 cardenales deben estar encerrados hasta escoger al sucesor del santo padre. Lejos de ser una instancia fluida y apacible, el proceso está plagado de elementos tensos y sorpresivos. Es un verdadero tablero de ajedrez y todas sus piezas desempeñan un rol diferente: el cardenal liberal, el reaccionario, el tradicionalista, el arrogante y la hermana Agnes (papel a cargo de Isabella Rossellini).

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Foto: Philippe Antonello/Focus Features. © 2024 All Rights Reserved.

A la cabeza de todos está Thomas Lawrence, un religioso atribulado por su propia crisis de fe y por la aprensión de que hay fuerzas siniestras operando en las sombras. Conforme avanza la película, se agregan elementos que complejizan la historia, pero el centro sigue estando en el personaje de Fiennes, deteniéndose en sus dudas, en sus miradas, en sus silencios. Y a medida que se acerca el final su actuación interna se agiganta, erigiéndose como una de sus mejores interpretaciones en la pantalla grande.

El actor inglés tardó tres días en leer el guión escrito por Peter Straughan –a partir de la novela de Robert Harris– y aceptó casi de inmediato. Le gustó cómo estaba estructurado y los temas que abordaba. Aunque no es practicante, se considera a sí mismo una persona que se pregunta constantemente sobre la fe. El principal motivo es que su madre era una católica comprometida y que algunos de sus familiares han sido sacerdotes y teólogos.

Durante el proceso de preparación de Cónclave decidió conversar con algunos religiosos, con el fin de acercarse a entender lo que implica tomar votos. “Conocí a personas de gran fe, gran bondad e integridad que me hablaban sabiamente sobre la Iglesia. No me encontré con ningún partidista ni con ninguna actitud defensiva y eso me resultó útil”, explicó en octubre en el Festival de Cine de Roma.

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Foto: Courtesy of Focus Features.

En tanto, en entrevista con The Guardian aseguró: “Por supuesto, la Iglesia católica ha hecho cosas terribles. Está llena de rincones retorcidos y oscuros, pero todas las estructuras de poder van por ese camino. Creo que el precepto de fe une a las personas y da a las comunidades un sentido de coherencia”.

Fiennes se ha negado a seguir los ritos clásicos de una campaña de Oscar: participar en eventos, dar múltiples entrevistas y hacer lo que sea necesario para permanecer en la conversación y subir sus bonos en la carrera por la estatuilla dorada. Esa resistencia a ejecutar el modelo típico de promoción ha disminuido sus posibilidades de ganar el premio, una carrera que actualmente lideran Adrien Brody (El brutalista) y Timothée Chalamet (Un completo desconocido). Pero un eventual triunfo no sería un despropósito: su cardenal Lawrence es una de las mejores pruebas de su porte y contundencia.

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