Fabrizio Copano: “Me da lata ponerme a hablar de Hermosilla o Cathy Barriga. Nunca más voy a hacer chistes políticos”

FABRIZIO COPANO
Fabrizio Copano: “Me da lata ponerme a hablar de Hermosilla o Cathy Barriga. Creo que nunca más voy a hacer chistes políticos”

El exitoso comediante chileno afincado en EE.UU. abre una nueva etapa de su carrera; acaba de grabar su primer especial de comedia en inglés y volverá a participar en el importante evento Just for laughs. Además se apresta para una nueva gira por Chile donde mostrará nuevo material. Antes, en entrevista con Culto charla sobre el oficio del humor, los consejos a George Harris para Viña, la cultura de las pifias y su análisis de la experiencia televisiva de El Antídoto, de la que no se arrepiente.


En una sola noche, Fabrizio Copano (Santiago, 1989) puede contar el mismo chiste y obtener distintas reacciones. Es algo normal en su agenda en EE.UU., donde suele hace uno a tres shows shows en una jornada, en distintos puntos de la misma ciudad. La alternancia le permite probar ideas, calibrar a las audiencias e ir puliendo sus rutinas.

“Voy cambiando cosas, alterando palabras, buscando cosas nuevas -dice a Culto vía Zoom-. Cambia mucho por barrio, por ejemplo, en Nueva York es muy distinto hacer algo en Bushwick, que es un barrio muy latino, muy alternativo, mucho más joven, que hacer algo por el Upper West Side, que es un barrio judío, de gente mayor, de familias. La ciudad cambia mucho dependiendo dónde estés. Entonces, también cambian los tonos, cambian las reacciones. Es muy interesante, en la misma noche tú puedes contar el mismo chiste y tener distintos tonos dependiendo dónde estás”.

Por lo mismo, aquello impone ciertos desafíos. “Hay que estar muy conectado con el presente, además de estar vivo en otro lenguaje. Yo creo que ahí está la frontera mental más compleja, de estar completamente conectado con la reacción y saber responder al paso y no asustarse con cualquiera sea la reacción”.

FABRIZIO COPANO
Fabrizio Copano

La situación se ha vuelto una constante para Copano, quien ha hecho carrera en el país del norte desde fines de 2016. Hasta ahora, ha logrado presentarse en variados espacios y trabajar con una diversidad de gente vinculada a la comedia en varios formatos. Por lo mismo, esta temporada volverá a ser parte del festival Just for Laughs, el mayor evento del rubro en Norteamérica, donde se presentará y con un show en español, el próximo 16 de febrero en Biltmore Cabaret, de Vancouver.

Se trata de un festival que agenda presentaciones en diversos puntos de la ciudad, entre comediantes consagrados y emergentes. Para estos últimos está la categoría New faces, en la que Copano se presentó en 2022. Un hito en su carrera, ya que ese show le permitió generar el lazo para su posterior participación en el late de James Corden. Esta vez, a Copano se le agendó como un consagrado. “Ahora me invitaron con mi show propio en español y la buena noticia es que ya está sold out, se vendieron todos los tickets el martes por la tarde. El viaje va a ser algo muy corto, voy solo a hacer el show, estaré en Vancouver menos de 24 horas”.

No es la única novedad de Copano en EE.UU., pues en diciembre grabó en Brooklyn su primer especial de comedia en inglés, lo que le permitió firmar con el sello de comedia 800 Pound Gorilla para la distribución. “Yo venía conversando con ellos hace un rato y todavía no habíamos llegado a puerto, pero fue mi agencia la que me dijo: ‘tenemos esta conversación aquí’. Antes, los caminos para un comediante eran los mismos, iban al Tonight Show, se hacían famosos, luego giraban y morían de sobredosis en Las Vegas. Ahora hay muchos más, lo que hacen en 800 Pound Gorilla, es que graban especiales y los venden a distintas plataformas. Pero también los cortan en pedacitos, los ponen en su canal y los monetizan. La idea es salir este año, se supone que en abril. Pero este especial de una hora en inglés, que era uno de mis objetivos en la vida, me tiene muy contento y orgulloso”.

-¿Cómo creas tus rutinas en inglés, siendo que no es tu lengua materna?

-Hay chistes que escribo en español y después los termino en inglés, hay chistes que derechamente los pienso en inglés. Hay cosas que tomo en el escenario, empiezo de una forma y van mejorando hasta que digo ya, esto es. Después las cuento en Chile, les cambio de forma y también quedan para Chile. Pero siento que ya no veo mucho la frontera entre una cosa y la otra, no es que me siento a escribirlo en inglés, es mucho más en el escenario, buscando las palabras, viendo cómo le va funcionando al público.

-Entonces de cierta forma, gringos y latinos se ríen de lo mismo…

-Yo creo que lamentablemente el mundo se ha achicado y yo creo que los problemas se han universalizado. Por ejemplo, lo del Tren de Aragua es un problema en Chile, pero también en Nueva York, también en Boston, también en Wisconsin. Entonces, ya no hay que explicar el Tren de Aragua en Temuco y en Milwaukee. Se entiende perfectamente.

-¿Has incluido referencias a la inmigración en tus rutinas, ahora que regresó Donald Trump a la presidencia?

-Es bastante reciente y en los shows lo voy incorporando en un par de cosas nomás. Tengo un par de chistes sobre eso, pero creo que está cambiando minuto a minuto. Esta forma avasalladora con la que entró Trump, como que todavía estamos por ver cómo la gente responde; la gente votó por él, pero también es muy agresivo, ha cambiado el tono y no sé cómo va a cambiar en un mes o dos meses. Y como comediante, claro, yo tengo unos chistes en que digo ‘¿hoy hay otro inmigrante acá?, vamos a ser deportados en dos semanas, así que robémonos las mesas, da lo mismo’. Pero en el sentido de que es un chiste que en dos semanas más podría no funcionar o podría ser otro. La brújula está así en este tema. Entonces todas las noches quiero buscarlo, y a eso me dedico.

Además de sus propios shows de stand up comedy, Fabrizio Copano trabaja en proyectos de series de comedia. Hoy está avanzando en dos a la vez, aunque con los tiempos de largo aliento propios de esa industria. “Con un amigo que se llama Steve Healey estamos en el desarrollo de la idea de una serie que por el momento, es una comedia, esto puede cambiar. Siempre hemos querido hacer algo juntos. Estamos, recién tirando ideas, trabajando un documento y espero que llegue a algún puerto”. Por otro lado, trabaja en un proyecto para la productora de Trevor Noah, el comediante que acaba de conducir los premios Grammy. “Ellos me llamaron para desarrollar la idea de una serie. La vengo trabajando hace un año, va muy avanzado. Pero todos esos proyectos son tan lentos que uno va trabajando por el día a día nomás”.

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Aunque el año pasado la plataforma Prime Video publicó su especial desde el Teatro Caupolicán, el comediante asegura que prefiere darle rodaje en vivo a su nueva rutina, por lo que descarta por ahora, un producto similar.

“Es un material del que estoy muy orgulloso. Siento que tiene todavía mucho potencial para crecer. Siento que logré algo que es súper universal, que logra hartos desafíos que yo quería lograr. Por ejemplo, es un material que no toca nada político, nada contingente. Puede durar mucho tiempo porque no toca nada que está en el ahora, es mucho más personal. Me parece que, como he visto en la reacción del público, genera mucha más risa por minuto de lo que he hecho antes. Entonces prefiero girarlo al menos un año, antes de mostrarlo en algún lugar”.

-¿Por qué esa decisión de sacar lo más contingente y político de tu rutina?

-Yo me he dado cuenta que lamentablemente estamos en un momento tan extraño donde por mucho que uno explique todo lo que piensa, al final lo que permea es eso y como que tiñe todo el resto del material. O sea, yo veo mi rutina de Viña, tendrá unos tres minutos, máximo ocho, de chistes sobre política, y el resto, para mí son mucho mejores chistes, más entretenidos, lo pasé mejor contándolos. Pero como que queda esa sensación que yo fuera casi el Palta Meléndez. Claro, eso genera más titular, más ruido, y me dije quizás estoy opacando chistes que les pongo mucho más cariño, mucha más construcción. Y también, para ser honesto, porque quizás no me interesa tanto. Yo siempre me guío por lo que me interesa y cuando lo otro me deja interesar como que va decreciendo. Me da lata ponerme a hablar de Hermosilla, de la Cathy Barriga, como que no me nace. Creo que está todo dicho. Yo creo que nunca más voy a hacer chistes políticos, bueno, uno nunca sabe. Pero posiblemente.

Por lo pronto, Copano se alista para girar por EE.UU., pero también por Chile. Vendrá al país en abril, donde ya tiene fechas confirmadas en Osorno, Valdivia y Chiloé, más el Teatro Nescafé de las Artes, con un show muy particular. “Vamos a seguir con ese nuevo material y además un par de cosas que estamos inventando que me tienen muy contento. Creo que la gente ha visto muchos comediantes chilenos y es un momento para innovar. Entonces se nos ocurrieron un par de cosas de innovación dentro del show que tienen que ver con videojuegos, un elemento en pantalla que queremos agregar. El show tiene una hora de material muy bueno y luego de eso viene esta otra media hora a 45 minutos más de esta innovación que queremos hacer sobre el escenario”.

Del Festival de Viña a la cultura de las pifias y El Antídoto

Fue hace dos años, cuando Fabrizio Copano presentó una exitosa rutina en el Festival de Viña. Pero debió sortear un momento complejo; antes de salir a escena, el “Monstruo” pifiaba con furia para pedir el regreso de Christina Aguilera, quien abrió esa noche del jueves 23 de febrero de 2023. El comediante escuchó todo desde la cama que se había montado como parte de la escenografía. Cuando comenzó la rutina no lo dudó y salió decidido, finalmente logró salir airoso con una presentación que tuvo hasta a Los Bunkers en el momento final.

“Lo primero era mantener la humildad, porque me acordaba que a la gente le carga cualquier tipo de soberbia en ese contexto, tipo ‘oye si ya se fue Christina Aguilera’. Lo otro, tampoco nombrar al artista que se fue, no decir Christina Aguilera nunca. Y tercero, pensaba que había que traer otra energía. Entonces, decidí salir con la mayor fuerza posible, por eso salí al escenario así y corrí. De hecho, estaba con unos zapatos que eran muy incómodos para correr, no sé como lo hice. Grité con toda la energía posible como para cambiar la actitud del público y funcionó. Yo le tenía mucha fe a los chistes, igual. Yo sabía que si ponían atención, si entrábamos, estábamos bien. Pero igual Viña es una lotería”.

-¿Te comentaron esa rutina en EE.UU.?

-Curiosamente, la gente acá no conoce lo que pasa en el Festival de Viña, pero conoce el Festival de Viña. Me pasaba algo muy curioso con mi hijo, que va a una escuela pública acá en Nueva York y en esa escuela pública va mucha gente latina, mexicana, puertorriqueña. Y mi esposa ha hecho como un pequeño grupo de amigas con los apoderados y ellos sí me comentan mucho eso, de que fuiste al Festival de Viña o te vimos en el Festival de Viña. No siguen el día a día de Viña del Mar, pero sí les aparecen los clips, sí lo comentan, sí lo conocen. Mucha gente también me ha comentado lo del venezolano ¿oye y qué va a pasar con George Harris en Festival de Viña?

Fabrizio Copano
Foto: Dedvi Missene.

-¿Lo conoces a él? Trabaja en Miami…

-Lo conozco, hace algunos años abrí un show de él, como en 2017, por ahí.

-¿Y qué te parece en su labor como comediante?

-Yo le escribí un mensajito cuando supe y cuando vi también toda esta reacción, deseándole lo mejor. También, voluntariamente, le ofrecí cualquier ayuda de traducir una palabra al chileno, algún concepto que no maneje. Y me mandó un mensaje muy cariñoso, yo tengo una muy buena relación en general con él, porque no puedo con que a un comediante le vaya mal, me parece demasiado doloroso. Y siento que él la tiene difícil; primero, el contexto, sería absurdo negar de que hay un tema con Venezuela, y no solo en Chile. Como dije, en todos lados ha habido una conversación con los venezolanos que está muy caliente. Y por otro lado, está el tema de las palabras; yo creo que de verdad es lo más complejo que él tiene, porque él es muy local. De hecho, él mismo en su biografía pone comediante folclórico, porque él es folclórico venezolano. O sea, él habla como habla una mamá, una tía venezolana, y se nota que es muy del dialecto y le sale muy divertido, conecta muy bien con esa forma de ser. Ahí depende de muchos factores que él no puede controlar, pero me imagino que con la inteligencia y los años de escenario, algo pasará. Ahora, yo creo que si hay pifia, yo creo que es más posible que los chilenos quedemos mal que él quede mal.

-Hay un tema con las pifias, ha pasado en el último tiempo con gente como Juan Pablo Flores en Las Condes, con Yolanda Carmín en Olmué. ¿Eso se ve en EE.UU.?

-El gringo es más de ignorar. Igual he visto reacciones agresivas del público, de que insultan o gritan, generalmente hay seguridad que se los lleva. Pero si no le gusta es silencio nomás. El silencio puede ser más doloroso para un artista, que te ignoren completamente es bien fuerte, y yo creo que es suficiente castigo para un mal show. Pero no sé, es muy fea la pifia, yo creo que habla muy mal de nosotros estar pifiando, es bien cobarde también. Por último, en Viña ya todos sabemos que es parte del pack, pero…¿en Olmué?¿En Las Condes? Como que ya no hay escenario donde probarse, no hay un lugar donde donde tratar y donde poder fallar como con un poquito de holgura.

Además, lo que me pasó, es que yo encuentro que esto de ir en contra de la gente que falla me parece contraproducente. Me parece que si castigamos a la gente que se equivoca de esta manera, ¿quién se va a atrever a tomar riesgo? Nadie. Nadie se va a atrever a tomar riesgos. Entonces, yo creo que hay que invitar a la gente a fracasar más seguido. Las mejores cosas de la humanidad han salido después de grandes fracasos, ¿cachái? Entonces, ¿qué es esta cultura como de castigar al fracaso de forma tan punitiva? No sé, ahí es donde creo que nos equivocamos en no mirar al fracaso como una oportunidad, en vez de solamente como una huevada casi totalmente criminal.

FABRIZIO COPANO

-El año pasado te vimos acá en la TV con El Antídoto. Ahora que ya ha pasado el tiempo, ¿cómo evalúas lo que fue ese proyecto en el global?

-Fue un proyecto duro. O sea, fue complicado, principalmente porque tenía un peso viajar, un peso físico de tomar un vuelo, grabar tres capítulos, hacer uno en vivo, después volver. Mis hijos estaban muy chiquititos, yo tengo unos mellizos que tenían menos de un año cuando empezamos. Además era un programa que era muy difícil, había que armar un equipo nuevo. Y también como con todo esto de volver a hacer tele, que es un formato que hoy día es para gente mayor, con gente más joven atrás. O sea, estaba Pedro Ruminot, el equipo de El sentido del humor, intentamos meter gente nueva en pantalla, mezclarlo también con rostros más reconocidos para el público que estaba en ese horario. Y claro, como poniéndole la voluntad para que eso cuajara. Era muy difícil, que todos estos elementos en tan poco tiempo…como que se formara algo.

Pero al final del día, si uno no aprende de las decisiones que uno toma, ahí uno se equivoca. Y repito un poco la idea de tomar riesgo nomás. Era un riesgo, aprendí un montón de cosas, todas esas me hacen tomar nuevas decisiones en esta nueva etapa que estoy armando y me tienen muy contento. No me arrepiento de nada más que de haber puesto quizá mucho de mi propio cuerpo en estos viajes. Además, mi viejo estaba enfermo, luego falleció. Lo único que me arrepentiría es de haberme puesto en esto en un momento tan vulnerable, emocional y físico. Quizás si lo hubiese hecho en un momento más con la cabeza, con más espacio mental, hubiese tenido también más capacidad de reacción. Pero nada, así es tomar riesgo y así es jugársela nomás y ver qué pasa. Así que en ese sentido, entretenido.

-¿Cómo te tomabas la crítica de que El Antídoto era ‘humor Ñuñoa’ o ‘humor woke’?

-Bueno, era una crítica que yo creo que estaba incluso desde antes que existiera el programa. Era como que se decidió eso, yo creo que mucho antes, porque si uno se sentaba a ver había de todo. Por eso se llamaba El Antídoto, porque la idea de que podías ver a Álvaro Salas con Lucho Slimming cagados de la risa y dijeras ‘oh, no existe el humor clásico y el humor Ñuñoa, existe el humor nomás’. Y todos nos reímos de un chiste de Álvaro Salas, así como nos reímos de un chiste de Lucho Slimming o un chiste de Paloma Salas. Lo que es chistoso, es chistoso nomás, esa era la tesis. Pero claro, nadie quería eso, sino que querían como que esto es una pelea entre el stand up contra estos. Porque claro, ese es como el tiempo en que vivimos nomás, donde hay que elegir un equipo de fútbol, pero yo no creo en eso y al final del día me da lo mismo.

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