La infidelidad que arrastró a Teresa Wilms Montt hasta la muerte
![Teresa Wilms Montt wsp](https://www.latercera.com/resizer/v2/GMS5J5LAWFEMNGJF3AHK4TJ72A.jpeg?quality=80&smart=true&auth=a42af5062221ca33457d1665db9e0e3e92a15c77b9bf124b7beaf4e515ac4d99&width=1200&height=1074)
Los tormentos amorosos que vivió la autora chilena han sido algunos de los más intensos en el mundo editorial del país. En este 14 de febrero, repasamos una historia donde se cruzan la pasión y la tragedia.
Teresa Wilms Mont, la escritora chilena nacida un 8 de septiembre de 1893 en Viña del Mar, siempre fue una adelantada a su tiempo. Fue, en rigor, la precursora del feminismo en Chile. Durante toda su vida intentó desmarcarse de las normas y dinámicas familiares de la aristocracia.
A los 17 años, sin el consentimiento de sus padres, se casó con Gustavo Balmaceda. Tuvieron dos hijas y la relación fue avanzando hasta llegar al punto en que Teresa se sentía completamente disconforme con el vínculo que mantenía con su esposo. Ante su insatisfacción, encontró el amor en Vicente Balmaceda Zañartu, el primo de su marido.
![Teresa Wilms Montt](https://www.latercera.com/resizer/v2/2ESMHOH7HVGL5CLIEKQOKXM43U.jpg?quality=80&smart=true&auth=18228f21ffb35d5c74c1a92ea2a6649e3483299a85fd1f7913d333db2f00827d&width=790&height=527)
El principio del fin
Desbordada de amor y pasión, la escritora comenzó una relación extramatrimonial con Vicente, Vicho -o Jean, su apodo más íntimo-, y al ser descubierta por Gustavo Balmaceda -con el apoyo de toda la familia de la escritora-, Teresa fue acusada de adulterio, por lo que fue internada sin su consentimiento en un convento en Santiago.
La escritora permaneció ocho meses en el lugar. En el convento Preciosa Sangre, tuvo su primer intento de suicidio. Fue allí también donde se desarropó y escribió sus Diarios Íntimos, textos que dejan constancia del profundo dolor -y vacío- que sentía por estar privada de libertad, muerta en vida, sola, sin sus hijas y sin Vicho, su amor.
“Vicho me ama y esto me hace tan, tan feliz. Anoche hubiera querido ser yo ese perro simpático que se acercó para hacerle cariños. Hasta los animales se sienten atraídos por la irresistible seducción de toda su persona”, escribió Wilms en su diario un día de octubre de 1915.
En su encierro fantaseaba con lo que podría ser su vida si se hubiera encontrado en libertad. “Si algún día tengo la dicha inmensa de compartir mi vida dignamente contigo, Jean, verás que mi cariño es insondable, como las más hondas profundidades del mar. Esta noche te escribiré, no hay tarea más agradable para mí; ¡mañana ese hilito frágil y tembloroso te llenará de paz y amor! Mio dolce, mio caro ben!”.
Pero a medida de que transcurrían los meses, Teresa seguía internada y, según sus relatos escritos en su diario, podía inferir que Vicho lentamente se desencantaba y sus ganas de estar con ella se disolvían.
![Teresa Wilms Montt wsp](https://www.latercera.com/resizer/v2/3KH2WHAVQVFJHGGYA4RTJ4O2WI.jpeg?quality=80&smart=true&auth=d979eb67ffe6f80c1be88d5896765bfbd76fda053ef68fa60f1f8408aa80dbf6&width=790&height=527)
En un intento de rehacer su vida, la autora tomó la decisión de irse del lugar y fue allí donde el poeta chileno Vicente Huidobro, creó un plan para ayudar a Teresa a escapar a Buenos Aires. Y lo lograron.
Fue en la capital Argentina donde Teresa dejó todo atrás y comenzó su nueva vida, inundada de escritura y poesía. Publicó los libros Inquietudes Sentimentales y Los Tres Cantos, que fueron muy bien recibidos por sus pares. La escritora gozaba de reconocimiento en el país trasandino y participó de círculos literarios e intelectuales. También trabajó enseñando idiomas -además de español, sabía hablar francés e inglés-.
Y se enamoró de nuevo. Pero todo terminó cuando el escritor, político y profesor argentino Horacio Ramos Mejía, se cortó las venas y murió en sus brazos. “A la tierra bendita en cuyo / seno reposa mi amor / ¡Dulce Argentina!”, escribió Wilms en su libro Anuarí, refiriéndose a su amado.
Después de el traumático episodio decidió trasladarse a Nueva York, donde sus parajes fueron cada vez más erráticos. Quiso trabajar como enfermera de la Cruz Roja, pero tras verse implicada en un entuerto por ser confundida con una espía alemana, desistió del plan.
Un año después, viajó a Madrid y al igual que en Argentina, se rodeó de personas intelectuales y se movió en sus círculos.
Entre 1919 y 1920, deambuló por varias ciudades de Europa. Gracias a la misión diplomática que llevó a su suegro hasta Bélgica, pudo cumplir su anhelo: reencontrarse con sus hijas, su preciado “tesoro”.
![Teresa Wilms Montt](https://www.latercera.com/resizer/v2/FZVUBZXZGFBILNDJJORV2HRMPE.jpg?quality=80&smart=true&auth=904e01d4c6bba8f4b8960817f5806a1e791151531a25944b5d1414540fff9157&width=790&height=527)
Su infidelidad fue una condena perpetua que la obligó a extrañar y desear intensamente tener a sus hijas cerca. Las niñas le fueron arrebatadas cuando su familia y marido decidieron internarla en el convento.
“Quiero reposar en la tierra solamente envuelta en una sábana o si es posible en un pedazo de tierra de fosa común… / Dejo a mis hijos Elisa y Sylvia todas mis buenas intenciones; es lo único que poseo y mi único tesoro”, escribió Teresa en su diario mientras se encontraba en París.
Desolada, devastada, arruinada -y todos los sinónimos de la profunda pena y desidia que sufría-, el 22 de diciembre de 1921, decidió consumir una cantidad descomunal de Veronal, el fármaco que usaba para conciliar el sueño. A los dos días, falleció en el Hospital Läennec en Francia.
Sus últimas palabras escritas en su diario en español fueron: “Sólo una vez más se filtrará mi espíritu por tus alambiques de arcilla / Vida, fuiste regia, en el rudo hueco de tu seno me abrigaste como al mar y, como a él, tempestades me diste y belleza. / Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. / Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido”.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.