Habla el legendario Adrian Belew, nombre esencial del supergrupo Beat: “La banda es fenomenal, no hay dramas, no hay problemas”
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El 6 de mayo en el Movistar Arena, Adrian Belew y Tony Levin, dos de los responsables de la trilogía de espléndidos discos publicados por King Crimson a comienzos de los 80, se presentarán en Chile acompañados por los titánicos Steve Vai y Danny Carey. Sobre esta experiencia (in)disciplinada llamada Beat, Belew habla con Culto
Cuenta la leyenda que en 1981 Robert Fripp decidió tras siete años de pausa reactivar a King Crimson. La tríada de álbumes esculpidos por aquella encarnación del proyecto, que incluía de remanente a Bill Bruford, vio el arribo de Tony Levin al bajo y Adrian Belew a las filas. Un guitarrista con currículum de sideman excepcional -Zappa, Bowie, Talking Heads- pero, hasta entonces, sin la oportunidad de plasmar ideas propias en una placa. El cuarteto talló en Discipline (1981), Beat (1982) y Three of a Perfect Pair (1984) un sonido deudor del art rock que voló en su momento la cabeza de los por entonces veinteañeros Steve Vai y Danny Carey -futuro baterista de Tool.
Flashforward y 38 años después, en 2019, Adrian Belew (76) propuso a Fripp celebrar los cuarenta años de esta trilogía. “Le dije que me gustaría hacer algunos shows, quería saber si él pensaba que era algo factible. Al día siguiente me mandó por email todas las razones por las cuales él no podía hacerlo”, dice riendo vía Zoom desde Nashville para Culto.
Debiendo prescindir para la gira del hombre del semblante estático y su guitarra imposible, Belew recordó haber leído en alguna publicación que Steve Vai adoraba aquellos discos. No en vano en el mismo 1982 -el año del Beat de Crimson- Zappa puso en los créditos de su álbum Ship arriving too late to save a drowning witch a Vai como impossible guitar parts. “Lo llamé y estaba súper emocionado con la idea y me dijo que le encantaría hacerlo”.
Cuadro a cuadro
Debieron pasar dos años más de espera debido al Covid-19 -y otro año y medio para que Vai completara 18 meses de gira en solitario que tenía pendiente- para poder proseguir con los preparativos. Pero, llegado el momento, esta vez hubo que esperar a Tony Levin que finalizara su gira con Peter Gabriel. “¡Esto es lo que pasa cuando tienes un supergrupo!”, exclama Belew entre risas. “Siempre había tenido en mente a Tony, no podía imaginar esto de otra forma”, prosigue Belew. Para la batería la idea era contar con Vinnie Colaiuta, otro ex miembro de la banda de Zappa. “Sin embargo, Vinnie tuvo problemas de salud repentinos y necesitaba urgente una cirugía de cuello, era algo bien serio, y me dijo que no iba a poder recuperarse a tiempo para participar de una gira”.
Belew esperó a que Tool tocara en Nashville, su ciudad, y se acercó al batero Danny Carey tras el show en persona para invitarlo a formar parte. “Le dije: ‘esto es lo que estoy armando, Danny. Me encantaría que tú fueras el baterista de alguna forma’. ¡Y me abrazó tan fuerte que pensé que me iba a desmayar! (ríe). Se puso muy feliz y me dijo que el tour de Tool estaba por terminar y que le diese unos días para hablarlo con su familia y con los otros miembros de la banda -que son amigos míos, vale decirlo- y tres días después me llamó de vuelta y me dijo “¡Sí!, ¡puedo hacerlo, quiero hacerlo!” Y así es como todo comenzó”.
De esa forma se dio cuerpo definitivo al supergrupo Beat, proyecto que revivirá la música de King Crimson y que debuta en Chile el 6 de mayo en el Movistar Arena (Puntoticket),
(In)disciplina
“Volamos a Los ángeles y estuvimos un día sacándonos fotos, haciendo prensa, y fuimos al podcast más grande de Estados Unidos, con Rick Beato. Fue una locura, se volvió viral, no me lo esperaba para nada. Recuerdo que Rick nos preguntó por cómo iban los ensayos y le dijimos ‘no hemos tocado ni una sola nota. No vamos a ensayar hasta en tres meses más’” (ríe).
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Aprontándose al comienzo de las fechas, el cuarteto ensayó por un mes y estuvo cinco meses de gira por Norteamérica. “Se vendió tan rápido que en varias localidades tuvimos que cambiar a recintos más grandes. La banda es fenomenal porque cada uno está en exactamente la misma página, no hay dramas, no hay problemas, simplemente estamos emocionados de hacer esto. Tenemos el equipo perfecto, es gente seleccionada con las manos; está la perfecta estructura en cuanto a management y el equipo está encabezado por Miles Copeland, nada menos que el manager de The Police”.
-¿Van a expandir esto a la grabación de un álbum como cuarteto?
Nosotros lo vemos de esta forma: entre nosotros cuatro hay períodos cortos de tiempo en los que estamos libres para hacer algo, para tocar juntos. Vamos a Sudamérica en abril; a Asia en septiembre -incluyendo lugares donde no he estado antes como China o Corea del Sur-; después vamos a Australia; luego Europa en el verano próximo; después de eso otra vuelta de shows por Estados Unidos: unos veinte, treinta, cuarenta (risas). Eso es lo que nos propusimos. Después de eso podemos decirnos si queremos hacer música nueva o si era solamente esto. Yo solo te diré lo siguiente: todos acá estamos tan perfectamente sincronizados que sería una lástima no hacer material nuevo.
“Steve y yo hemos hablado de eso. Una vez, él me mostró una idea diciéndome ‘cada vez que toco esto que se me ocurrió te imagino cantando encima y tocando” (risas). Le dije, ‘o sea, ¿quieres que hagamos algo juntos?’, y asintió. Pero no prometo nada. Lo importante es que tenemos esto ahora y es mágico, es algo maravilloso de ver en vivo y es lo que tenemos. No podría estar más feliz, nunca pensé que se transformaría en esto y estoy emocionado de contar con Danny y Steve, porque han hecho suyas estas partes, es el espíritu y las notas de King Crimson pero han puesto sus personalidades, sus pensamientos e incluso las han cambiado en algunas secciones. O sea… Danny Carey no es Bill Bruford (risas). Y está lo esencial, las guitarras gemelas que hicimos con Robert, todo eso, pero hay momentos en que Steve suena como Steve Vai”.
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Habla como elefante
Belew comenzó como baterista y tomó la guitarra a los 16 años para poder sacarse las canciones de la cabeza y mostrarlas al resto de su banda de juventud. “
Me considero más cantautor que guitarrista, pero Frank, David Bowie y los Talking Heads me querían de guitarrista y nadie me quería cantando o escribiendo. No fue hasta que Robert me pidió estar en una banda con él que me dieron finalmente los roles que quería”, sentencia.
El hombre de la guitarra que barrita como elefante confiesa que la transición de enfrentarse al material que hacía Crimson fue un desafío. “Eso era diferente a todo. Robert y yo comenzamos intentando ver cómo tocar las cosas que le gustaban”, dice, mientras tararea Frame by frame. “Porque tenías que tocarlas con él y eso me tomó harto tiempo de ajuste, dos meses o algo, practicando varias horas al día con Robert porque no soy alguien que toca rápido, no soy alguien que es preciso. Soy alguien que le gusta atacar con la guitarra, haciendo ruidos locos y maravillosos”, exclama mientras emula su estruendo en Elephant talk.
“Robert quería que cantara e hiciera mis letras, mis melodías, y pensé ¡¿cómo iba a cantar arriba de esta música?! (risas). Eso fue lo más duro, tomar el fastpicking y convertirlo en canciones. Robert me dio carta libre para hacer lo que quisiera pero, para hacerlo necesitaba cambiar de nota la canción. Entonces Frame by frame hace ese cambio porque yo lo necesitaba para que encajara la melodía. Luego vinieron las letras. Al hacer mis propias canciones yo podía decir cosas divertidas o tontas, canciones de amor, lo que sea. Pero cuando haces letras para King Crimson…(risas) sabes que estás en otro nivel y representando al resto de la banda. Tienes que ser muy cuidadoso con lo que haces y dices. Eso me forzó a ser mejor compositor, mejor letrista y mejor cantante. Ser mejor guitarrista fue algo más natural. Cuando aprendí a hacer lo necesario, tocar esas guitarras dobles, podía volver a ser yo mismo y hacer ruidos de elefantes con la guitarra (risas), esas cosas que hago yo”.
Todo es culpa de los Beatles
Adrian Belew dice haber sido bien fan de los primeros discos de King Crimson, pero nunca haber intentado sacar esas canciones. “
Probablemente estaban más allá de mi habilidad en ese tiempo”, señala. “Cosas como I Talk to the Wind, yo encontraba que eran casi como los Beatles, con todas esas características: las hermosas melodías, las armonías, los cambios de acordes. Eso crecí haciendo yo. Los Beatles fueron mis maestros, cuando yo partí haciendo canciones eran todas robadas de los Beatles (risas)”.
Al unirse a Crimson, Adrian se dio cuenta de que todo es parte de una ecuación. “Hay cosas instrumentales bien densas, únicas, pero también canciones escritas de forma bien clásica. Si tuvieras solo una de ambas no sería King Crimson. Es un equilibrio”.
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