Un Completo Desconocido: cómo la nueva película retrata los años claves de Bob Dylan
![CHALAMET DYLAN](https://www.latercera.com/resizer/v2/G4ZSTH3E2ZHSPMFNJJQEX2LHTU.jpg?quality=80&smart=true&auth=89c05bd3aef91b362080a9f5c7a06d0ced82021f007106206c38f7146250f9d8&width=690&height=502)
El filme que llega la próxima semana al país repasa los años iniciales de Dylan, desde su llegada a Nueva York a su conversión a la guitarra eléctrica en 1965. Culto ya vio el filme y junto a uno de sus principales biógrafos, repasa aquellos años de discos inolvidables. Y detalla algunas importantes omisiones en la historia de un personaje tan fascinante como controvertido.
Faltaba una persona para turnarse en el asiento del piloto. Ahí encontró su oportunidad el joven Robert Allen Zimmerman, quien ya se hacía llamar por su seudónimo, Bob Dylan. Corría enero de 1961, pocos días antes de la toma de posesión de la presidencia por John F. Kennedy, y el joven cantautor había conocido a un estudiante de la universidad de Wisconsin, que se preparaba para viajar a la Gran manzana junto a un amigo. Pero les faltaba un tercero en el automóvil para rotarse en la conducción. Apenas le contaron, Bob no lo dudó y se les sumó.
Dylan estaba obsesionado con la idea de viajar a Nueva York para conocer a Woody Guthrie, un cantautor legendario a quien idolatraba. Hasta entonces era un muchacho de clase media, oriundo de una pequeña ciudad del medio oeste, y que había desertado de sus estudios en la Universidad de Minnesota tras cursar el primer año. Y aunque con 19 primaveras se había metido en una ciudad con una vida tan estimulante como competitiva e implacable, no se dejó amilanar.
Unos días después de su llegada, logró su cometido y conoció a Guthrie, quien por entonces seguía tratamiento para el mal de Huntington en el Hospital de Nueva Jersey. Tal como retrata la biopic, Un completo desconocido, a estrenarse en Chile el próximo jueves 20 de febrero, en aquel primer encuentro Bob cantó para su ídolo (al menos es lo que contó posteriormente). Este, a su vez, le entregó una tarjeta en la que se leía una breve, pero contundente declaración: “Todavía no estoy muerto”.
![CHALAMET DYLAN](https://www.latercera.com/resizer/v2/ZBTLGNDTWNGY3LJ5DMHI7YMGOI.jpg?quality=80&smart=true&auth=be293a4cff58605bd01761ae9bcb1b2609b9a289912b5a5b34350b8ea754a82f&width=790&height=560)
La llegada a Nueva York y el encuentro con Guthrie, marcan también los minutos iniciales de Un completo desconocido, el retrato de aquel período inicial de Dylan, entre 1961 y su convulsa transición a músico de guitarra eléctrica en 1965. Un momento clave que iniciará una de las tantas búsquedas estilísticas que Dylan ha desplegado en su larga y serpenteante carrera.
En el rol del joven Bob Dylan, está Timothée Chalamet (Dune, Call me by your name), uno de los actores más talentosos de su generación. La crítica ha celebrado su interpretación de Dylan, y no es para menos, considerando que se entrenó con profesores de armónica y guitarra, tomó clases de teoría musical, estudió al detalle los gestos y la intrincada manera de hablar del músico y hasta hizo un viaje por carretera para empaparse del mismo espíritu aventurero.
Para Howard Sounes, autor de Bob Dylan. La biografía (Reservoir Books, 2016), uno de los trabajos más documentados sobre la vida de la leyenda, la interpretación del actor está muy bien lograda. “Chalamet suena genial y se ve bien. Me pareció buena su imitación del rápido y balbuceante discurso de Dylan, aunque a veces es difícil entenderlo, incluso más difícil que el propio Dylan”, dice a Culto.
![HOWARD SOUNES](https://www.latercera.com/resizer/v2/73OYQ24KHVAW5LCJRWUSHT36DA.jpg?quality=80&smart=true&auth=ff873d764cb5fb589e45f2093bb1d5fbc68791fee64d701e2f373ee0dd9d8951&width=790&height=1202)
En esos primeros meses en Nueva York, Dylan se movió en el circuito de cafés y locales del Greenwich Village. Era el momento en que los beatniks comenzaban a moverse hacia otros puntos, y en cambio, florecía la nueva escena del folk. Un movimiento que se presentaba más serio y de una fuerte integridad moral, cuyos jóvenes músicos apenas podían permitirse pagar los miserables departamentos en que vivían.
Poco a poco, Dylan se hizo un nombre como un joven trovador, ingenioso y de interesante material propio, lo que le permitirá grabar su primer disco homónimo, en apenas tres sesiones en noviembre de 1961. Como se estilaba por entonces, la compañía Columbia le impuso grabar un repertorio de canciones tradicionales, aunque logró colar dos temas propios, Talkin' New York y Song to Woody, dedicada a Guthrie.
Pero los tiempos estaban cambiando. En octubre de 1962, el mundo contuvo el aliento al desatarse la crisis de los misiles, entre la URSS y el gobierno de Kennedy. Asimismo, comenzaban a desarrollarse manifestaciones por los derechos civiles, lo que movió a Dylan a participar en algunos eventos puntuales. De este período surgió su material más político, como su crítica al complejo militar industrial en Masters of War, o su himno antibelicista A Hard Rain’s A-Gonna Fall, que marcaron sus dos siguientes discos The Freewheelin' Bob Dylan (1963) y The times they are a-changing (1964).
![CHALAMET DYLAN](https://www.latercera.com/resizer/v2/YY4LFNNEDNDNNNBUHYBQQNNE7A.jpg?quality=80&smart=true&auth=6cc95429b2fbc560d7e20f4cf226d8687d27b3d533cf70b857148ea33a01b7f5&width=790&height=539)
Eso levantó una primera impresión de Dylan como un “cantante de protesta”, pero desde la perspectiva de Howard Sounes, el asunto es más complejo. “En realidad, Dylan sólo participó muy brevemente en el movimiento por los derechos civiles, pero las pocas canciones que escribió que se inspiran en ese período han tenido una enorme resonancia a lo largo de los años”.
Una de esas canciones que ganó resonancia fue Blowin’ in the Wind, acaso una de las más célebres de la carrera de Dylan. A diferencia de lo que se muestra en Un completo desconocido, Sounes cuenta que la escribió en un café en abril de 1962, inspirado por la melodía de un antiguo spiritual afroamericano. Pero en su opinión, aquella es una pieza más de la inspirada producción de Dylan en esos días. “Hay docenas de grandes canciones de este período, hay al menos seis en cada álbum desde Freewheelin' hasta Highway 61. Creo que en la película hicieron un buen trabajo al mostrar lo productivo que fue en este período”.
A la que le gustó mucho Blowin’ in the Wind, y la incorporó a su propio repertorio de directo, fue a Joan Baez. Una intérprete del cancionero folk tradicional, que con su bien templada voz de soprano llenaba teatros por sí sola. Conoció a Dylan una noche durante un show en el auditorio Gerde’s Folk City de Nueva York. Y aunque en principio no le llamó la atención, al menos se animó a conocerlo. Luego tendrían un fugaz romance, pero la amistad se mantendrá por toda la vida. Baez, que en la película es interpretada por Monica Barbaro, lo presentaba al público durante sus propios shows, lo que resultó un impulso valioso.
![JOAN BAEZ Y BOB DYLAN](https://www.latercera.com/resizer/v2/DY3MTW7ANZCA5AQORBC2E3EON4.jpg?quality=80&smart=true&auth=83f6a84be729206a61df8926526559aeb0bdac2bbd11909a3cfcbc457c876808&width=790&height=559)
“Dylan y Baez eran muy parecidos a los que se muestran en la película. Ella era la estrella más importante. Él la utilizó como trampolín hasta cierto punto. Ella se enamoró de él y él rápidamente siguió adelante”, comenta Howard Sounes.
La otra mujer clave de aquel período, fue Suze Rotolo. Una cultivada estudiante de arte que leía a Rimbaud y Lord Byron, pero que asimismo tenía una desarrollada sensibilidad política al crecer en una familia de simpatía de izquierdas. Tras conocer a Dylan en un concierto de folk en la iglesia Riverside, se enamoraron y en enero de 1962 comenzaron a convivir en un departamento de West 4th Street. Ella era además activista en un grupo antinuclear y en el Congreso de Igualdad Racial, por ello su influencia fue clave en el cancionero más comprometido de Dylan. De allí a que se le ve caminando junto a él, en la portada de The Freewheelin’. Aunque Sounes, matiza. “Dylan habría sido Dylan si nunca hubiera conocido a Suze. Pero fue una verdadera historia de amor”.
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Pese a que la relación parecía ir bien, la creciente fama y las infidelidades del artista, acabaron por minar la confianza entre ellos, y ya para marzo de 1964, tras una áspera discusión, terminaron de manera definitiva. En Un completo desconocido, el único personaje real que no figura con su verdadero nombre, es precisamente Rotolo, a quien por petición del propio Dylan, se le cambió el nombre a Sylvie Russo, y es interpretada por Elle Fanning.
Pero la película omite a otra mujer que resultó importante en esos años iniciales del músico. “No existe Sara, que se convirtió en su primera esposa. Sara ya estaba allí, como describo en mi libro Bob Dylan la biografía”, apunta Howard Sounes. En realidad se llamaba Shirley Marlin Noznisky, nacida en Wilmington en una familia de inmigrantes judíos polacos. Trabajaba de modelo, y conoció al “bardo de Minnesota” mientras frecuentaba el circuito de cafés del Greenwich Village. Y aunque ella estaba recién divorciada y con una hija, comenzaron una relación hacia la segunda mitad de 1964. Fue la madre de cuatro de sus hijos.
![BOB DYLAN SARA](https://www.latercera.com/resizer/v2/3ZCBDZQPIRCQTGU3D7NMGBSC3M.jpg?quality=80&smart=true&auth=4c67c5d7aa8603e7346a2a80b851ad637eb9729416605b41c750cf85f697bf5a&width=790&height=576)
Aquel era un período en que Dylan había decidido alejarse de la canción protesta. En febrero de ese año, viajó junto a unos amigos en furgoneta rumbo a California, para empaparse de nuevas experiencias. Y no perdió el tiempo. Sentado en la parte trasera con una máquina de escribir portátil, despachó canciones como Chimes of freedom y Mr.Tambourine Man, que lo mostraban en una dirección compositiva diferente (y tiempo después serían grabadas en formato de banda por The Byrds). El recorrido coincidió con la turbulenta primera visita de los Beatles a los Estados Unidos. Una influencia que lo remeció por completo y marcó un cambio estilístico. Escuchar por primera vez I want to hold your hand, en la radio de la furgoneta, fue una epifanía para él. A su vez, los de Liverpool no paraban de escuchar la copia de The Freewheelin’ que se habían conseguido.
![BAEZ DYLAN PELICULA](https://www.latercera.com/resizer/v2/ZCRH32KUW5GDBFISK2VFOFBHYE.jpg?quality=80&smart=true&auth=44b2cdb2c479b79c79e298069f1c71f1c01e3ef8461e675a545e64e0ee81db1c&width=790&height=497)
La historia dice que se conocieron en Nueva York, durante el verano boreal de ese año, en el marco de la segunda visita de los Fab al país. Fue el famoso encuentro en que charlaron, bebieron y fumaron marihuana (y a contrapelo del mito, al menos Lennon y Harrison ya lo habían hecho, pero con hierba de mala calidad). Todo un acontecimiento que generó una influencia mutua, como se puede escuchar en Another Side of Bob Dylan, el disco que publicó en agosto de ese año. “Él estaba atónito por el éxito de los Beatles y demás, y quería un trozo de esa atención pop. Además, era un rockero antes de ser un folkie. Buddy Holly fue su primer modelo. No Woody Guthrie”, aclara Sounes. Eso sí, la película pasa por alto esa influencia y apenas hay una tímida mención a los ingleses.
Como sea, el ánimo de Dylan se volcó hacia crear otro sonido. Comenzaba así la transición del trovador comprometido, al músico inquieto que fusionaba el folk con influencias del rock and roll y el blues. Con una banda de guitarristas, batería y piano, aunque manteniendo la sonoridad acústica, grabó parte del disco Bringing it all back home, publicado en marzo de 1965. Aquel contiene temas clásicos de su discografía como Subterranean homesick blues, Mr.Tambourine Man y Love Minus Zero/No limit. Su sonido, más accesible, hizo que el disco fuese el más exitoso de su carrera hasta ese momento, aunque desató las críticas de los puristas del folk. Pero ya era una estrella que se vestía a la moda, con camisas de lunares, botas Beatle y su melena rizada al vuelo.
![BOB DYLAN](https://www.latercera.com/resizer/v2/6HMOG5UNUBDDNBWNGHPP347NCE.jpg?quality=80&smart=true&auth=3d9f83cebc8643c6b051a12518eabbe1986ed8a2c5dd5200c8075500d2051d04&width=790&height=620)
Dylan llegó a la otra orilla del río en julio de 1965. Los Stones con (I can’t get no) Satisfaction, reclamaban su lugar, y los Beatles pisaban nuevos territorios con Ticket to Ride. Pero cuando los oyentes escucharon el golpe de tambor de Bobby Gregg que abría Like a Rolling Stone, notaron que se abría un nuevo momento. Era un sencillo de largos seis minutos, casi el doble de uno convencional, pero logró una trepidante escalada en las listas. “Parecía menos una composición musical que un intento de rebasar el ámbito del pop”, escribió Greil Marcus en su célebre biografía de la canción. De inmediato se volvió una referencia, y hasta hoy es el tema más popular de Dylan; de ahí que el nombre del filme derive de una de sus líneas.
Con su letra airada y su serpenteante tránsito musical, Like a Rolling Stone es asimismo la canción que abre Highway 65 Revisited, el primer disco que Dylan grabó al completo con una banda electrificada. Una decisión que contrarió a los puristas del folk. Y más aún cuando apenas unos días tras la salida del single, el músico decidió presentarse con una banda completamente eléctrica en el Festival folk de Newport, donde había triunfado como un trovador en los dos años anteriores. Fue un momento pivotal en la carrera de Dylan, al alejarse de la imagen que había de él, y simplemente abrazar sus convicciones.
Aquel show en Newport, la noche del 25 de julio, marca el clímax de Un completo desconocido. De alguna manera, fue el final de la inocencia de Dylan. “Es un momento dramático muy bonito, en términos de la historia. Lo utilicé de forma muy similar en mi libro -apunta Sounes-. Lo que es realmente sorprendente es que este fue solo el comienzo de la historia de Dylan. Luego hizo mucho más y sigue haciéndolo. Me hubiera gustado ver un montaje de avance rápido al final que mostrara al verdadero Dylan en los años 70, 80, 90, etc., hasta ahora”.
Como sea, el filme retrata a Dylan durante un efervescente período musical y presenta los aspectos claves de su personalidad. Así lo cree también Howard Sounes, aunque marca otra omisión. “Me impresionó que Chalamet fuera capaz de retratar la inteligencia, la concentración y la ambición feroz de Dylan, incluso hasta el punto de parecer frío como el hielo, pero me hubiera gustado ver su sentido del humor, que falta en la película. Hay mucho humor y alegría en esos primeros álbumes, más allá de tocar un kazoo. Ese sentido del humor y esa calidez faltan”.
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