De “no tiene carrera de artista visual” a “ella es integral”: el encendido debate en torno a los eventuales “privilegios” por exposición de Mon Laferte
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Cerca de 500 artistas visuales critican que figuras mediáticas como Mon Laferte están desplazando a creadores con mayor trayectoria de muestras y galerías. La exposición "Te amo. Mon Laferte Visual" ha sido criticada por su rápido ingreso a circuitos culturales y el cobro de entradas. Su curadora, Beatriz Bustos, sale en su defensa en entrevista con Culto.
Cerca de 500 destacados artistas visuales han denunciado ser desplazados por nombres como Mon Laferte, en exposiciones, museos y galerías, ya que —según establecen en una carta abierta difundida en distintas plataformas—quienes manejan estos recintos estarían privilegiando la presencia de esta clase de nombres más mediáticos antes que artistas con mayor trayectoria.
Todo se origina por el espacio concedido a la exposición Te amo. Mon Laferte Visual, obra de la cantante chilena, en el Parque Cultural de Valparaíso. Esta se inauguró el martes 14 de enero y se extenderá hasta marzo, en el 3º nivel del Edificio de Difusión del Parque Cultural de Valparaíso – Ex Cárcel, tras pasar por el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
Incluso, en la misiva los distintos firmantes aseguran que el Jefe de Programación del Centro Cultural Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), Alfonso Yáñez, fue despedido por defender la presencia de otras exhibiciones artísticas antes que el protagonismo del proyecto audiovisual de la cantautora que reside en México. Incluso, piden la inmediata restitución en su puesto.
La curadora de la exposición y brazo derecho de la cantante en este proyecto, Beatriz Bustos Oyadenel, explica a Culto que “la potencia y la fuerza más importante de Mon tiene que ver con su capacidad multidisciplinaria. Ella se pasea desde la música, las artes, las instalaciones, los dibujos, la pintura… pero quizás, lo más interesante, es que ella permea con mensajes que empatizan con el público”.
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Derechamente, la carta cataloga a Mon Laferte como una “figura del espectáculo”, que ha sido “privilegiada” por la programación del espacio. El texto sostiene que “hemos sido testigos de cómo estos acuerdos han sido vulnerados cuando figuras del espectáculo, como Mon Laferte, han sido privilegiadas en la programación del espacio, desplazando a artistas previamente programados y reduciendo los plazos de exhibición de sus obras. Este trato desigual no solo precariza a los artistas visuales, sino que también evidencia una gestión que prioriza la conveniencia política y mediática por sobre el compromiso real con el arte y la cultura.”
Al respecto, Bustos responde: “Lo más inaceptable es usar la palabra artista del espectáculo. En el caso de Mon, ella es una artista, no le pondría apellido. Ella sí tiene un nivel que le permite haber pasado por Guadalajara, por Matucana 100 y por el Parque Cultural Valparaíso, que son tres espacios del ámbito de la cultura, no es el Movistar Arena; son tres espacios del ámbito de la cultura. Hoy en día está ella en el Museo Universitario de las Artes de Guadalajara, que es un museo universitario, donde hay teóricos, escuelas de arte y música. Esa institución la valida”.
Bustos se remite a los comentarios del público de esta exposición y a los espectadores de Autopoiética, que estuvo disponible en Matucana 100.
La curadora sostiene que esas impresiones demuestran la resonancia del arte de la música con los públicos. “Las exposiciones de Mon conmueven a los ciudadanos de a pie, que no tienen esta información de estas rencillas y dudas, desconocen como operan las políticas culturales… Esas son las personas que pienso que hay que entrevistar y preguntarles qué les pasa con las obras de Mon”.
La pintora e ilustradora chilena Marcela Trujillo (Maliki), autora de Vanity Fauna—una de las exposiciones más visitadas del Museo Nacional de Bellas Artes en 2024— figura como una de las firmantes de la misiva. “Desde que empezaron a darle espacios importantes a Mon Laferte como artista visual, me pareció muy extraño, porque si bien ella es una artista consumada, popular y famosa internacionalmente, lo es desde el ámbito de la música. Cuando hizo la exposición del GAM, que no fui a ver, porque personalmente no me gusta su trabajo, no entendí por qué le daban a ella un espacio ahí, cuando es grande (el espacio), muy importante y ella no tiene esa carrera de artista visual, como la tienen tantos artistas visuales en Chile. Llevo un montón de años trabajando, como mis colegas también, y tener un espacio es superdifícil, hay que postular a fondos, hay que hacer carrera, uno la suda gorda tratando de llegar a esos lugares”, explica a Culto.
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“Creo que ahí hay un aprovechamiento de parte del gobierno, quizás, y del mundo de las artes visuales, ya sean los que sostienen esos lugares, o no sé quiénes son los que vieron la pasada. Hay un aprovechamiento al ícono de ella, a lo que ella significa como artista internacional chilena famosa, pero que no tiene que ver con su trabajo como artista visual. Esa es otra cosa que ella no ha desarrollado bien”, puntualiza Trujillo.
Sobre como la popularidad de su música le abre puertas en espacios culturales de gran envergadura, la curadora Beatriz Bustos reflexiona: “Su nombre convoca, sí, pero eso es una primera etapa. La adhesión a su obra visual y el impacto que tiene el público con su obra visual, no es porque sea mediático, lo que sucede en la sala es resultado de esa experiencia de arte adentro”.
Para Marcela Trujillo, también resulta extraña la rapidez en que la obra de Mon Laferte ha llegado a dichos espacios culturales. “A los artistas nos llevan cuatro años en hacer una exposición. Tres años, a lo mejor. ¿Cómo ella puede hacer una exposición cada año en un lugar enorme?”, dice la artista, también autora de libros como El diario oscuro (2019) y El viaje de Nina (2014).
Sobre la obra visual de la intérprete de Amor completo, dice: “Es una obra que es muy repetitiva, entonces tampoco es algo que es nuevo. Es siempre lo mismo”.
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El artista Leonardo Portus, en su columna ¿Y si no fuera Mon? Cuando la fama se salta la fila, se pregunta si “¿será que aún se sigue considerando la pintura y el arte visual como un hobby, y no como una profesión, como la música?”.
Para Beatriz Bustos, curadora, señalar que la obra visual de Mon Laferte es un hobby constituye un “desconocimiento de su trabajo”. “Mon es un artista integral como muy pocas en el mundo. Se da la paradoja, también, que tanto Leonardo como Mon son autodidactas. Christian Boltanski también era un autodidacta. Y eso no tiene nada que ver con un hobby. Alguien que pone los tuétanos, las tripas en el que hacer de su obra, como lo hace Mon; más las temáticas que trata, las investigaciones que hace, los encuentros que tiene con señoras vulneradas, con mujeres privadas de libertad, los testimonios que oye para alimentar su obra y su proceso creativo; nadie lo quisiera ver como hobby. Ahí hay un compromiso de ella con la justicia. Ella necesitó más medios. Siempre pintó, siempre trabajó entre medio de sus conciertos, ella me contaba que dibujaba y pintaba estando en el backstage de sus conciertos: era una necesidad vital de su alma. Eso no puede ser bajo ningún punto de vista un hobby”.
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El discutido cobro de entradas
En la columna ya citada, Leonardo Portus cuestiona el carácter pagado de la exposición de Mon Laferte. “La decisión de imponer un ticket de ingreso resulta, cuanto menos, inusual. Actualmente, solo algunos museos privados mantienen cobros similares, aunque con ciertas excepciones de gratuidad”, escribe.
Actualmente, el valor de la entrada general de Te amo. Mon Laferte Visual es de $5.000, para estudiantes y personas mayores el valor es de $2.500. Para niñas y niños hasta 12 años el ingreso está liberado.
Marcela Trujillo comparte la extrañeza en cuanto al cobro de entradas, tónica que se repitió en Matucana 100, centro donde se presentó Mon Laferte: Autopoiética. “Cobrar es muy raro, nunca se cobra por exposiciones, excepto en los museos privados. Matucana 100 no es privado”, dice.
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“Lo más probable es que estemos ante una exposición blockbuster—escribe Portus—, término acuñado en Estados Unidos a mediados del siglo pasado para definir muestras que oscilan entre la cultura y el espectáculo masivo, con un fuerte gancho mediático destinado a atraer público dispuesto a pagar entradas, por lo general, de alto costo”.
“Esa definición es discutida a nivel mundial—responde Beatriz Bustos—. Hay muy pocas exposiciones que logran una convocatoria masiva para el público, un enganche. Hay ciertas artistas que convocan y conectan con la masa ahora, yo eso lo encuentro un acierto y una oportunidad para todo el campo de las artes visuales”.
A Trujillo no le convence la idea de que la exposición de Mon Laferte pueda abrir espacios para el resto de artistas visuales, considerando que su exposición (Vanity Fauna) sí tuvo una convocatoria considerable por sí sola. “Llama la atención del público, les habla de una manera directa y transversal. Si a mí me ocurrió puede ocurrir con otros artistas que tienen trayectoria. No me convence esa justificación”.
“Hay una falta de amor propio, muy propio de Chile—agrega Marcela Trujillo—. Nos cuesta ver el valor de lo que tenemos acá. Si algo sale afuera, si o reconocen en el extranjero, entonces ahora te dan la pasada. A Mon Laferte y el espacio prioritario que le dieron responde a eso, a que hay un lucro, un aprovechamiento de la figura de ella como artista musical, en un mundo que no le pertenece, donde ella no tiene carrera”.
Para la destacada curadora Beatriz Bustos es necesario abrir la discusión y preguntarse si es que “acaso no hay mirada muy elitista en estas reflexiones”. “Nos hacen falta seminarios, encuentros en el sector para debatir esto. Nos falta mucha sororidad y empatía en este campo, una mirada más colaborativa. Valoro los puntos de vista de Leonardo. Hago un llamado a los que están en este sector a crear espacios de diálogo”.
El despido de Alonso Yáñez
Uno de los puntos fuertes de la carta se refiere al despido de Alonso Yáñez Avendaño, quien ejercía como Jefe de Programación del Centro Cultural Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), ex Cárcel. Los artistas visuales firmantes rechazan su “injusta desvinculación” y denuncian que esta responde a la defensa que mostró Yáñez a la programación del recinto frente a la llegada de Te amo. Mon Laferte Visual.
“Denunciamos que su desvinculación responde, en parte, a su firme defensa de los acuerdos pactados con los artistas seleccionados para exponer en el PCdV. En reiteradas ocasiones, Alonso exigió que se respetaran las fechas programadas y los tiempos de exposición comprometidos”, dice la carta.
Contactado por Culto, Alonso Yáñez no se refirió a la desvinculación por temas legales. Y es que el gestor cultural demandó a la Asociación Parque Cultural de Valparaiso por despido indebido y pago de indemnizaciones por los años de servicio - que ascienden a 14 - y por no aviso previo.
Fue el 8 de noviembre de 2024, Yáñez fue notificado de su despido por “incumplimiento grave de las obligaciones que impone el contrato”. De acuerdo a la carta de término de contrato, por parte de Yáñez hubo “una constante desprolijidad en el desempeño de sus funciones” y falta de comunicación con áreas del Centro Cultural.
Ante esas acusaciones, el ex jefe de programación presentó la extensa demanda cuya audiencia preparatoria será el próximo 5 de mayo.
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