Una relación tormentosa: la intensa historia del romance entre Joan Baez y Bob Dylan

Bob Dylan y Joan Baez
Una relación tormentosa: la intensa historia del romance entre Joan Baez y Bob Dylan

Fue breve, pero el vínculo entre ambos cantantes fue bastante significativo. Le permitió a Joan Baez consolidarse y a Bob Dylan ser mucho más reconocido. Eso sí, la relación tuvo secretos e infidelidades de por medio y constituye el corazón de la película Un Completo Desconocido, que se estrena hoy en Chile.


La estrella del Gerde’s Folk City, en Greenwich Village, era una joven cantante llamada Joan Baez. Eso estaba claro para cualquiera que siguiera la escena musical de los Estados Unidos de ese tiempo, eso decían los afiches del evento, y esas eran las canciones que tarareaba el público. En ese primaveral abril de 1961, la oriunda de Shaten Island era una artista famosa por derecho propio, amén de una combinación imbatible: una apariencia angelical y una potente voz soprano. En esa presentación conocería a un joven desgarbado que recién hacía sus primeras armas, y que solo era 6 meses menor que ella: Bob Dylan.

En el Gerde’s Folk City, de acuerdo a lo que indica el biógrafo Howard Sounes en su imprescindible Bob Dylan. La biografía (Reservoir Books, 2016), Dylan no se encontraba solo, sino que se presentaba junto al también músico y cantautor Mark Spoelstra, quien conocía a Baez porque habían salido durante su adolescencia en California.

En sus memorias Una voz para cantar, Baez comentó qué fue lo que le atrajo del bardo de Minnesota: “Parecía un paleto de ciudad, con el pelo hasta las orejas y los rizos sobre la frente. Tocaba una guitarra que le hacía parecer más pequeño, y se apoyaba en un pie y luego en el otro. Llevaba una chaqueta de cuero gastado dos tallas más pequeña, tenía mofletes de niño, pero su boca era turbadora: suave, sensual, infantil, nerviosa y reticente. Más que cantar, escupía las palabras de las canciones...Era absurdo, era nuevo e indescriptiblemente mugriento”.

Bob Dylan wsp

Años después, la misma Joan Baez aclaró que ese primer encuentro no fue fortuito, sino que ella acudió esa noche al Gerde’s específicamente a ver a Dylan. Lo comentó en una entrevista de 1983 con Rolling Stone: “Alguien me dijo: ‘Oh, tienes que bajar y escuchar a este tipo, es increíble’. Y así fui con mi novio muy, muy celoso, y vimos a este pequeño ser humano desaliñado, de cara pálida y sucio levantarse frente al público y empezar a cantar su Song to Woody. Por supuesto, por dentro me deshice completamente, porque era muy hermoso”.

Poco después volvieron a verse, pero para disgusto de Joan, Dylan se fijó en su hermana menor, Mimi, pero la cantante usó una treta para frenarla. Ese hombre sería suyo. “Bob estuvo flirteando con Mimi, a pesar de que estaba saliendo con Suze (Rotolo), y la invitó a una fiesta. Joan le recordó a su hermana que a la mañana siguiente tenían que levantarse temprano y que era mejor volver a casa”, señala Sounes.

JOAN BAEZ Y BOB DYLAN
Joan Baez y Bob Dylan

Baez y Dylan comenzaron a encontrarse con mayor frecuencia, y comenzaron poco a poco a tener una relación, la cual es el corazón de la biopic Un completo desconocido, con Timothée Chalamet en el rol de Dylan y Monica Barbaro como Joan Baez. Los mismos intereses, la música, el folk, el activismo político, y el hecho de ser jóvenes con ganas de comerse el mundo terminaron por unirlos cada vez más. Pasaron a ser Bonnie y Clyde, Romeo y Julieta, Huacho y Pochocha.

Según Sounes, el meridiano cero de la relación se dio en mayo de 1963, cuando ambos participaron en el Festival folk de Monterrey, y cantaron a dúo With god on our side. “Baez se hallaba en la cima de su carrera, tras haber aparecido en la portada de la revista Time en el mes de noviembre anterior”, dice Sounes, poniendo de relieve que la fama de Baez sin dudas ayudó a catapultar la carrera de Dylan. Luego de presentarse, ambos viajaron juntos por la costa hasta llegar a la residencia de Baez, en el soleado y playero Carmel, California. “Aquel fue el inicio de uno de los romances más famosos de la década”, señala Sounes.

El problema es que uno de los dos no estaba solo. Ese era Bob, quien por entonces mantenía una relación con Suze Rotolo. Para colmo, mientras Dylan estaba en Carmel, a las tiendas llegaba su ineludible álbum The Freewheelin’, donde aparecía en la portada justamente con Rotolo, a quien los rumores no tardaron en llegarle, a pesar de que días después Bob regresó con ella. “De hecho se hallaban juntos en Nueva York cuando un amigo común, Geno Foreman, le preguntó a Bob con una absoluta falta de tacto: ‘¿Sigues follando con Baez?’”, comenta Sounes. Ese vínculo comenzó a vivir los descuentos.

Baez y Dylan se seguían topando en los festivales. De hecho, para el verano de ese año, “Baez estaba planeando una gira para el verano y le propuso a Bob participar en ella como artista invitado -señala Sounes-. Aquello pareció ocasionarle una profunda angustia a Suze”. Poco después, la desesperación fue tal que el biógrafo asegura que Rotolo intentó suicidarse en el departamento de Dylan abriendo la llave del gas. Después de eso, Suze no vivió más con Bob, sino con su hermana Carla.

Es que en ese momento, Dylan y Baez parecían estar destinados a algo más, que estaba por encima de los afectos de otras personas. “El impulso hacia el éxito de Bob se había convertido en algo primordial para él y no parecía importarle lo que les ocurriese a las personas que se quedaban atrás”, señala Sounes. “Al margen del dolor que podía causarle a Suze, muchos miembros de la comunidad folk pensaban que la relación entre Dylan y Baez tenía un lado cínico. Parecía que ambos se estaban utilizando mutuamente para mejorar sus respectivas carreras: a Baez le favoreció el hecho de presentar un gran talento nuevo al público, y Bob sacó tajada de la publicidad”.

Bob Dylan and Suze Rotolo
Bob Dylan y Suze Rotolo en 1963

Para el verano boreal de 1963, ya no se esforzaron en ocultar nada más y pasaron tiempo juntos en la casa de Albert Grossman (manager de Bob), en Bearsville. Nadaban en una piscina, veían películas en un proyector casero, salían a dar una vuelta en la moto Triumph de Bob. Tenían una rutina de una pareja consolidada. Además, ese tiempo pilló a Dylan especialmente prolífico. “Las palabras le fluían con facilidad en aquel momento de su carrera; tenía más canciones que álbumes en los que recogerlas”, dice Sounes. Incluso, en el otoño de ese año pasaron nuevamente a Carmel. “Ella compró un piano para que Bob pudiese trabajar en su casa. A pesar de que Bob estaba empezando a ganar bastante dinero con sus composiciones y actuaciones en conciertos, parece que a Baez le divertía seguir tratándolo como si fuese un muchacho sin un centavo recién llegado de Minnesota”. En esa estancia, Dylan comenzó a escribir algo que posteriormente tomaría forma de libro y se llamaría Tarántula.

Poco después, en marzo de 1964, el vínculo entre Dylan y Rotolo llegó definitivamente a su fin. “Un aborto precipitó la ruptura final y desdichada de la relación...la escena desembocó en la histeria cuando Bob y Suze empezaron a gritase mutuamente a altas horas de la madrugada”, relata Sounes.

Dylan, entonces, se entregó a su relación con Joan Baez, pero con el tiempo, la hermana de Joan, Mimi, de repente comenzó a observar algo que le llamó la atención, para mal. “Debido en parte a que Bob flirteaba con cuanta mujer se le ponía a tiro, Mimi empezaba a darse cuenta de que Bob no estaba tan enamorado de Joan como ella lo estaba de él. Joan parecía no percatarse de ello y estaba tan encaprichada con él como siempre”. El vínculo comenzaba a vivir sus descuentos.

Bob Dylan y Joan Baez

Lo que Joan no sabía era que una nueva mujer había entrado a la vida de Bob Dylan: Sara Lownds. Dylan mantuvo el vínculo en secreto, incluso, Baez y Dylan fueron juntos de gira a Gran Bretaña, y la actitud de Bob era de frialdad y no le pidió a su compañera que se subiera a tocar al escenario con él. Peor aún, en una pausa de la gira, Bob partió a Portugal sin decirle a Baez. A ella le pareció extraño, pero pronto terminó enterándose de todo.

En paralelo, Lownds voló desde Estados Unidos a Reino Unido para acompañar a Bob. El reloj comenzó a girar al revés. Baez quería una respuesta, y cuando Dylan volvió de Portugual la tuvo. “Cuando Bob regresó a Londrés y se encerró en la suite de su hotel a causa de una breve enfermedad, Baez fue a visitarlo y Sara le abrió la puerta. Así fue como Baez acabó enterándose finalmente de todo -señala Sounes-. Bob llevaba viendo a Sara a sus espaldas desde hacía muchos meses. Aquel fue el final del romance”. Todo se había ido flotando en el viento.

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