El cierre de la tercera noche del Festival de Viña, redondeó una jornada cargada a la música latina. Fue el debut del mexicano Carin Leon, uno de los puntales en el auge del regional mexicano como un género que ha ganado interés en la audiencia.
Aunque no sea un nombre tan reconocido a nivel masivo, el oriundo de Hermosillo ha levantado una carrera a pulso, logrando un reconocimiento más reciente. Llegó a Viña pocos días después de ser uno de los máximos ganadores de Premio Lo Nuestro 2025, donde obtuvo cinco galardones.
En relativamente poco tiempo, Carin Leon ha logrado dar el salto de ser un artista de nicho a uno de mayor alcance. De hecho, cuando fue anunciado en el arranque de la jornada, de inmediato hubo sonoros gritos de apoyo. Él junto al comediante Edo Caroe eran los más vitoreados.
En 2024 debutó en Coachella, con un comentado show en que incluso se dio el gusto de invitar a la banda de rock Molotov, con quienes cantó su hit Frijolero. Meses después, en agosto, se presentó en el Movistar Arena con un show en que notó una buena reacción del público a su propuesta. De hecho, como comentó a Culto, esa noche fue clave para su inclusión en Viña.
Por eso su inclusión en el cartel, tuvo un efecto en la Quinta. Aunque salió al escenario pasadas las dos de la madrugada, era notoria la presencia de gente que se quedó a verlo, sobre todo en galería y algunas zonas de palco. Una concurrencia alta para la hora.
Y de inmediato, Leon entró haciendo gala de su carisma y su notable capacidad como intérprete. Con Frené mis pies, demostró su notable técnica, el manejo a placer de las alturas, y su estilo heredado de la canción tradicional mexicana. El estilo dramático y operático, que en el oriundo de Hermosillo ha encontrado un nuevo exponente.
Siguió con otros temas, coreados por el público. El “Monstruo” cantó junto a Como lo hice yo, Me la aventé, la valseada Cuando la vida sea trago, la blusera Despídase bien, que demostraron el arrastre que ha generado en el país, pero también lo ecléctico de su repertorio. Carin Leon puede pasar sin problemas por el pop, a momentos arreglados al estilo de la música tradicional mexicana.
Pasan temas armados sobre ritmos valseados, con predominancia de las guitarras acústicas, pero también con presencia del dobro y el slide guitar. Todo gracias a su banda de 28 músicos en escena. La idea es fusionar sonidos, proponer, hacer una combinación personal que además se potencia en el canto.
Su estilo de interpretación, sosteniendo notas altas, sin problemas, entregando intensidad desde las primeras canciones, fueron recompensadas con el aplauso del “Monstruo”. En su caso, Carin Leon pone su virtuosismo como cantante al servicio de la canción. En ese sentido, puede ser considerado un heredero de la tradición de buenos intérpretes mexicanos, desde Jorge Negrete, pasando por Vicente Fernández, José José y Luis Miguel.
Otro tanto se explica por las letras de las canciones, en que apela a las frases construidas con dramatismo. “Pudiste ser el amor de mi vida/Pero tú decidiste ser el amor de mi herida”, canta en El amor de mi herida.
Pasada la media hora, vino la entrada de los animadores. Sonaron algunas pifias aisladas reprobando porque en el momento se sintió que se cortó la presentación. Vino la merecida entrega de la Gaviota de Plata.
Siguió entonces con la muy pop, Ese vato no te queda, y su incursión en la cumbia de Una vida pasada (originalmente junto a Camilo). Un momento notable ocurrió cuando el mexicano sorprendió al “Monstruo” con un guiño a la música chilena. Interpretó la legendaria Un ramito de violetas, de Zalo Reyes. Una jugada que gatilló un karaoke masivo. “Una para el gran Zalo Reyes”, dijo, demostrando su cabal melomanía y su gusto por el cancionero criollo, evadiendo algo más evidente; podría haber elegido algo de Los Angeles Negros o Los Bunkers, pero la elección dice mucho de él.
“Que viva Chile y su pueblo”, dijo en un momento.
Para el final quedó Primera cita, canción de Alejandro Lozano que es uno de sus mayores hits. Vino entonces la segunda entrada de los animadores con la correspondiente entrega de la Gaviota de Oro, que aunque pareció trámite, dejó la sensación de que fue bien entregada. Remató con la animada Según quien, corerada a rabiar por el “Monstruo”.
La presentación de Carin Leon, es sin duda de las mejores de Viña 2025, no solo porque llegó en un momento de alza de su carrera, sino que lo mostró como un artista cabal, que domina bien un variado repertorio, destaca como intérprete y se permitió hacer un guiño al país, acaso honrando la larga historia musical que une a Chile y México.