Adolescencia: de qué trata y cómo se hizo la impactante serie del momento que arrasa en Netflix

La ficción británica presenta a un adolescente de 13 años acusado de haberle quitado la vida a una compañera de colegio. En vez de centrarse en el crimen, el énfasis está en las razones que lo habrían impulsado a cometer el asesinato. Si bien no se basa en un caso real, Stephen Graham, su protagonista y cocreador, se inspiró en el aumento de homicidios con arma blanca cometidos por jóvenes en su país.
Stephen Graham estaba preocupado. El actor inglés había estado leyendo reportajes sobre el aumento de homicidios con arma blanca cometidos por adolescentes en el país. Desde su interpretación, ya no se trataba de incidentes aislados, sino que representaban algo más, una señal inequívoca de que algo andaba mal en la sociedad y que la responsabilidad no recaía únicamente en quienes cometieron los crímenes.
Esa inquietud lo impulsó a crear Adolescencia, la miniserie que acaba de estrenarse en Netflix y que ha monopolizado la conversación durante los últimos días. La historia parte con la detención de Jamie Miller (Owen Cooper), un joven de 13 años sospechoso de haber cometido un brutal asesinato durante la noche anterior. Ante la consternación de su familia, es trasladado a la comisaría más cercana, donde se le explican sus derechos y es sometido a su primer interrogatorio.

La producción pone especial énfasis en Eddie Miller (Stephen Graham), el padre del protagonista. Gracias a que está filmada en tiempo real, él se entera de los detalles del caso al mismo tiempo que el espectador: Jamie le habría propinado varias puñaladas letales a Katie Leonard, una compañera de colegio con la que coincidió en algunas clases. Aunque él niega cualquier grado de implicación, la evidencia en su contra es contundente.
Los siguientes tres capítulos exploran las devastadoras consecuencias del hecho: el segundo muestra a los detectives entrevistando al mejor amigo del adolescente y a otros estudiantes de su escuela; el tercero se centra en la tensa conversación que mantiene con una psicóloga (Erin Doherty), y el cuarto se enfoca en el efecto que produce su encarcelamiento en su círculo más cercano.
Graham, quien se desempeña como protagonista y cocreador, decidió evitar los lugares comunes, en particular en el retrato de los padres. Eddie es un hombre trabajador que posee su propio negocio, mientras que la madre, Manda (Christine Tremarco), trabaja en una tienda. Ninguno posee un historial sórdido que podría explicar fácilmente el comportamiento de su hijo.
“Quería quitar todo lo que había visto antes. El padre no es violento, la madre no es alcohólica, él no ha sufrido abusos ni acosos. ¿Cómo podemos analizar lo que les sucede a los jóvenes hoy en día en nuestra sociedad si quitamos los elementos sobre los que normalmente construiríamos un drama?”, explicó el actor en entrevista con Los Angeles Times.

Junto a Jack Thorne, cocreador de la miniserie, decidieron que la ficción no giraría en torno al crimen, sino que en torno a los motivos que habrían impulsado a Jamie a atacar y quitarle la vida a su compañera. En medio de esa búsqueda de respuestas –que obsesiona al detective Luke Bascombe (Ashley Walters)– aparece la radicalización de los jóvenes en internet y la influencia que ejercen sobre ellos algunas figuras masculinas con miles de seguidores en redes sociales. Un fenómeno online que en un inicio le parecía lejano a Graham, pero sobre el que sus dos hijos adolescentes lo pusieron al día.
“Se trataba simplemente de observar la influencia que ciertas personas pueden tener en nuestros hijos sin que nos demos cuenta. Los chicos están muy influenciados de muchas maneras, e incluso si la relación con tu padre no es tangible o no lo ves con frecuencia, si hay una pequeña grieta en esa relación, seguramente la buscarás en otro lugar”, detalló.
Adolescencia ha logrado elogios tanto por su fondo como por su forma. Su rasgo más llamativo es que cada episodio se compone de una sola toma, sin cortes ni saltos temporales. Un desafío que Graham y el director Philip Barantini ya habían abordado en Boiling point (conocida en nuestro país como El chef), una película de 92 minutos que se interna en los dramas de la cocina de un restaurante de Londres. Ahora elevan la apuesta con cuatro capítulos, todos de alrededor de una hora de duración.
Mezclando la espontaneidad del teatro y las técnicas del lenguaje audiovisual, la producción traspasa el sentido de urgencia de la historia y permite acceder a la perspectiva de distintos personajes salpicados por la tragedia. ¿Y cómo lo resolvieron? El equipo separó el proceso en tres etapas cuidadosamente diseñadas y coreografiadas: una semana se dedicó a los ensayos en el lugar en el que filmarían, otra semana se trabajó sumando los movimientos de cámara y la última estuvo consagrada al rodaje propiamente tal. Empezaron por la tercera entrega, con el fin de que Owen Cooper –seleccionado entre cerca de 500 postulantes– comenzara su experiencia en el proyecto con una charla con la actriz Erin Doherty.

Aunque esa metodología de trabajo podría haber supuesto un dolor de cabeza, Graham ha asegurado que le permitió llegar a un estado de tranquilidad que nunca había alcanzado en otros proyectos.
“Tiene que ser impecable y continuo. Es un proceso maravilloso, pero es la experiencia más zen que he tenido como actor. Estás en personaje desde que decimos ‘acción’ y empezamos hasta que decimos ‘corte’ y terminamos”, indicó a The Hollywood Reporter.
Son algunas de las claves de una serie que ha impactado al público y que desde ya se encumbra como uno de las mejores estrenos del streaming de 2025.
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