
Cecilia Vicuña: “Mon Laferte es amada y adorada, entonces ¿cómo acusar a una institución por traer una exposición?”
Quipu menstrual, icónica obra de Cecilia Vicuña, llega para quedarse al Bellas Artes como parte de una nueva exposición. Además, su obra fue reconocida internacionalmente como una de las mejores del siglo XXI. Desde sus años de experiencia, la Premio Nacional reflexiona sobre debates vacíos en el arte y cuáles deberían ser las verdaderas discusiones. Ahí caben desde Mon Laferte hasta David Bowie.

La destacada artista visual Cecilia Vicuña regresó a Chile para participar en una emocionante performance en el Museo Nacional de Bellas Artes, a propósito del Día de los Glaciares el pasado 21 de marzo.
Sacro Hielo fue el nombre con el que la Premio Nacional bautizó esta puesta en escena, la que articuló a cientos de personas de todas las edades en torno a una gran masa de agua congelada.
“Empecé a trabajar con los glaciares en el 2006, hice el primer Quipu menstrual al pie del glaciar, como una forma de poner mi voto, para que Chile recordara la unión de la sangre y el agua, porque cuando se extingue el agua, como se está extinguiendo, también se va a extinguir nuestra sangre, porque nosotros somos seres de agua. He seguido a lo largo de los años este fenómeno terrible del calentamiento global, que está acabando con los glaciares de todo el planeta, lo que significa que nuestro planeta va a ser inhabitable de para los seres humanos a corto plazo”, explica Vicuña en conversación con Culto.
La performance colectiva se realizó con la colaboración de Fundación Arte Precario. “Vengo haciendo lo que llamo quipus de encuentros, porque como yo lo veo, los quipus no son solamente un objeto, son un poema. Es sobre todo una visión de interconexión de todos los fenómenos; en la antigüedad había un quipu virtual que conectaba a los seres humanos con el cosmos y el origen del agua en el espacio intergaláctico. La idea de que el quipu es un instrumento cósmico para que nuestros cuerpos recuerden que nuestro ser está compuesto de células y átomos que son cósmicos, pertenecemos al cosmos”, profundiza.
“Propuse este esquema de formas en torno a un gran cubo de hielo, la idea era que la gente tocara el hielo y sintiera la conexión visceral que tenemos con esa agua y esa textura infinitamente hermosa. A partir de eso, la lana sin hilar, que siempre se interpretaba en el mundo andino como el gas cósmico; ese quipu nace del hielo y va bajando como si fuera agua que se derrite por las escaleras del museo, hasta llegar a la calle y ahí está la cordillera de los Andes con sus glaciares, para que los glaciares escuchen nuestro canto, nuestro deseo nuestra plegaria para que sigan vivos, para que ellos sigan renovándose y regenerándose. Entonces hay todo el círculo del agua, es un círculo de vida y de muerte, que se autogenera y nosotros estamos interrumpiendo”.

Ese evento no fue lo único que hizo retornar a la poeta a nuestro país, sino también la presencia de Quipu menstrual en la exposición Una colección para el futuro: nuevas obras para el MNBA, cuyo principal enfoque es la incorporación de mujeres y jóvenes artistas al acervo del recinto.
“Hay 29 artistas en la muestra y todos son excelentes, de muchas generaciones diferentes. La exposición es conmovedora, porque hay un diálogo, una conversación muy vital y vibrante entre todas las obras”, reflexiona Cecilia Vicuña.
La muestra incluye trabajos de Tatiana Álamos, Nemesio Antúnez, Carlos Arias, Herminia Arrate, Magdalena Atria, Catalina Bauer, Roser Bru, Paula Coñoepan, Francisco Copello, Isidora Correa, Alejandro (Mono) González, Mario Fonseca, Nancy Gewölb, Juana Lecaros, Carlos Leppe, Celia Leyton, Francisca Núñez, Guillermo Núñez, Rodolfo Opazo, Gastón Orellana, Álvaro Oyarzún, Wiki Pirela, Alejandra Prieto, Gerardo Pulido, Tomás Rivas, Pablo Rivera y Cristián Silva.
“Los admiro a todos, realmente considero que esta exposición es extraordinaria, porque es un hito para el museo poder decir: esta es nuestra colección recién adquirida”, agrega.

Sobre el énfasis otorgado a artistas mujeres, destaca: “Chile siempre ha tenido grandes mujeres creadoras, invisibilizadas continuamente. Yo misma, por ejemplo, solamente porque recibí el León de Oro en la Bienal de Venecia, paso a ser una artista que importa en Chile”.
Y agrega: “Sé que el Museo de Bellas Artes, su equipo actual, se está esforzando para darle espacio y lugar en la historia y el patrimonio nacional al arte de las mujeres. Es un fenómeno mundial donde hay muchas más conciencias de que esto es necesario. Pero seguramente va a tomar un siglo o dos para que se llegue a una equivalencia, que realmente el trabajo de una mujer y de un hombre tenga el mismo valor“.
Radicada en Nueva York, ve como avanza el conservadurismo en Estados Unidos y en el mundo, y en especial un odio contra las mujeres. “La palabra mujer en Estados Unidos ha sido eliminada de un recuerdo histórico”, dice tajante. “Hay un retroceso de los derechos sociales, culturales y políticos de las mujeres que han sido obtenidos después de 200 años de lucha, la presencia de la derecha está específicamente dirigida contra las mujeres, en primer lugar es quitarles voz“.
“Es algo para que la gente de América Latina y Chile en particular reflexione, sobre cuál es la consecuencia para la cultura y para las niñas, el estar en una cultura en que las mujeres no tienen derechos”, añade.

Quipu menstrual, donada por Vicuña al MNBA, se erige como una de las piezas centrales de la exposición. La lana sin hilar trabajada y teñida por Witral, colectivo de tejedoras de Cauquenes, se aprecia en una sala con iluminación cálida. Actualmente, esta obra figura entre Las 100 mejores obras de arte del siglo 21, artículo publicado por ARTnews en marzo de 2025.
“La cascada de fibra roja evoca la naturaleza tenue de la vida misma, evocando flujos de sangre resultante de heridas y menstruaciones; desde ciertos ángulos, sus formas de lana incluso parecen cordones umbilicales”, escribe el medio.
“Estos premios son como el Oscar, es una votación de la crítica mundial, entonces es un honor enorme que el Quipu menstrual haya sido escogido. Es un honor para el concepto de quipu, que es un concepto americano y está siendo extraordinariamente valorado, lo consideran como el concepto más apropiado para la estructura del cosmos. Que los científicos ahora estén diciendo algo que yo por lo menos lo vengo diciendo hace 50 años, es muy maravilloso; que la creación, la creatividad de la América Antigua, la creatividad nuestra como cultura mestiza, esté valorada por la ciencia y por el arte en este momento. Solamente falta que nosotros como chilenos valoremos lo que esto significa”, dice Vicuña.

Su trabajo con los quipus está desperdigado en nueve colecciones de diferentes museos del mundo, entre ellos el Tate Museum, Londres; Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York; Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y el Instituto Paz, Brasil.
Tal como explicó previamente, su trabajo se alinea con la defensa del medioambiente. Desde su experiencia, ve como artistas de todo el planeta, en especial los jóvenes, enfocan su trabajo en la denuncia. “Ya está sucediendo, naturalmente, porque ser artista quiere decir vibrar con el dolor, con la belleza, con todas las emociones fundamentales de lo humano”.
Debates sin sentido
A pesar de vivir lejos del país, no se mantiene ajena a las discusiones que surgen en torno al arte. El año pasado, en medio de las críticas a la exposición Luchas por el arte del MNBA y la remoción de marcos a algunos cuadros, la poeta envío una carta a La Tercera defendiendo la idea de un museo vivo y transversal.
—¿Considera que esos debates dañan el rubro, más que fortalecerlo y enriquecerlo?
Depende de la calidad del debate. Si el debate no es un debate, sino que es un ataque disfrazado, es absurdo. Eso, por supuesto, le quita fuerza al valor del arte, pero si el debate es un debate genuino, una discusión: ¿qué pasa con el arte? ¿Por qué el arte está diciendo esto? ¿Por qué las curadurías están diciendo esto? Eso debe invitar a la gente a participar. Si el debate es una especie de descodificación disfrazada, es un ataque de intención política, eso de qué manera ayuda a la evolución intelectual, ética y moral.
—¿Cree que fue eso esta discusión, que al final se originó más por los marcos?
Efectivamente, es una conversación que difícilmente se daría en otros países, se dio acá en Chile porque discutir el tema del marco es como una discusión que, si sucedió en occidente, puede haber sido hace un siglo y medio. Es un poco absurdo, si vamos a hablar de arte e involucrar al público lector en una discusión, que sea de otro nivel.
Es una postura en la que yo creo que mucha gente no está pensando en las consecuencias, porque la verdad de la milanesa, como se dice en Buenos Aires, es que el arte y la cultura y la educación están siendo atacadas por las derechas de todo el planeta, es un programa; se ataca la libre expresión, se atacan las curatorías. El objetivo es controlar los sentimientos, los sentires, las emociones, controlar la conversación. Eso no es una discusión, eso es un objetivo político para controlar el poder, si vamos a hablar de arte, hablemos de arte, de estructuras, de orientación, de intención, de realización, efectos.
Yo visité esa exposición, estaba estupenda, las relaciones que se creaban entre las pinturas, las pinturas realizadas hace medio siglo o un siglo y las pinturas nuevas, era vibrante, te hacía pensar, te hacía sentir, eso es un valor en sí mismo.
No hay ninguna necesidad de estar de acuerdo, pero sí hay necesidad de compartir ideas.

—Otra discusión reciente se originó a raíz de una carta firmada por cientos de artistas visuales, en que se acusaba que galerías priorizaban a “figuras del espectáculo”, como Mon Laferte, en lugar de artistas visuales con mayor trayectoria. ¿Hay tratos desiguales en el rubro?
Es un debate falso, porque es un fenómeno que está sucediendo en todo el mundo, precisamente porque los museos y los espacios culturales no tienen suficiente apoyo y buscan crear cosas que tengan relación con lo que la gente conoce. Entonces Mon Laferte es amada, adorada, respetada universalmente entonces, ¿cómo acusar una institución por traer una exposición cuando lo que se busca precisamente que el público participe del mundo cultural, que venga a los espacios culturales entonces? Es como el mundo al revés.
Por qué no se dice nada con respecto de que la cultura y la educación pública necesita apoyo, ese es el verdadero debate, que haya un fondo estable para todos los museos y instituciones culturales de Chile, eso es lo que se debería debatir. Pero en vez de eso se debate si es correcto o no traer a un artista, perdóname, me parece que no es un debate legítimo.
−¿Va en la línea del debate anterior?
Es como una cortina de humo. Te puedo contar una experiencia. Yo estaba invitada a hacer una gran exposición en un espacio monumental como de 20 o 30 metros de alto en el museo de Brooklyn, pero el museo de Brooklyn no tenía suficientes fondos para mantenerse vivo. Entonces de pronto vieron que necesitaban hacer lo que en inglés se llama un blockbuster, que trae colas, y entonces eliminaron la exposición de Cecilia y pusieron a David Bowie. Entonces, efectivamente, ¿qué lograron? Salvar el Museo de Brooklyn. ¿Tú crees que yo iba a hacer una protesta por eso? No, absolutamente no. No solamente me encanta David Bowie, como me encanta Mon Laferte, sino que para mí lo importante es que el museo siga vivo. Mi exposición no fue eliminada ni cancelada, solamente la pusieron en un espacio que en vez de tener 20 metros, tenía 6 metros.

−Usted habló de los apoyos a la cultura. ¿Cómo ve en este gobierno el tema cultural? Queda un año todavía.
Como yo no vivo en Chile, mis comentarios serían un poco injustos, porque no tengo la misma información que tendría alguien que vive acá, pero yo creo que es un problema sistémico, no creo que sea un problema de este gobierno. Es urgente que Chile entero participe en el desarrollo y la evolución de la educación y de la cultura, porque sin eso, Chile va a seguir estancado intelectualmente. Si no hay educación pública de calidad, tampoco puede haber una vida cultural verdadera.
El problema sistémico de Chile es una herencia de la época de la dictadura y de las democracias que ha habido hasta ahora, que nunca han tenido suficiente apoyo ni suficiente claridad con respecto a este tema. Es algo que se viene arrastrando en muchas décadas y entonces, para romper eso tendría que haber un cambio cultural, y en cambio de eso, vemos una fragmentación, un desinterés en la política y eso es muy grave.
Para el futuro, Cecilia Vicuña tiene planeada exposiciones monumentales en Europa y libros nuevos en camino, tanto en el viejo continente como en Latinoamérica y, por supuesto, Chile.
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