Columna de Marcelo Contreras: Tommy Rey cantaba para siempre

Tommy Rey
Columna de Marcelo Contreras: Tommy Rey cantaba para siempre

“Una voz en la montaña, en la noche yo escucho, muy lejana y triste, es la voz de mamá”, se oía en medio de la madrugada y a la intemperie. Tommy Rey cantaba, a lo lejos, sin saber que sería para siempre.



Estás tumbado, raja, como escribió Fuguet, mientras por el filo de la puerta y el marco de escasa cuadratura cuela una luz mortecina, una franja de trazos grises y dorados rasgada en formas psicodélicas por el humo de los cigarrillos. Esos tíos que se parecen a Canitrot, bailan con la camisa semiabierta y orgullosa cadena de oro alzando una piscola o un vaso de vino en señal de triunfo y juerga, la boca agria por el alcohol, el tabaco y el asado de la tarde. Las tías llevan peinados esponjosos sosteniendo un hilo imaginario entre índices y pulgares encogiendo los hombros, sin perder el ritmo. Estás tapado de abrigos de piel sintética, chaquetas de diversos cortes y aromas, las carteras funcionan como almohadas. Hay primos repartidos en camas de somieres con curvatura de hamaca, también tumbados y raja, empolvados y salados por la transpiración tras una tarde de correrías y juegos callejeros. Los bajos y la voz traspasan las paredes. “Loco, loco, así me llama la gente”, entona el cantante, en los mismos días que Ozzy aullaba su propia locura en Crazy train. Pero esta garganta dibuja melodía y talante sin denotar esfuerzo. Llevas años escuchándola, cavando inexorablemente un espacio entre tus recuerdos. Tommy Rey canta y te lo llevarás hasta la tumba.

Su voz descrita como la de “un barítono completo”, según Miguel Barriga de Sexual Democracia cuando La Sonora de Tommy Rey fue distinguida como figura fundamental de la música chilena en 2024 por la SCD, se introdujo como tatuaje no solo por su timbre cálido inspirado en los boleros y orquestas reinantes en el cancionero nacional a mediados del siglo XX, sino porque adaptó al carácter chileno más taciturno la estridencia de los sonsonetes caribeños, generalmente nasales y empecinados en emular bronces.

TOMMY REY

Cuando en dictadura comenzaron las visitas del capo del merengue Johnny Ventura a estelares televisivos y el Festival de Viña de 1984, resaltaba la diferencia de energía con las orquestas tropicales chilenas. El astro dominicano y sus músicos eran como Slayer para nuestros parámetros, en tu cara y acelerado. Los músicos sudaban y bailaban con la fuerza propia de un carnaval. Nuestros combos circulaban en otra órbita, de arreglos más simples, desprovistos del verborreico acento afro, distante a este pasillo más lacónico entre mar y montañas.

Tommy Rey anotaba unas flechitas en sus letras, contó Pablo Ilabaca en el mismo homenaje de la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales. Algunas hacia arriba, otras en horizontal, y unas cuantas hacia abajo. Era una manera sencilla de señalar remates e inflexiones, en esta traslación a la chilena de géneros bailables en nuestro idioma. “Con Tommy Rey se le dio elegancia a la música”, reflexionó Pablo Aguilera en aquel tributo. “No es la cosa huachaca”, subrayó. “El timbre de voz de don Tommy Rey yo lo tengo en mi consciencia desde que era niño”, recordó Bombo Fica en la misma instancia.

Los artistas trascendentes logran ese sitial, la conquista de este archivo común y también íntimo. La historia de todos.

Tommy Rey wsp
“Me gusta que cuando suena la cumbia, empiezan todos a bailar”: Tommy Rey según Tommy Rey

Tu mami te desenterraba de ese caos de abrigos y carteras, el viejo iba rumbo al corte de transmisiones. Cruzabas el living comedor somnoliento, el tocadiscos aún giraba, la música seguía a tope. Los sobrevivientes del carrete te palmoteaban la cabeza. Te decían que estabas cada vez más grande con palabras aguardentosas cargadas de cariño.

“Una voz en la montaña, en la noche yo escucho, muy lejana y triste, es la voz de mamá”, se oía en medio de la madrugada y a la intemperie. Tommy Rey cantaba, a lo lejos, sin saber que sería para siempre.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.