Culto

Cómo es el nuevo disco de Los Tres: más cancha y muñeca

El cuarto álbum en directo de la banda de Concepción, Revuelta en Vivo, ya está disponible y resume los momentos cúlmine del retorno oficial en 2024, entre la residencia en el Movistar Arena y el multitudinario show en el estadio Ester Roa. Son 29 canciones concentradas en sus mejores títulos con la alineación original.

Cómo es el nuevo disco de Los Tres: más cancha y muñeca Antonio Larrea

Los discos en vivo, a veces, son engañosos. La categoría arrastra una larga y dudosa tradición de retoques para disimular errores, o mezclar impúdicos aplausos y gritos sobre interpretaciones de estudio, como sucede en Chuck Berry on stage (1963).

Los Tres, reconocidos instrumentistas, no necesitan artilugios. Sus lanzamientos en directo representan instantáneas francas de momentos cruciales. Freno de mano (2000) fue un título de despedida con aire de trámite, cuando la alineación original bajó la cortina en un receso indefinido. Arena (2007) fotografió el regreso de 2006 que cojeaba sin Pancho Molina, y Rarezas (2023) compila no solo material menos visitado, sino también el fin de la etapa en que solo estaban Álvaro Henríquez y “Titae” Lindl. Ambos podían argumentar con razón que son socios fundadores del grupo. Pero Los Tres que pasaron a la historia, fueron cuatro.

Antonio Larrea

Revuelta en vivo retrata el retorno de Molina y Ángel Parra, replicando el setlist de 29 canciones que la influyente banda de Concepción presentó tanto en el concierto del 6 de abril de 2024 en el estadio Ester Roa de la capital penquista, como la posterior residencia en el Movistar Arena entre el 27 de abril y el 1 de mayo. Editado, mezclado y producido por Álvaro Henríquez en estudios Toc de Santiago, Revuelta en vivo fue masterizado en Abbey Road.

El listado de canciones, en otra excepción a la costumbre de los álbumes en directo de alterar el orden, respeta el planteamiento de los shows. Así, Revuelta en vivo arranca con Follaje en el invernadero, el melancólico instrumental de Se remata el siglo (1993), una de las escasas piezas de aquel título que dialoga con el resto de la discografía de Los Tres bajo alineación clásica, en medio de un álbum que a pesar de la calidad en su escritura, no tuvo un correlato en la producción frágil del argentino Mario Breuer (Charly García, Sumo), intentando subir a los penquistas al carro de la nación alternativa promovida por MTV, sin entender la esencia vintage de la banda.

Los mismos músicos han sido explícitos en torno a su desapego por aquel título, pero Follaje en el invernadero funciona espléndidamente como una bienvenida, una especie de amanecer instrumental con sus rasgueos circulares y la batería desplegada en los toms como brisa que toma cuerpo, creando un efecto envolvente.

El viaje posterior es un franco resumen con lo mejor de Los Tres en los 90, la media decena de álbumes entre el título homónimo y La sangre en el cuerpo (1999), firmado por el cuarteto original.

Siempre se puede alegar la ausencia de tal o cual canción. Por qué no figura, por ejemplo, Te desheredo, una colisión en cámara lenta de despecho romántico y lisergia en La espada y la pared (1995), en un perfecto maridaje entre lo acústico y lo eléctrico. O haber obviado en este regreso La respuesta de La sangre en el cuerpo, que contiene riffs relampagueantes y armonías dignas de una ópera rock.

A excepción de los instrumentales Claus y Largo, con los músicos intercambiando posiciones -Molina en bajo, “Titae” en teclado, Álvaro Henríquez en batería-, el resto de las canciones son coreadas masivamente. La mezcla resalta la presencia del público, capturando la emoción por uno de los retornos más esperados en la música popular chilena de las últimas décadas.

Por la curvatura propia de la vida, la energía es más templada. A cambio, hay mayor aplomo y espacio en las ejecuciones. En Gato por liebre las guitarras de Henríquez y Parra dialogan como demostración de carácter -el primero dibuja en torno al rock & roll mientras el segundo angula dosificando su virtuosismo-, como en Feria verdadera se deja sentir el sabor de The Byrds, con el sonido cristalino y en cascada de las guitarras Rickenbacker.

Revuelta en vivo pone de manifiesto que Los Tres, sin haber cruzado jamás el umbral del siglo XXI en cuanto a influencias musicales -en rigor, habitan un territorio entre los años 40 y 60 de la pasada centuria-, fueron pioneros en reconvertir músicas de otros días incluyendo la cueca urbana a sus propias maneras, tal como después lo hizo Chico Trujillo con la cumbia y Mon Laferte sumergida en la balada romántica electrificada, todos en dirección a un cancionero pre dictadura, a un Chile precario e idealizado en torno a la melancolía y el romanticismo de ala rota. Quizás Jorge González podría levantar la mano y decir que Corazones fue su abrazo a la balada eléctrica en nuestro idioma antes que todos, pero sus caminos eran otros, sintetizados y señalizados con cajas de ritmos.

En la banda de Concepción en cambio, hay devoción por el instrumento que se ejecuta, por la textura, el pulso y la respiración de estilos, patente en este resumen en vivo que queda en la vidriera como el mejor retrato del grupo, frente a miles de personas.

Es la vuelta de cuatro artistas que dejaron pasar el tiempo suficiente para superar distancias, recomponer lazos y dejar que la música fluyera como en sus mejores días. Más ponchera y menos pelo, más cancha y muñeca.

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