Cómo Pompeya transformó a Pink Floyd: un documental clásico que regresa restaurado
El afamado documental de la banda, tocando en las ruinas romanas de Pompeya, registra un momento pivotal de su carrera, antes del paso a la masividad. Regresa a los cines en una versión restaurada en 4K y con la mezcla de sonido de Steven Wilson. Acá sus principales ejes.
Tenía el elenco, pero no la locación. Tras una charla por teléfono, el joven Adrian Maben había logrado convencer al mánager de Pink Floyd de filmar al grupo para una película. Pero le faltaba un lugar. Un sitio que viniera bien con su sonido enigmático e inasible.
“Maben les había sugerido a David Gilmour y al manager Steve O’ Rourke que musicalizaran imágenes de las pinturas de René Magritte, Jean Tinguely y Giorgio de Chirico. La idea no prosperó“, cuenta Norberto Cambiasso, periodista, académico y autor del libro de dos volúmenes, Vendiendo Inglaterra por una libra. Una historia social del rock progresivo británico.
Con la inquietud resonando como campana a Maben, viajó de vacaciones a Italia. Sin buscarlo, apareció ante él la locación perfecta. “Cuando Maben viajó a Italia durante el verano de aquel año, descubrió que el anfiteatro de Pompeii tenía una acústica perfecta, al pie del monte Vesubio”, apunta Cambiasso.
Fue el origen para un proyecto ambicioso. Registrar a los Floyd, en medio de las ruinas tocando sus particulares suites sonoras. Pero no sería un filme como otros. No sería una película como la de Woodstock (1970) de Michael Wadleigh, enfocada en la experiencia de la gente. Esta debía concentrarse en el misterio del sonido.
“La idea, junto al productor alemán Reiner Moritz, era ir a contramano de las películas de rock clásicas, de Woodstock en adelante. Filmar a la banda en un inmenso anfiteatro vacío. A comienzos de octubre Pink Floyd viajó a Pompeya para comenzar con la filmación. Los Floyd habían exigido que se los filmara en vivo, sin ninguna clase de playback”, agrega Cambiasso.
Hasta ese momento, Pink Floyd eran un cuarteto experimental, que habían gozado de cierta popularidad en sus inicios. Pero hacia 1971, cuando ocurrió la llamada de Maben, estaban en plena transición.
“En 1971 Pink Floyd saca dos discos. EMI edita Relics en mayo, subtitulada A Bizarre Collection of Antiques and Curios, en una subsidiaria de bajo presupuesto. Una compilación que rescataba viejos temas como sus dos primeros singles -Arnold Layne y See Emily Play-, algunos clásicos como “Interstellar Overdrive” y Careful with that Axe Eugene, junto con algunos lados B menos conocidos (Paint Box o Julia Dream). Seis meses más tarde, en noviembre, aparecía Meddle. Eran el pasado y el futuro de Pink Floyd. Relics con la sombra de Syd Barrett en buena parte de los temas. Meddle, en particular gracias a Echoes, apuntando hacia el promisorio futuro que llegaría con Dark Side of the Moon", apunta Cambiasso.
De alguna forma, en las añosas murallas de piedra del anfiteatro de Pompeya, Pink Floyd comenzó a dejar atrás su tumultosa búsqueda, para enfocarse en lo que vendría. La presentación de una pieza larga como Echoes, compuesta a su vez de varias partes, les dio un norte. Un sentido a su composición.
“Creo que Live at Pompeii constituye la destilación perfecta de este momento de transición, una síntesis entre el segundo disco de Floyd, A saucerful of Secrets, y este nuevo Meddle. De hecho, Echoes es, sin duda, la piéce de résistance del film", agrega el autor argentino.
Maben y su equipo debieron sortear varias dificultades; hubo que traer desde Paris la consola para grabar y cuando quisieron enchufar los equipos, no había electricidad en el complejo. Para aprovechar el tiempo, el director subió a la banda a un bus para filmar en las laderas del Vesubio, con tan mala suerte, que se toparon con la procesión de Nuestra Señora del Rosario.
Por eso es que en Pompeya solo se pudo registrar al grupo tocando tres de sus composiciones: la célebre Echoes, la misteriosa A Saucerful of Secrets (que incluía el célebre pasaje Celestial Voices, sostenido entre el órgano de Rick Wright y la voz engolada de David Gilmour) y One of These Days (donde destaca la impresionante performance de Nick Mason en su enorme kit Ludwig de seis piezas).
Maben comprendió que le faltaba material. “En diciembre se reencontraron en París y hubo más tomas (Set the Controls of the heart of the sun, Careful with that Axe Eugene y Seamus). También algo de footage de una entrevista que creo que no salió en la edición original del film. Una versión de 60 minutos se estrenó en el Festival de cine de Edimburgo en 1972″.
En esa búsqueda se dio la chance de filmar a la banda trabajando en Abbey Road. De alguna forma, eso quedaba bien con el resto del material, una suerte de trastienda de su particular diseño sonoro. “Como una versión extendida del film, Maben filmará a comienzos de 1973 unas sesiones de grabación del siguiente disco, el celebérrimo Dark Side of the Moon", dice Cambiasso.
Ahí es posible mirar a la banda trabajando en algunas piezas. Waters manipula los equipos para crear On the run, por su lado, Rick Wright trabaja en la bella Us and them, mientras se ve a Gilmour trabajando las frases de guitarra de Brain Damage y Eclipse (de hecho, toca algunas que no quedaron en el corte final).
Aunque Cambiasso acota que en su opinión, el documental no permite apreciar totalmente el proceso de trabajo de Pink Floyd. “El proceso creativo de Floyd dependía en enorme medida del estudio de grabación, desperdiciando, en palabras del propio Gilmour, horas preciosas que casi ninguna otra banda de la época podía permitirse. Estaban muy pendientes del surgimiento de alguna idea, a veces un simple sonido, como en el caso del comienzo de Echoes, sobre el cual después construían toda su arquitectura sonora. No es lo que refleja el film original".
Tras estar disponible en una versión DVD de 2003, el volverá a los cines en formato IMAX. Una tendencia que en los últimos años ha tenido a otros documentales y películas musicales. Pink Floyd at Pompeii - MCMLXXII, es una versión remasterizada en formato 4K, trabajada por Lana Topham, que tiene una nueva mezcla de sonido en 5.1 y Dolby Atmos a cargo de Steven Wilson, el referente actual del rock progresivo.
Wilson, además de ser uno de los exponentes del sonido envolvente, es un reconocido fan del grupo. De hecho, sigue a la banda desde su niñez. “La primera vez que pagué por algo fue por Animals, de Pink Floyd", contó a Culto.
“Era Navidad de 1977 -apunta-. Yo tenía 10 años y mi padre me había lavado el cerebro poniéndome Dark Side of the Moon durante la mayor parte de mi infancia. Unos cuatro años después, Pink Floyd estaba a punto de lanzar Animals, y yo estaba convenciendo a mis padres para que me lo compraran por Navidad. Ese fue el primer álbum que compré“.
Pink Floyd at Pompeii - MCMLXXII estará disponible solo en la ciudad de Santiago, en los recintos de las cadenas Cinemark (aprovechando la sala IMAX de Plaza Vespucio) y Cinépolis (en las sedes La Reina y Plaza Egaña).
Asimismo, la música del filme se lanzará en un nuevo álbum de doble vinilo, doble CD, digital y Dolby Atmos, disponibles desde el próximo 2 de mayo. Esta incluye dos nuevos cortes, una toma alternativa de Careful With that Axe, Eugene y una versión inédita de A Saucerful of Secrets.
Por su lado, para los fans del rock progresivo, Norberto Cambiasso, estará dictando un taller sobre la escena de Canterbury y el Rock in Opposition (RIO). Este se realizará en reuniones virtuales semanales de unas dos horas de duración. En principio el curso se extendería por tres meses, a partir de mayo. Para más información, se puede escribir al correo deljazzalprog@gmail.com
Lo último
Lo más leído
1.
3.
4.
6.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
Todo el contenido, sin restriccionesNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE