
Enrique Rivera, director del MIM: “Como institución que recibe fondos públicos es importante tener altos estándares de transparencia”
El realizador audiovisual conversa con Culto sobre el presente del gran museo de La Granja, así como los desafíos para el futuro al ser una institución cuyo financiamiento depende en gran medida al Mincap. Asimismo, se refiere a cómo afectó a la institución los cuestionamientos a una de las contrataciones: "Dolió harto".

El nuevo mileno trajo consigo la creación del Museo Interactivo Mirador (MIM), bajo el alero de Fundación Tiempos Nuevos, institución privada creada por Marta Larraechea, primera dama del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Así, el recinto famoso por sus burbujas y casa sísmica este año cumplió 25 años en marzo y desplegará una serie de actividades para los próximos meses.
Enrique Rivera, que desde el 2022 ostenta el cargo de director ejecutivo por nombramiento del presidente Gabriel Boric, habla con Culto sobre el presente y los desafíos del recinto que ocupa 16 hectáreas en La Granja, y que recibió este año cerca de $4.845 millones desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
“Decidimos empezar a trabajar justamente en la renovación de la infraestructura, del organigrama, de los contenidos, de cómo se iba a actualizar el MIM, en cómo se iba a convertir en este instrumento para poder ir contando los avances de la ciencia y lo que estaba pasando en el contexto actual. Para eso era importante que se renovara el museo, que se restaurara, y tuvimos que hacer una inversión muy grande en temas de infraestructura”, dice para comenzar.

Uno de los hitos que desean destacar como Museo es la restauración de las cinco hectáreas del Bosque Adriana Hoffman. Cambios en el suelo, la plantación de 20 mil árboles y las instalaciones de un invernadero, de huertos comunitarios y de un humedal artificial, forman parte del trabajo.
El MIM posee una importante conexión con el arte y el patrimonio. Así lo explica Rivera, realizador audiovisual de profesión. “Tiene mucho que ver con la recuperación histórica del origen del MIM, porque se inspira en otras instituciones, en otros museos que tienen esta misma metodología, en donde integran arte, ciencia, tecnología y naturaleza”.

La Sala Arte y Ciencia permite ver la conexión, a través de módulos como la pintura virtual, las cuerdas invisibles, las barras cantantes y el zoótropo 3D.
“Una de las obras fundamentales del MIM es la Rueda de Larmahue, de Francisco Gazitúa, Premio Nacional de Artes Plásticas 2021. En el fondo, esta conciencia de la integración interdisciplinaria nos permite comprender el mundo de hoy. Entender que la ciencia y la tecnología necesitan también de una correlación con la ética y el pensamiento crítico, que muchas veces ocurre en el arte", profundiza Enrique Rivera. “Con esta escultura puedes tener la experiencia estética, pero también comprender los fenómenos físicos del agua. Con la obra de Jesús Soto, Los Penetrables, puedes comprender la teoría del color y el arte cinético”, añade.
En esa misma línea, se hicieron parte de la última versión de Lollapalooza, instancia en la que desarrollaron el vínculo entre ciencia y música. Asimismo, difundieron MIM en Calma, una iniciativa del recinto que ofrece estímulos sensoriales reducidos y una menor afluencia de público, espacio pensado para personas del espectro autista y sus familias, o quienes prefieran un momento más tranquilo.

A nivel patrimonial, desde el equipo del MIM se han enfocado en rescatar la historia de las comunidades aledañas. El barrio que rodea el recinto surgió de cooperativas en terrenos de la embajada de Brasil, que posteriormente el presidente de ese país, João Belchior Marques Goulart, donó para la dignificación de sus viviendas.
“Aprender del barrio en que se inscribe es relevante a partir de la nueva definición de los museos de ICOM. El museo tiene que tener una relación con su entorno, no solamente unidireccional. Por ejemplo, empezamos un programa que se llama Cultura Regenerativa, junto a la Fundación Siemens Stiftung, en el cual estamos trabajando con carpinteros de barrio para que produzcan diferentes mobiliarios del MIM”, comenta Rivera.
Público diverso es uno de los principales fuertes del MIM. “En general, se entiende como un museo para niños, pero en realidad, en el fondo, cuando tienes 60 o 70 años y te conectas con los contenidos, es como volver a encontrarte con un conocimiento que se te enseñó de una manera muy convencional, pero que aquí, desde esta interactividad o esta forma más lúdica, lo comprendes de otra forma y es muy potente”.
Esas mismas experiencias las han replicado en regiones, gracias al Programa de itinerancias El MIM en tu Región. “Restringimos las visitas a ciudades no capitales. Entonces vamos a lugares donde no hay bibliotecas o museos. En general nos instalamos en gimnasios de colegios”, explica el director. No solo se limitan a las muestras itinerantes, sino que forman a equipos que puedan dar continuidad a la exploración de diversas temáticas.
El MIM hoy
Dentro de las hectáreas del MIM se encuentra el Museo Interactivo de la Astronomía, un espacio de más de 700 metros con exhibiciones interactivas relacionadas con el cosmos, y cerca de 50 módulos interactivos. “Es la mayor muestra de su tipo en Latinoamérica”, consignan en su sitio web.
—Como referente del aprendizaje en la astronomía. ¿Cómo ven el avance del megaproyecto INNA en el norte de Chile? ¿Se ha realizado algún taller o alguna jornada reflexiva al respecto?
No la hemos abordado, no porque no hayamos querido, sino porque consideramos que es importante que decante, en el fondo, todo lo que se está desarrollando en términos de los permisos y la regulación.
Estamos observando con mucho interés la discusión.
Hay algo que desde ese lugar nos interesa mucho constatar y promover, que es una cultura astronómica, cómo desde la comunidad se reconoce que las condiciones climáticas de Chile permiten que se pueda hacer observación de la naturaleza. Por eso consideramos que esa cultura de la astronomía nos va a permitir en el futuro poder también tener criterios y definiciones para poder discernir sobre este tipo de proyectos en Chile.

—¿No sería bueno abordar la temática ahora con la ciudadanía, ya que está instalada la discusión?
Sería maravilloso, pero nosotros somos superrespetuosos de los procesos. Como somos un museo científico y técnico, queremos ver los datos precisos, porque tenemos que actuar con la información necesaria, para comprender de qué manera nosotros, curatorialmente en el museo, tomamos esta información y después la producimos en términos de estrategia, tanto de mediación como de comunidades. Nosotros tenemos un discurso, le transmitimos algo a la comunidad. Somos como una especie de amplificador de datos concretos.
―Hace unos meses un reportaje de The Clinic abordó el funcionamiento del museo y también su figura. ¿Cómo afectó a las dinámicas del museo y los ánimos dentro de la institución, durante las semanas que estuvieron cerrados?
Cada vez que cerramos el museo ocurre este momento de introspección, de entender qué somos y por qué somos y de qué manera desarrollamos nuestro servicio. Este reportaje llegó a nosotros cuando estábamos en ese proceso.
Fue algo que tomamos como algo que posible que sucediera, porque como institución que recibimos fondos públicos, es muy importante que siempre tengamos los más altos estándares de transparencia en todo lo que hacemos.
Hay regulaciones que también se están dando en torno a la relación entre el Estado y las instituciones privadas sin fines de lucro. Cuando salimos de la Coordinación Sociocultural de la Presidencia y entramos desde el Ministerio de Educación al Ministerio de Cultura, vivimos todo este proceso gigante de transformación y la búsqueda de una identidad que nos permitiera pararnos independiente del origen que tuvimos, que es la Presidencia.
Dolió harto, porque todos los procesos que nosotros tenemos apuntan a eso, a nuestra autonomía, a que se nos comprenda como una institución que es, en realidad, una institución que no es dependiente de la Presidencia ni el Gobierno de turno, sino que tiene su propia fuerza, independiente de que los recursos vengan de esas fuentes.
―¿Son realmente autónomas las Instituciones Colaboradas en el Acceso al Arte y la Cultura, si es que hay nombramientos desde el gobierno?
Hay una transformación que está ocurriendo, que atañe al Estado y a estas propias instituciones en su regulación. Tenemos que comprender esto como un proceso.
Hoy las reglas que tenemos para contratación y otras son las que establece el Estado por ley de convenios, por nuestra unidad de convenios con el Ministerio de Cultura, son las regulaciones que tenemos.
Es importante seguir avanzando justamente en esas formas, que le den a esta institucionalidad una autonomía y una fuerza que les ayude a generar y poder desarrollar el rol social que tienen, que permite que se llegue donde ni el Estado ni el privado llega.
―El presupuesto de Culturas siempre es un debate. ¿Cómo está financieramente el museo, es complejo administrar el presupuesto?
El MIM es un faro mundial de la relación arte-ciencia-tecnología-naturaleza. Eso lo tenemos que reconocer, porque nos tenemos que sentir orgullosos y orgullosos de esto.
La forma en cómo tratamos financieramente a estas instituciones, como el Teatro Municipal, el Centro Cultural La Moneda, el GAM, tiene que ser con un alto cuidado, en términos presupuestarios.
Los recursos que tenemos, en su gran medida, son para la operación, mantención, para cubrir remuneraciones.
El MIM administra un parque de 16 hectáreas, tiene 5 edificios, el mayor edificio tiene 7.000 metros cuadrados, y nosotros lo que vemos es que existe una gran oportunidad de hacer una inversión en este tipo de infraestructuras, para que podamos modernizarlas y generar la aplicación de energías renovables o sistemas eficientes de climatización.
No existe un financiamiento estable para desarrollar esto, pero nosotros creemos que es muy importante que tomemos conciencia como país, tanto privados como Estado, de que estas son instituciones que cambian los rumbos de las naciones.
Ahí hay que defender con mucha fuerza la existencia de la Ley de Donaciones Culturales y que hay muchas formas en que esa ley se actualice con respecto a la realidad nacional.

―¿Cómo ven desde el Museo pasar al alero de otro Ministerio, como Ciencia o Educación?
Lo reflexionamos desde el principio, cuando estábamos en la Coordinación sociocultural de la Presidencia. ¿qué somos? Porque es una pregunta muy existencialista. Dábamos una conclusión muy técnica y práctica, y era que un museo tiene la misión de salvaguardar el acervo de la cultura científica, o esta relación arte-ciencia-tecnología-naturaleza con leyes que se rigen por las que nos entrega el Servicio Patrimonio y el Ministerio de Cultura.
***
Enrique Rivera explica que desde el MIM se están impulsando alianzas y convenios con otros ministerios, universidades e instituciones como CONAF. Asimismo, potencian su presencia internacional, a través de su participación, por ejemplo, en la Expo Osaka, a realizarse del 13 de abril al 13 de octubre de 2025.
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