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Entre una novela, el fin de un romance y la “poca confianza” con la izquierda: los últimos años de Mario Vargas Llosa

Desde el 2022, Mario Vargas Llosa sobrevivió el Covid, se enfrentó al fin de su relación sentimental con Isabel Preysler, ingresó a la Academia Francesa de la Lengua y publicó su última novela. Además, alcanzó a recorrer los sitios en Lima donde se ambientaron sus libros más conocidos.

Entre una novela, el fin de un romance y la “poca confianza” con la izquierda: los últimos años de Mario Vargas Llosa

Mientras se mantenía en la línea limítrofe entre los 80 y lo 90 años, Mario Vargas Llosa estuvo lejos de la imagen de un hombre cansado que solo quiere quedarse sentado mirando girar las ruedas. En realidad, los últimos años de su vida estuvieron bastante activos y siempre se las arregló para hacer noticia.

Por ejemplo, en abril del 2022, su salud ya era tema. En ese entonces, el mundo editorial se sobresaltó debido a que el autor de La ciudad y los perros dio positivo por coronavirus. A inicios de mayo, ya recuperado y presentándose en la FILBA (Feria del Libro de Buenos Aires), comentó cómo fue su vivencia al respecto.

El Covid fue una experiencia desagradable porque comencé a sentir mucho frío en las piernas y, de pronto, comencé a perder la respiración, a ahogarme, a respirar con mucha dificultad”, indicó. Además, comentó que debió ir a la clínica por problemas respiratorios. “Fue una experiencia de solo 24 horas, pero muy angustiante. Recuerdo como una liberación cuando me colocaron el oxígeno”.

Mario Vargas Llosa

Como siempre, en la ocasión añadió sus clásicos comentarios políticos donde criticó a la izquierda de la región. “Tengo poca confianza en la izquierda latinoamericana y lo digo por mi país. Es una izquierda fanática, dogmática, cerrada a nuevas ideas, con una visión distorsionada de la realidad”.

En ese marco, se entiende el cerrado apoyo que en septiembre del 2021 le dio al escritor nicaragüense Sergio Ramírez, una vez que sobre este cayó una orden de arresto por parte de la fiscalía de su país acusándolo de “lavado de dinero, bienes y activos; menoscabo a la integridad nacional, y provocación, proposición y conspiración”.

Fue entonces que en el festival literario Centroamérica Cuenta, desarrollado en Madrid, Vargas Llosa dijo: “Acaba de sufrir un atropello escandaloso que ha motivado muchas respuestas en el mundo y creo que tendríamos que rendirle un homenaje. Él es un magnífico escritor, pero también ha participado de manera muy activa en la vida política de su país y lo ha hecho siempre de la manera moderada, que es la que se asocia más a sus convicciones, a su carácter, a su manera de ser y también a su manera de escribir”.

En noviembre de ese 2022, Vargas Llosa fue confirmado como miembro de la Academia Francesa de la Lengua, ocupando el escaño 18, el que correspondió al filósofo e historiador Michel Serres, hasta su muerte en 2019. Según el organismo, fundado por el Cardenal Richelieu en 1635, su ingreso fue aprobado por 18 votos a favor de los 22 miembros electores de la Academia, y solo recibió el voto en contra de Frédéric Vignale; además de dos abstenciones y uno en blanco. Fue su segunda experiencia al respecto, dado que también fue miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

La noticia causó impacto porque la institución pasaba por alto dos de sus normas. La primera, admitir a un escritor que no escribe en francés; la segunda, a un candidato mayor de la edad tope de 75 años, ya que el peruano tenía 85 en ese momento.

“Me hace mucha ilusión ser el primer latinoamericano que la Academia recibe en su seno. Cuando comencé a escribir, la cultura francesa era inmensamente popular en América Latina y, desde luego, tuvo muchísima influencia en mí”, dijo el escritor en ese momento.

Sin embargo, su llegada dejó cierto ruido en el aire. Un grupo de intelectuales franceses publicó una carta en el diario Libération en el que se manifestaron contrarios al nombramiento del autor de Pantaleón y las visitadoras. “Amenaza con legitimar posturas que pisotean los valores de la democracia a los que Francia quiere asociarse, como la libertad de expresión, la aceptación de resultados de sufragios y el derecho a defender causas sin arriesgarse a perder la vida”, señalaron. Ello no impidió que finalmente Vargas Llosa hiciera uso del escaño, que ahora volvió a quedar vacante.

En ese 2022 Vargas Llosa hizo noticia por otra razón, pero ajena al campo literario. En diciembre de ese año se puso fin al vínculo que mantenía con la socialité Isabel Preysler tras un romance de ocho años.Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente. No quiero dar ninguna declaración más y agradezco a los medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión”, afirmó escueta la oriunda de Manila, Filipinas a través de las páginas de la revista Hola!.

Según la publicación, se trataba de una relación en la que la mujer había puesto sus mejores esfuerzos. “Isabel lo había apostado todo por esta relación, así que también hay cierta decepción en su corazón. Y, cómo no, desilusión: de ser la protagonista de una historia de amor que superaba cualquier guion de novela romántica al desamor”.

Eso sí, según indica Hola!, a mediados de ese mes, el autor de La ciudad y los perros habría abandonado la casa de Preysler, en la que ambos convivían, y volvió a su domicilio en el centro de Madrid. Todo supuestamente por celos, lo que sería el letit motiv tras el quiebre. Pero eso ya pertenece al terreno de la especulación. Luego de eso, fue su exesposa, Patricia Llosa, la de siempre, quien lo acompañó.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa.

Pero en lo importante. En lo realmente importante, en noviembre del 2023 Mario Vargas Llosa alcanzó a publicar su última novela, Le dedico mi silencio (Alfaguara). El libro apunta al arraigo de la música criolla en Perú, vista como una herramienta utópica para unir al país en torno a una sola melodía. En parte, con ello retomó el tema de las utopías, que tocó en otros momentos de su carrera.

Al final de ese volumen hizo un anuncio que sacudió al mundo: “Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré”. Su retiro de la literatura. Le dedico mi silencio fue, efectivamente, su última novela.

El Premio Nobel de Literatura 2010 contó que terminó de escribir el borrador de su novela en Madrid, en abril de 2022, comenzó a corregirla en mayo y que, desde entonces hasta final de ese año, le estuvo haciendo pequeños cambios.

El libro cuenta una historia ambientada en el Perú de ‘Toño’ Azpilcueta, un experto de música criolla que descubrió a su guitarrista más talentoso, ‘Lalo’ Molfino. En el transcurso del relato, descubre que la habilidad de este va de la mano con sospechas que tenía y que, además, su amor por los valses, marineras, polkas y huaynos peruanos tiene que ver con un motivo social.

En marzo del 2024, unos rumores sobre el deterioro de su estado de salud fueron desmentidos por su hijo Álvaro: “La información es falsa. Mi padre no está, ni ha estado hospitalizado”, declaró Álvaro Vargas Llosa. Comentó también que su padre se encontraba disfrutando de unas vacaciones en su residencia en Perú.

Lo último que se supo de él a nivel público fue su visita a Lima a fines del 2024, a los sitios donde fueron ambientadas sus novelas. Entre otros, recorrió el lugar donde estaba el Bar La Catedral -hoy en ruinas- y el Colegio Militar Leoncio Prado, donde se ambienta su primera novela, La ciudad y los perros. Más allá de que se encontraba trabajando en el mencionado ensayo sobre Sartre -que aún no está claro si lo finalizó o no-, Vargas Llosa hasta el final se dedicó a lo suyo: escribir.

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