Garbage en Chile: todo por ella

La banda liderada por Shirley Manson ofreció un show contundente con todas las cualidades reconocidas, pero también los costados que ya sabemos. Con Garbage no hay ornamentos extras como estímulos visuales o una construcción instrumental que permita el especial lucimiento de sus músicos, sino que se funden como una unidad sónica inapelable que bordea la perfección tras su vocalista.
A nueve años de su última presentación en Chile, la tercera visita de Garbage estableció que esta banda símbolo de los 90 nunca ha pretendido introducir cambio alguno a su planteamiento en directo, basado casi en exclusiva en el carisma absoluto y la calidad artística de Shirley Manson (58). Anoche, con el Movistar Arena nuevamente en modalidad dos tercios tal como Suede el jueves, ofrecieron un show contundente con todas las cualidades reconocidas, pero también los costados que ya sabemos. Con Garbage no hay ornamentos extras como estímulos visuales o una construcción instrumental que permita el especial lucimiento de sus músicos, sino que se funden como una unidad sónica inapelable que bordea la perfección tras su vocalista.
Shirley Manson acepta con gusto el desafío de concentrar el espectáculo en sí misma a partir de la elección del vestuario –un llamativo atuendo verde propio de una rockstar–, y el manejo de un caudal vocal que no ha perdido un ápice a 30 años del debut. Canta increíble y en conversaciones aleatorias de la muchedumbre se repetía el juicio: la voz igual.

A diferencia de 2016 que no vino el baterista y productor Butch Vig por problemas de salud y el bajo estaba en manos del ex Jane’s Addictions Steve Avery, este viernes el batero que produjo Nevermind de Nirvana (1991) estuvo en escena sólido como una roca manejando tiempos simples y cuadrados tras su kit electrónico, mientras las cuatro cuerdas fueron responsabilidad de Nicole Fiorentino, que ya ocupó el puesto en The Smashing Pumpkins, ampliando esta tendencia creciente en representantes del rock de los 90 y los 2000, de alinear mujeres duchas en ese instrumento; lo han puesto en grata evidencia las últimas visitas de Jerry Cantrell e Incubus. En las guitarras, como siempre Steve Marker y Duke Erikson, prestos a sellar esa masa perfectamente calibrada que envuelve las canciones.
Sin embargo, a pesar del puntillismo en interpretación y sonido, la coquetona Blood for poppies tuvo una partida en falso asumida con humor por los músicos tras el fugaz desconcierto y el corte para arrancar de nuevo.
Shirley Manson se comportó locuaz y divertida en sus intervenciones –a veces kilométricas–, pero es parte de su marca registrada: le gusta hablar. Declaró a Santiago como una de sus ciudades favoritas –”un honor regresar a este país increíble”, aseguró– y celebró el pisco sour; como contó que The men who ruled the world del álbum No gods no masters (2021) con su aire de cabaret, se inspiró en el estallido social de 2019.
Habló también de que había visto a Suede el día anterior en el Movistar –se declaró fan/fan de Brett Anderson, un amor no correspondido–, y que estaba emocionada de estar en el mismo escenario. Entonces contó, desatando las risas del público, que mientras acomodaba sus brebajes incluyendo whisky –Shirley, no olvidemos, es escocesa– encontró un chicle del cantante.

Garbage interpretó canciones que no tocaban hace largos años como Fix me now, Empty y Sex is not the enemy, esta última introducida con una fenomenal bola sónica desde el bajo. La música de la banda no ofrece muchas curvaturas rítmicas y pausas –todo pasa por el talento melódico de Manson–, por lo que a mitad de concierto en las composiciones más reposadas, parte del público se refugió en sus teléfonos celulares.
Cuando se trató de los singles que les dieron fama y aún sostienen su carrera, la audiencia reaccionó como sucedió con Queer, Stupid girl, Only happy when it rains (con melancólica intro al piano), Milk, I think I’m paranoid, Cherry Lips (antecedida de un discurso a favor de los derechos de la comunidad LGBTQ+) y Push it, como Wicked games provocó entusiasmo por su mordisco a Personal Jesus de Depeche Mode.
Mañana domingo Garbage será uno de los platos fuertes del Festival Rec de Concepción, que arranca hoy con Suede, Los Tres y Ana Tijoux.

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