Justin Timberlake lloró agradeciendo el cariño de Chile: un bailable y romántico debut del “príncipe” en Lollapalooza

El estadounidense pisó por fin suelo chileno para cautivar a cientos de fanáticos que llegaron en masa al escenario Cenco Malls. Un debut que trajo de vuelta algunos hits de la banda de finales de los noventa NSYNC y originales del repertorio del artista, hizo vacilar con entusiasmo, a través de una elegante y masiva presentación, a toda una generación que esperaba un encuentro con el príncipe del pop.
Justin Timberlake es uno de los grandes. La música pop de ahora, en cierto sentido, está definida por los sonidos y ritmos que utilizó con NSYNC en sus comienzos, a mediados de los años noventa. Luego, construyó una exitosa carrera solista, que a la fecha lo cataloga como el príncipe del pop.
Las controversias respecto a su vida privada manchan su reputación, sin embargo, su fanaticada es potente. La gran mayoría del grupo se compone de treintañeros, aunque hay personas de todas las edades. Es notorio que los más jóvenes no conocen todas las canciones, pero tiene algo así como un efecto hipnotizador que hace que se queden.
Desde el inicio de la jornada se veía merch asociado: poleras estampadas, chaquetas personalizadas e incluso cintillos con brillo. A pesar de que este público no esperó todo el día en el escenario como ocurrió con otros artistas más juveniles durante el viernes y el resto del sábado, se juntaron centenares de personas a pocas horas de comenzar el show. En la tarima de al lado, también como headliner, estaba Alanis Morissette; con una convocatoria igual de masiva.
Ya para el momento final de la noche ambas fanaticadas —que en algunos casos era la misma—, se juntaron. Había emoción acumulada. Es la primera vez que el ex boyband se presenta en Chile.

Partiendo con los clásicos
No hubo mucho tiempo entre un escenario y otro. Paralelamente están presentándose Mon Laferte y Charlotte de White, y a pesar de que ambas tienen a una fanaticada gritando, es más que evidente que el grueso de público está esperando por el hombre pop.
Entre gritos de euforia y luces azules aparece primero la banda de Timberlake en el escenario. Abren el espacio con los primeros acordes de Mirrors, una de las clásicas de su amplio repertorio, el cantante aparece con los primeros versos; a la mitad grita “Santiago”. Se predice que será un buen show.
A la fecha cuenta con seis álbumes de estudio; el último, Everything I thought it was, se estrenó en marzo de 2024 y hay solo dos canciones incluidas en el repertorio: No angels y selfish. El primer disco, en contraparte, es Justified (2002), y cuenta con cuatro seleccionadas: Cry me a river, Like I love you, Señorita y Rock your body. FutureSex/LoveSounds, el segundo LP contó con seis afortunadas: LoveStoned/I think she knows, My Love, Sexy ladies, Summer love, What goes around... Comes around y Until the end of time. Los discos Man of the woods y The 20/20 Experience no tuvieron mucho protagonismo.
La puesta en escena del headliner está lejos de ser sencilla. Incluye a una gran banda sobre el escenario, que se posiciona bastante adelante en comparación a otros show de la jornada. Esto le deja el paso directo a la pasarela, muy cerca del público, aunque fuera de él.
Un showman completo
Timberlake tiene una gran voz, pero sobre todo, tiene manejo de la situación. Sabe cuándo cantar, cuando dejar el micrófono al público, cuándo —y cuánto— bailar. Interactúa con las fans —por que sí, son mayoritariamente mujeres— y se deja querer. Agradece varias veces los aplausos y dice que le gusta mucho Chile. Es una presentación elegante, con los detalles bien planeados, con la precisión que se le celebra a Taylor Swift o Michael Bublé.
Muestra un buen despliegue, digno de un artista que lleva prácticamente la mitad de su vida sobre un escenario. Recordemos que luego de NSYNC estuvo en otras bandas, aunque sin la misma repercusión. Su carrera en solitario, sin embargo, lo ha mantenido con importante vigencia. Este debut —para algunos, tardío—, lo demuestra.
En las primeras canciones se presentó un poco más tímido, intentando tantear a la audiencia. Pero el público chileno rara vez decepciona, y una vez que notó que los coros no se detenían, se soltó. Camina muchas veces por la pasarela y saluda y sonríe para los videos, le gusta estar entre el grupo de fanáticas. Es el artista pop ideal, simpático sobre el escenario, dispuesto a dar un buen show y hacer que las personas bailen con el pop en su más puro sonido.

El minimalismo lo hace grande
Este show fue creado para repletar estadios. En los videos de los conciertos internacionales se puede ver a Timberlake en medio de una gran escenografía y con una banda aún más grande. En este caso, sin embargo, se adaptó al espacio y también al momento; en general los conciertos de Lollapalooza poseen tintes distintos a lo que ocurre fuera del Parque.
A pesar de tener una banda de más de una decena de artistas, incluyendo por lo menos a tres coristas, además de casi una decena más de bailarines sobre el escenario, el show parece minimalista. Es él finalmente el que realiza la presentación, el que llama la atención. Una cualidad bastante particular y que, por supuesto, entregan las dos décadas de trayectoria.
“Chile, te ves bien hoy”, dice el cantante en una de sus primeras interacciones. Le pregunta el nombre a una niña, le regala una firma y después extiende una bandera chilena para colocarla sobre su espalda por un momento. “Vamos a cantar, bailar y enamorarnos esta noche”, cierra antes de comenzar con un estilo funk, cercano al R&B. El pop no es lo único en su repertorio.
El hit Can’t stop the falling estuvo presente pasada la mitad del espectáculo, uno de los momentos destacados, con todas las generaciones coreando. Continuó con un set acústico en el que se posiciona en medio de la pasarela con una guitarra. Se toma un momento para agradecer el cariño de los fans e inesperadamente suelta unas lágrimas. Las fans celebran, y el cantante tiene que esperar un par de segundos para seguir cantando.
Llegando al final hay un set de DJ que mezcla cinco canciones, dando dinamismo al show, aunque al mismo tiempo, se ve como el momento preciso para que la fanaticada menos fiel deje el Parque. La masa comienza a diluirse poco a poco. Luego de SexyBack deja el escenario y minutos después, en los que el griterío se mantiene, vuelve. La última de la noche es Until the end of time, sentado al piano. “Break it down one more time, Justin”, pide la fanaticada que se mantiene hasta llegada la medianoche. “Cause if your love was all I had in this life / That would be enough until the end of time”, canta Timberlake. Saluda un par de veces más y sale del escenario.
La banda termina los últimos acordes, hay un poco más de baile y el estadounidense cierra un exitoso debut. Las fans están felices, hay llanto, fotografías grupales, gritos por más, pero sobre todo, hay mucha emoción. Un destacado, y al mismo tiempo, tranquilo cierre para el segundo día de Lollapalooza.

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