
La mano firme detrás de Andor: “Queríamos asegurarnos de redoblar los esfuerzos”
Tony Gilroy, su creador y guionista, habla con Culto sobre los ejes de la segunda y última temporada de la producción de Star Wars, que llega este martes 22 a Disney+. Aquí evalúa el éxito del primer ciclo, aborda su relación con Diego Luna y detalla la trastienda de una escena crucial. “Puedes hacer películas con personas que no te caen bien, pero no podrías hacer una serie como esta si no estás enamorado de las personas con las que trabajas”, indica.

Cuando Andor se estrenó en Disney+, en septiembre de 2022, no fue un fenómeno instantáneo. El principal motivo es que debutó con sus tres primeros capítulos y estos apenas esbozaban el viaje que Cassian Andor (Diego Luna) viviría a lo largo de la temporada de 12 episodios. Fue necesario algo de paciencia y aguardar a que avanzara para concluir que la serie de Star Wars se trataba de una producción robusta, una historia de espionaje e intriga política que usaba la franquicia de George Lucas como un marco para contar una historia por derecho propio.
La ficción consiguió algo que ha sido particularmente esquivo para la saga en su era moderna: dejar contentos a los fanáticos y a los críticos casi por igual. El gran responsable de esa hazaña es el estadounidense Tony Gilroy, conocido por dirigir Michael Clayton (2007) y escribir las películas de Jason Bourne protagonizadas por Matt Damon.

“Creo que cuando estrenamos la primera temporada no se la habíamos mostrado a nadie. La realizamos en Londres durante la pandemia. Es Star Wars, por lo que no existen proyecciones de prueba. Así que nos preguntábamos qué iba a pasar”, señala Gilroy a Culto desde Los Angeles.
El rodaje del segundo ciclo coincidió con la emisión del primero, por lo que la efervescencia que generó en la audiencia encontró a realizadores y actores nuevamente reunidos en Inglaterra, listos para retomar la faena. Según expresa a través de videollamada, “estábamos muy emocionados, nos sentíamos muy orgullosos de que muchas de las cosas en las que habíamos profundizado conectaran con la gente”.
Los fanáticos conocen perfectamente el desenlace de Cassian Andor: al igual que el resto de los héroes de Rogue One (2016), se compromete con una misión suicida que busca propinarle una dura derrota al Imperio. Situada cinco años antes de ese filme (es una precuela, en rigor), la serie ha respondido con destreza al pie forzado de explicar cómo el personaje se convirtió en un rebelde dispuesto a dar su vida por la galaxia.
El regreso (y despedida) de la producción trae algunos ajustes. Después de que la primera temporada se hiciera cargo de un año en la vida del protagonista, la segunda abarca el tiempo restante, hasta llegar al inicio de Rogue One. Esa cercanía temporal con la película permite la vuelta de personajes como el villano Orson Krennic (Ben Mendelsohn) y el droide K-2SO, el mejor amigo de Andor. El formato de lanzamiento también cambia: esta vez, con el fin de respetar la estructura empleada por Gilroy, cada semana llegarán tres capítulos (los primeros, este martes 22).

Lo que no ha cambiado es su estrecha colaboración con Luna. “No habría hecho (la serie) si no fuera por Diego. Lo conocí en Rogue One y sabía que no es sólo un actor milagroso: es simplemente un ser humano excepcional. Puedes hacer películas con personas que no te caen bien, pero no podrías hacer una serie como esta si no estás enamorado de las personas con las que trabajas”, sostiene el creador.
Una escena al inicio del primer episodio de la segunda entrega es elocuente respecto del talento del actor mexicano y la transformación que ha vivido el protagonista. En medio de una misión secreta, una mujer más novata le pregunta si, en caso de morir, habría valido la pena su sacrificio. La respuesta que recibe es contundente y ayuda a poner al día al público.
“Lo principal es que necesito explicar qué ocurrió durante ese año, el año que no abarcamos, y tengo que darte la confianza, como espectador, de que podré guiarte durante el resto de la serie y hacer otras cosas como esta”, detalla sobre la que califica como “una escena muy importante”.
“Ese discurso nos indica lo que él ha estado haciendo durante el último año. Ahora es un líder. Nos indica el tipo de misiones que ha estado llevando a cabo. Te indica las experiencias que ha tenido. Al mismo tiempo, él la está manipulando un poco, por lo que de alguna manera empiezas a ver un tipo diferente de liderazgo. Si realmente miras la escena desde esa perspectiva, lo contiene todo. Esa es una escena que realmente me da confianza y les da a los demás guionistas la confianza de que podemos lograrlo”, afirma.

La segunda temporada también supone una conclusión para Mon Mothma, el rol que Genevieve O’Reilly ha asumido durante dos décadas en diferentes proyectos. Parte del universo de Star Wars desde El regreso del Jedi (donde fue encarnada por Caroline Blakiston), Gilroy la convirtió en un elemento clave del engranaje de Andor.
“Es un viaje muy satisfactorio. Creo que da sentido a la dirección que tomará el personaje en el futuro. Entiendes a la mujer, y para mí, como actriz, eso lo es todo. No sólo interpretar un papel o realizar un trabajo, no sólo interpretar a una senadora, sino que comprender a la mujer que hay detrás, su historia, sus motivaciones, su ingenio, todo”, apunta O’Reilly.
“He interpretado una versión de esta mujer durante 20 años, y siento que gracias a Andor, gracias al espacio argumental y narrativo que Tony ha escrito y a la voz que él le ha dado, realmente se le ha permitido tener voz en este mundo. Creo que ahora se me revela como un personaje completamente formado, y espero que el público también lo sienta así”, agrega.
Gilroy ha comparado su experiencia en la serie de Star Wars con hacer ocho películas en cinco años, porque visualiza cada bloque de tres capítulos como un largometraje. De sus palabras es posible desprender que un reto de ese tamaño no se puede resolver con éxito sin contar con un equilibrio de arrojo y serenidad.

“La presión siempre está ahí. No te sientas en esta silla sin vivir bajo mucha presión en todo momento, por lo tanto, la presión es constante”, plantea, junto con sugerir que la atención que ganó a partir de 2022 no se volvió un obstáculo para completar satisfactoriamente la historia de Cassian Andor.
“Creo que todos realizamos un autoexamen respecto a que lo último que podíamos hacer era confiarnos. Realmente queríamos asegurarnos de redoblar los esfuerzos y no confiarnos demasiado. Creo que eso hizo que todos se pusieran manos a la obra”, finaliza.
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