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La singular historia tras la traducción chilena de 1984: el clásico de George Orwell

Publicada originalmente a mediados de los 80 en nuestro país, la clásica novela de George Orwell fue traducida por tres chilenos. Hoy, ese trabajo está de vuelta en las librerías, y en Culto desmenuzamos cómo se llevó a cabo.

La singular historia tras la traducción chilena de 1984: el clásico de George Orwell

En 1984, Chile vivía tiempos convulsos. La Alianza Democrática, que aglutinaba a la oposición hizo dos llamados a paros nacionales que resultaron exitosos: 27 de marzo y 4 de septiembre. Entre las víctimas que dejó la represión del segundo estaba el cura francés André Jarlan, y ello no hizo sino enardecer los ánimos todavía más. Pinochet va a Punta Arenas y ahí se topa de frente con la realidad: la gente le grita “Y va a caer”. Es el recordado “Puntarenazo”. Pero 1984 también es el título de una novela.

En marzo de ese año, las librerías nacionales recibieron una novedad. La novela 1984, del escritor inglés George Orwell, pero esta vez con una traducción 100% hecha en Chile. El trabajo fue hecho por tres jóvenes: la periodista estadounidense Lezak Shallat, el ingeniero industrial chileno Fernando Bendt (quien años después sería gerente comercial del diario La Epoca y de Chilevisión; y gerente general de Megavisión) y el periodista Samuel Silva, quienes durante las noches de toque de queda de 1983 se dieron el tiempo de traducir una de las más clásicas novelas políticas de la literatura universal.

Publicado originalmente por la pequeña casa editora Ediciones Cerro Huelén, con el tiempo esta traducción quedó descontinuada. Hoy vuelve a los escaparates nacionales gracias al rescate realizado por la editorial independiente La Pollera Ediciones.

Foto: George Orwell.

Silva recuerda esos tiempos con Culto: "Los tres éramos admiradores de 1984 y no recuerdo a cual de nosotros se le ocurrió la idea de traducir, no al idioma español sino al chileno. Averiguamos que los derechos de autor ya habían vencido y que si lo traducíamos lo podríamos publicar. Hablamos con Héctor Velis-Meza, dueño y editor de Ediciones Cerro Huelén, y él se entusiasmó y nos dijo que publicaría el libro".

“Corría 1983, con el país en dictadura, una grave crisis económica y las primeras multitudinarias protestas contra el régimen de Pinochet. Veíamos que el Chile de 1984 tenía muchas similitudes con la Eurasia de 1984, partiendo por los slogans del país de la novela: Guerra es paz, Odio es amor, Ignorancia es fuerza. Y lo publicaríamos en 1984. Perfecto".

Foto: George Orwell

El editor Simón Ergas comenta a Culto: “El proyecto fue completamente idea de Ignacio Álvarez. Se acercó a nosotros por los trabajos de traducción de clásicos que ya tenemos en el catálogo. Él conocía bien la edición por lo que cuenta en el prólogo: la leía en casa, con su familia, por ser la primera edición no censurada y también como una resistencia a la dictadura. Se cumplía un aniversario de esa publicación (2024) pero el proceso de edición fue un poco más engorroso de lo esperado: hubo que volver a transcribir el libro entero no desde un ejemplar, no desde un pdf, sino desde un escaneo de la edición antigua que al pasarlo a un OCR salía lleno de manchas propias de libros a los que les ha pasado mucho tiempo por encima”.

Silva recuerda las jornadas de traducción: “Trabajamos una o dos noche a la semana durante muchos meses. Las protestas en Santiago habían traído el regreso del toque de queda, de modo que si nos quedábamos trabajando tarde, teníamos que seguir trabajando hasta la mañana siguiente. El control de los medios de comunicación por parte del gobierno era un eco de lo que vivían Winston y Julia, los protagonistas de 1984”.

¿Qué fue lo más complejo del proceso? responde Silva: “Fue el uso por parte de Orwell de expresiones que en 1983 no eran políticamente aceptables. Recuerdo que un personaje de la novela tenía ‘thick Negroid lips’, gruesos labios negroides. Suavizar esa descripción que hacía Orwell era censurar, decíamos dos de los traductores, arguyendo que si hacíamos eso, estábamos cayendo en la odiada neolengua. La tercera traductora argumentaba que si Orwell hubiera escrito su novela en 1983, nunca habría usado esa racista descripción”.

George Orwell.

Silva también define la escritura de Orwell:Yo definiría la escritura de Orwell como políticamente motivada, no especialmente preocupada del estilo o de un uso creativo del idioma. Lo que buscaba Orwell con 1984 era crear conciencia sobre la deriva autoritaria del mundo en la antesala de la Segunda Guerra Mundial, con Alemania, Rusia y España en manos de dictadores que impedían la libertad de expresión y de prensa, y que habían construido caricaturas de de las instituciones democráticas, como la separación e independencia de los tres poderes del Estado. En resumen la literatura de Orwell no atrae por la belleza de su lenguaje, como es el caso de Borges, Juan Rulfo o Alejo Carpentier en español, o F. Scott Fitzgerald en inglés. La literatura de Orwell es una literatura de ideas y una advertencia".

Las traducciones literarias hechas en Chile han tomado particular vuelo en los últimos años, por lo que de alguna manera este rescate entronca bien con el actual panorama editorial, así lo destaca Ergas: "Creo que una de las razones por las que se han visibilizado más las traducciones chilenas es por la gran cantidad de editoriales que están trabajando. Piensa que en La Furia del Libro se inscriben alrededor de 260 o más. Es muchísimo. Y en los distintos géneros que trabajan se están realizando traducciones: infantil, grandes clásicos (incluso libros que nunca habían llegado al español). Hoy en día tenemos un par de editoriales que publican traducciones orientales. En la medida que los lectores confían en su trabajo, las editoriales van atreviéndose también a incursionar con traducciones de autores contemporáneos, toda una novedad".

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