
Muere Mario Vargas Llosa a los 89 años: el último insigne del Boom Latinoamericano
El destacado escritor y político peruano fue un nombre clave de la literatura del siglo XX. Premio Nobel de Literatura 2010, parte del Boom Latinoamericano, fue autor de libros esenciales como Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros o La guerra del fin del mundo. También fue candidato presidencial de su país en 1990.

Esta jornada, a los 89 años, falleció el escritor peruano Mario Vargas Llosa. La información fue confirmada hoy por distintos medios internacionales, como El País de España.
Sus hijos publicaron un comunicado dando cuenta del hecho: “Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá. Procederemos en las próximas horas y días de acuerdo con sus instrucciones”.
Asimismo agregaron que todo lo relacionado con la muerte de Vargas Llosa tendrá carácter de privado. “No tendrá lugar ninguna ceremonia pública. Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en tener el espacio y la privacidad para despedirlo en familia y en compañía de amigos cercanos. Sus restos, como era su voluntad, serán incinerados”, añaden.

En los últimos años, el escritor había padecido el coronavirus en abril de 2022, aunque casi un mes después se recuperó y se presentó en la FILBA. También contrajo y se recuperó de la misma enfermedad en julio de 2023.
Premio Nobel de Literatura 2010, Vargas Llosa era oriundo de Arequipa, donde nació el 28 de marzo de 1936. Desde pequeño sintió la vocación de la escritura, tanto así que durante su paso por el Colegio Militar Leoncio Prado, leyó “como no lo había hecho nunca antes”.
Estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y empieza a colaborar profesionalmente en periódicos y revistas. Sus primeras publicaciones fueron cuentos en el diario El Comercio en 1956 y en la revista Mercurio Peruano, en 1957. Inquieto, en 1952 escribió una obra de teatro titulada La huida del Inca.
La experiencia de haber pasado por un colegio militar la usó como base para su primera novela, La ciudad y los perros, de 1963, escrita mientras residía en Francia. Fue en esta década donde comenzó a consolidarse como un referente en las letras latinoamericanas a punta de novelas claves como La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977) y la monumental La guerra del fin del mundo (1981). Todo con una persona clave a su lado, la agente literaria Carmen Barcells, considerada la “creadora” del “Boom Latinoamericano”, una generación que Vargas Llosa compartió junto a Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Julio Cortázar.

En sus novelas, usó mucho la historia como telón de fondo, como en los casos de Conversación en La Catedral, ambientada en los tiempos de la dictadura del general Manuel A. Odría (1948-1956); La fiesta del Chivo, basada en el asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Y otras semibiográficas, como La tía Julia y el escribidor (efectivamente Vargas Llosa se casó con una tía llamada Julia) y la misma La ciudad y los perros.
Más allá de sus esenciales primeras novelas, Vargas Llosa se mantuvo continuamente publicando. De hecho, en 2022 publicó en Alfaguara La mirada quieta, un ensayo sobre la obra del escritor español Benito Pérez Galdós; anteriormente, en 2019, publicó Tiempos recios, donde abordó la historia de Guatemala en la década de 1950; o Cinco esquinas (2016), donde retrató al Perú de los 90.
De hecho, en entrevista con El País, en 2015, reconoció que esa mirada a personajes de antaño era un ejercicio que siempre le había fascinado. “He buscado en la aventura de otros la aventura propia, experiencias que desde luego me hubiera gustado vivir. Muchos de los personajes históricos que aparecen en mis novelas son personajes que de alguna manera me habría gustado encarnar, no solo buenos, sino malos personajes también en lo que representa vivir un poco en los límites, más allá de los límites, rompiendo los límites. Es un tipo de personaje que siempre me ha fascinado en la literatura y desde luego en mis propios personajes hay un eco de esa actitud”.
“Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo, como un accidente”, comentó en una entrevista del 2019 con BBC, donde reafirmaba su voluntad de mantenerse activo a pesar de que ya era un nombre hecho y consolidado en la literatura. Es que esa voluntad y tesón tiene que ver con la manera en cómo entendió Vargas Llosa el oficio de escribir, en el que no se consideraba un talentoso, más bien, un esforzado picapedrero.
“Es una más de las cosas que yo le debo a Flaubert, el haber demostrado que si no tenías un talento natural, que si no nacías genio, podías llegar a ser un buen escritor a base de perseverancia, de terquedad y de esfuerzo –dijo al español diario El País, en 2015–. Es la gran lección de Madame Bovary, una novela escrita por un hombre que al mismo tiempo que escribe va conquistando y construyendo milímetro a milímetro su genio, con un esfuerzo gigantesco a base de voluntad, de terquedad, de trabajo. Esa es la gran enseñanza. Era un gran pesimista, un escéptico terrible, pero nos demostró que el genio se podía construir si no lo tenías. Una lección absolutamente fundamental para mí”.

Polémicas y últimos años
En los últimos años, Vargas Llosa se vio envuelto en polémicas. Por ejemplo, en los llamados “Pandora Papers”, una investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en que se reveló, a través de una serie de documentos, que el peruano no sólo habría gestionado a través de una sociedad en paraísos fiscales sus derechos de autor, sino que también una serie de negocios relacionados con venta de propiedades.
Además, criticó la cancelación de ciertas obras promovidas por el feminismo, en concreto, al clásico Lolita, de Vladimir Nabokov. “Con ese criterio la literatura desaparecería”, dijo Vargas Llosa. “Hay una rama del feminismo que se ha convertido en algo absolutamente intolerante y eso debe ser combatido”. Además, se mostraba crítico con la corrección política. “La corrección política es enemiga de la libertad porque rechaza la honestidad, es decir, la autenticidad. Hay que combatirla como una desnaturalización de la verdad”, dijo en 2018.
Vargas Llosa fue un reconocido simpatizante del liberalismo económico y la centroderecha. Crítico del APRA y Alan García, se presentó como candidato a las elecciones presidenciales de 1990 por la coalición de derecha Frente Democrático. Pese a ser el candidato favorito en todas las encuestas, y obtener una estrecha mayoría en primera vuelta, perdió en el balotaje contra Alberto Fujimori. Tras la derrota, se fue a residir a España, donde obtuvo la nacionalidad, en 1993.
Integrante de la Real Academia Española de la Lengua desde 1994, en febrero de 2023 el Nobel peruano hizo historia como el primer autor de lengua castellana en ingresar a la Academia Francesa. Sus últimas publicaciones fueron La mirada quieta y el cuento Los Vientos, muy comentado por sus similitudes con los líos amorosos del autor, aunque él siempre descartó ese vínculo.
En 2023, en las páginas finales de su novela Le dedico mi silencio, anunció que se retiraba de la literatura luego de escribir un ensayo sobre el filósofo francés Jean-Paul Sartre, acaso uno de sus más grandes referentes.
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