“Peso, carisma y talento”: cómo Bradley Cooper se sumó a una de las mejores series de HBO

¿Cuántas series se permitirían comenzar su temporada final con un episodio independiente? Probablemente muy pocas. ¿Y cuántas optarían por hacerlo prescindiendo por completo de su elenco principal? Quizás sólo The Righteous Gemstones.

La comedia de HBO sobre una familia de telepredicadores sorprendió a sus fanáticos el pasado domingo. En el inicio de su cuarto y último ciclo, un capítulo de 40 minutos titulado Preludio, la producción viajó hasta el año 1862 en Virginia. Allí, en medio de la Guerra Civil, presentó a un hombre que asesina a un religioso en su propia iglesia y se apropia de su identidad. Mientras junta el dinero de su víctima, recibe un llamado inesperado: un grupo de soldados confederados le informa que ha sido asignado como capellán de su división.

El ancla del episodio es Bradley Cooper, un actor que comenzó su carrera en televisión y sólo ha regresado a la pantalla chica para ocasiones puntuales. Danny McBride, creador y protagonista de The Righteous Gemstones, asegura que su llegada a la serie “fue un milagro”.

No muy en serio, le dijo a su equipo que pensaba que la persona ideal para interpretar a ese antepasado de los Gemstone era Cooper, con quien coincidió en el elenco de la película Bajo el mismo cielo (2015), de Cameron Crowe. Sus colaboradores lo alentaron a que lo contactara y su respuesta le sorprendió: le contestó de inmediato con una respuesta afirmativa.

Si bien la comedia ya había tenido capítulos ambientados en el pasado, siempre había sido con versiones jóvenes de sus protagonistas: el patriarca de los Gemstone, Eli (John Goodman), o sus tres hijos, Jesse (McBride), Judy (Edi Patterson) y Kelvin (Adam Devine). No incluir a ninguno de ellos suponía un desafío particular. “Simplemente nos arriesgamos. Tenía confianza en el material”, señala McBride en diálogo con Culto.

Según su perspectiva, el protagonista y director de Nace una estrella (2018) reunía una cualidad fundamental. “Sentía que él era un actor con peso, carisma y talento, y que sería capaz de lograrlo. Sentía que lo más complicado era que la gente se podría decepcionar con que el elenco no apareciera en el primer episodio, por lo que sabía que tenía que ser alguien que no los decepcionara. Tenía plena fe en que tendríamos una actuación que sostendría todo el episodio. Y Bradley lo hace de maravilla”.

McBride, quien además dirigió el capítulo, tuvo un calendario muy estrecho para recrear la Guerra de Secesión con su célebre fichaje. De nuevo, fue clave el compromiso de Cooper, quien optó por no ver nada de la serie, con el fin de no dejarse influenciar por el tono.

“Fue un rodaje difícil. Lo filmamos en menos de diez días. Cada momento contaba y Bradley nunca falló. Logramos ser eficientes y actuar con rapidez, porque él estaba muy concentrado, creía en el proyecto y lo logró”, detalla.

A partir del segundo episodio, que llega este domingo 16 a HBO y Max, la ficción recupera su curso natural, con sus desvergonzados protagonistas de nuevo en escena. Pero Preludio es toda una declaración de intenciones: más que nunca, los seguidores de la comedia debieran estar abiertos a esperar cualquier cosa del desenlace.

“Me gusta que en la serie no hay reglas. Siempre intentamos mantener al público enganchado y nunca quedarnos con una fórmula, por lo que me pareció apropiado comenzar esta última temporada echando un vistazo a dónde empezó todo, a cómo fue que el primer Gemstone descubrió la religión”, indica.

McBride cuenta que mientras creaba el cuarto ciclo se convenció de que esta vez era inevitable decirle adiós a sus protagonistas. “Abordo cada temporada como si fuera el final. Cuando empezamos a escribir esta temporada sabía que iba a ser el final. Lo sabía. Porque sentía que todas las historias que me venían a la mente eran sobre conclusión y sobre seguir adelante”, plantea.

Inmerso en la logística del rodaje, recién en la última jornada de filmaciones lo embargó la emoción. “Esa última noche de rodaje fue realmente emotiva. Me sentí muy vacío cuando terminamos. Recuerdo haber conducido a casa como a las 3:30 de la madrugada. Estaba escuchando música y luego como que me quedé paralizado por cinco minutos llorando horriblemente, sólo desahogándome”, recuerda.

Esa especie de resaca duró algunos días. Luego, con algo de perspectiva, pudo hacer una evaluación más reposada. “Algo ha terminado, pero también te sientes muy orgulloso y feliz por lo que pudiste lograr. Ya sabes, así es la vida: cosas terminan y otras nuevas comienzan”, cierra.