Culto

“Siento envidia. Odio”: la historia de la compleja relación de Mario Vargas Llosa y José Donoso

Coincidieron en el Boom Latinoamericano, y Donoso fue el primero de hablar de Vargas Llosa en Chile. Partieron desde la admiración literaria y en España forjaron un vínculo. Ambos tuvieron una relación cordial, aunque marcada por sus disímiles caracteres. De la mano de la investigadora Cecilia García-Huidobro rescatamos una historia imperdible.

"Siento envidia. Odio": la historia de la compleja relación de Mario Vargas Llosa y José Donoso

Un cruce inesperado le amargaba la existencia a José Donoso Yáñez. Al mismo tiempo que publicaba sus Tres novelitas burguesas (1973), Mario Vargas Llosa hacía lo propio con Pantaleón y las visitadoras. Ambos, para colmo, bajo la misma editorial, la catalana Seix Barral.

El problema es que a salir casi al unísono, la novela del peruano eclipsó a la del autor de Coronación, y ello lo resintió. Así lo anotó en sus Diarios: “¿Qué siento hoy respecto a la importancia que le están dando al libro de Mario Vargas y la falta de importancia que le dan al mío? Envidia. Odio. Pero, curiosamente, no me siento culpable de estos sentimientos ‘negativos’. Los asumo, y les doy una mayor y más amplia resonancia".

Archivo Histórico – Cedoc Copesa

La entrada la vemos en sus Diarios centrales. A season in hell (Ediciones UDP), compilados gracias al trabajo de la académica Cecilia García-Huidobro. De su mano, abordamos la relación que el escritor chileno tenía con Vargas Llosa.

Ambos coincidieron en la generación del Boom Latinoamericano, pero si por un lado, Vargas Llosa era grito y plata, José Donoso más bien estaba en un escalón más abajo en cuanto a popularidad. De hecho, la agente Carmen Barcells (la matriarca del grupo) decía que Donoso era más bien un “Long seller”. Sin embargo, no tenían una mala relación entre ellos. De hecho, García-Huidobro comenta que todo partió con admiración genuina de parte de dos escritores que antes que todo eran lectores netos.

Parafraseando la Biblia, en el principio fue la lectura. José Donoso muchos años antes de conocerlo personalmente, leyó a ese joven novelista peruano que había irrumpido en la escena editorial al ganar el premio Seix Barral en 1962 con La ciudad y los perros -dice García-Huidobro a Culto-. En Historia personal del boom relata como un amigo le trajo un ejemplar de la novela cuando en Chile era imposible encontrarlo en las librerías".

GABRIEL GARCIA MARQUEZ - ESCRITOR - JORGE EDWARDS - MARIO VARGAS LLOSA - JOSE DONOSO - ESCRITORES - POSANDO - LITERATURA (null)

Y cita a Donoso quien comentó la impresión que le dejó la primera novela del peruano: “El estímulo que recibí de la lectura de La ciudad y los perros no fue sólo debido a la envidia que me produjo su calidad, ni al alboroto que se armó al comenzar su tremenda difusión. En lo puramente literario, el problema del punto de vista —alrededor del cual se desarrollan las técnicas narrativas a partir de Joseph Conrad y Henry James, quienes, manipulando el punto de vista, cada uno a su manera sustituye el viejo hilo narrativo de la primera persona o del narrador omnisciente con complicadas estructuras formales que constituyen verdaderas indagaciones sobre las posibilidades de la novela— ciertamente preocupaba a Mario Vargas Llosa, y en La ciudad y los perros el peruano jugaba extraños y perturbadores juegos con el punto de vista: experimentaba conscientemente, intelectualmente; se ponía, por lo tanto, en una actitud de investigación sobre la naturaleza misma de la novela, avanzando más y más — hasta culminar en Conversación en La Catedral”.

Desde ahí, Donoso se mostró como un entusiasta de la literatura de Vargas Llosa. “(Donoso) Se ufanaba de haber sido uno de los primeros, acaso EL primero que habló de ese libro en Chile -dice García-Huidobro-. Publicó en la revista Ercilla un extenso reportaje en 1964 donde lo presenta como un socialista en tanto celebra la libertad narrativa de la novela, con la que construye una historia de ‘foco agudo, a veces cruel, compasiva siempre, imperturbablemente bien dibujada’”.

Archivo Histórico – Cedoc Copesa

Ya con ese punto inicial, estaban echadas las bases para iniciar una correspondencia, y así fue. "Luego vendría una etapa de intercambio de sus libros, siempre a la distancia -apunta la investigadora-. A comienzos (febrero) de 1967, Vargas Llosa instalado en Londres donde vive precariamente haciendo clases y batallando con las ratas que invaden su casa según relata Pepe en Historia personal, le escribe a su colega chileno a Iowa también abocado a la enseñanza universitaria, aunque aparentemente con mejor suerte respecto de la convivencia con roedores".

Y cita la misiva de Vargas Llosa: "Te agradezco mucho que me mandaras tus libros; hace un mundo de tiempo que quería ponerme en contacto contigo de alguna manera y la ocasión se presentó cuando menos me lo esperaba. Tenemos tantos amigos comunes, y hace tanto que oigo hablar de ti por donde voy, que ya te consideraba un viejo compañero. Por otra parte, hasta ahora no había podido leer nada tuyo. En París no había manera de conseguir Coronación, y a través de Jorge Edwards, a quien seguramente conoces, pedí un ejemplar a Chile, que nunca vino; en Lima, donde estuve seis el año pasado, había un ejemplar de tu novela (uno solo, sí señor) que circulaba de mano en mano y cuando yo iba a pescarlo se corría como un fuego fatuo. Pero por fin he podido desquitarme. He leído de corrido El lugar sin límites y Este domingo y me siento realmente muy contento y entusiasmado, porque son dos libros formidables que te sacuden los huesos. Uno sale de ellos profundamente estrujado. Hay mil episodios o detalles sobre los que me gustaría hablarte largo, pero ahora recuerdo sobre todo uno, que me parece admirable: la oscura, imposible fascinación sexual del bigotudo Pancho ante el baile de la Manuela. Has logrado ahí dar una nota verdaderamente maestra; era muy difícil hacer verosímil y vívido ese episodio, y tú lo has conseguido plenamente.”

Al terminar la carta, agrega una postdata: “Aunque un poco tarde, te agradezco mucho el generoso artículo sobre La ciudad… que publicaste en Ercilla”.

Archivo Histórico – Cedoc Copesa 17 / 18 AGOSTO 1989 MARIO VARGAS LLOSA - ESCRITOR - PERUANO - VISITA - CHILE - ENCUENTRO - REUNION - PATRICIO AYLWIN AZOCAR - PRESIDENTE DE LA REPUBLICA - LEONOR OYARZUN IVANOVIC - PRIMERA DAMA - DOMICILIO PARTICULAR / FONDO HISTORICO - CDI COPESA VER ORIGINALES EN CEDOC

El intercambio epistolar entre ambos sigue. Cecilia García-Huidobro comenta: “Ya por esa época, Vargas Llosa ha publicado su segunda novela, La casa verde (1966), la que Donoso demora en leer pues “la ha comenzado varias veces abandonándola por razones personales” hasta que aprovecha una convalecencia de una úlcera -cuando no-, para zambullirse en ella. Le escribe una larga carta analizando la novela y estableciendo variadas y novedosas genealogías dentro de la tradición, lo que dan cuenta de su condición del extraordinario lector que siempre fue".

Y cita lo que comenta Donoso: “Es curioso, me gusta más la estructura, la idea, las formas abstractas que logras en tu novela (y claro, algunos personajes como Anselmo y Bonifacia) que la mayoría de los personajes como personajes que siento, muchas veces, inacabados o ineficaces. Pero las formas que logras, y lo que expresan esas formas, esas simetrías —y podría seguir hablándote horas de horas de ellas con el libro en la mano— me parece sencillamente magistral y todavía estoy boquiabierto”.

Hasta ese momento todo seguía en el terreno celuloso de las cartas. “Todavía Donoso y Vargas Llosa no se han conocido en persona -dice García-Huidobro-. Por eso, al despedirse, añade: ‘Podría seguir hablándote interminablemente —con o sin razón, y podríamos discutir, lo que mucho me gustaría. ¿Pero cuándo te conoceré, cuándo estaremos juntos?’”. No habría que esperar mucho.

Fue la llegada de ambos a España lo que finamente terminó por conectarlos en persona. “España se encargaría no solo de reunirlos, sino que por unos años transformarlos junto a otros del boom en una suerte de pandilla, una gran familia como prefiere llamarla Pilar, esposa de Pepe, en ese sabroso capítulo “El boom doméstico” que incluyó en ediciones posteriores de Historia personal del boom".

Tanta fue la buena onda entre ellos, que se volvieron inseparables. Así lo asegura García-Huidobro: "Anécdotas de navidades compartidas, las y regadas comilonas, cumpleaños infantiles o veraneos juntos donde los niños jugaban misteriosos juegos que intrigaban a Donoso y que en algo deben haber influido luego en la construcción de Casa de campo". Eso sí, también quedaron claras sus diferencia: “Al conocerse, se hicieron muy amigos a pesar de que jamás, estuvieron de acuerdo en ‘gustos y disgustos literarios’”, dice la académica.

Crédito: Archivo Histórico – Cedoc Copesa.

En sus Diarios, Donoso también se permite hacer comentarios algo más ácidos sobre su par peruano. “En lo que se refiere a Vargas, tengo una curiosa sensación de que ‘no lo respeto como ser humano’. No me gusta. Su pretendido ‘oficialismo’, embajador del boom ante el boom, su falta total de imaginación, su total falta de libertad, su no entregarse a nada emocionalmente, su no descubrirse, la perfección de sus posiciones, su falta total de humanidad –puede tenerla para ‘comprender’ a otros, ciertamente no la tiene en su relación propia con nadie que yo conozca–, su frialdad, el acontecimiento de su tan comentada ‘simpatía’, su aislamiento, su posición con Patricia de familia real de la literatura hispanoamericana, todo esto lo hace, para quien pueda y quiera verlo, bastante ridículo. Y bastante repulsivo".

Y agrega: “El contacto con él es siempre superficial: la lluvia es tan leve, humedece solo la capa superior de su tierra, dejando todo lo de abajo seco, duro, infértil. ¿Posibilidad de que se dé más con otros seres que conmigo? Muy posible: tengo muy francamente la sensación de que “il se méfie”, me tiene miedo, recelo, repugnancia; y que con otros se da más. Lo que –claro– hablaría bien de mí. Pero por cosas que Patricia le ha contado a María Pilar de la vida de Mario, creo que su frialdad y sequedad es total y completa".

Archivo Histórico / Cedoc Copesa.

Poco tiempo después, ambos escritores separarían sus caminos a merced de que Donoso volvió a Chile. “En los ochenta, uno a uno, estos especies de ‘primos’ como los describe María Pilar, fueron perdiendo cercanía al dispersarse por el mundo. Pero el aprecio se mantuvo”, dice García-Huidobro. Pese a lo que pensaba Donoso en su fuero interno, había aprecio.

Esto último lo comenta García-Huidobro: “Por eso, Vargas Llosa cuando se entera de la muerte de Pepe en diciembre de 1996, escribe un reconocimiento desde la admiración y el cariño”.

Y cita: “Era el más literario de todos los escritores que he conocido, no sólo porque había leído mucho y sabía todo lo que es posible saber sobre vidas, muertes y chismografías de la feria literaria, sino porque había modelado su vida como se modelan las ficciones, con elegancia, los gestos, los desplantes, las extravagancias, el humor y la arbitrariedad de que suelen hacer gala sobre todo los personajes de la novela inglesa, la que prefería entre todas”.

Peruvian writer and Nobel Prize 2010 in Literature, Mario Vargas Llosa poses on October 17, 2014 in Aix-en-Provence, southern France after a press conference during the literary festival La Fete du Livre. AFP PHOTO / ANNE-CHRISTINE POUJOULAT (Photo by Anne-Christine POUJOULAT / AFP) ANNE-CHRISTINE POUJOULAT

García Huidobro lo resume todo en una oración: “Caracteres opuestos construyeron una total complicidad”. E incluso cita una anécdota entre ambos ocurrida en los momentos finales de Donoso:

“Fue la última vez que se vieron en Santiago cuando el chileno está muy enfermo, ‘en cama y casi sin aliento’. Recuerda que le dijo ‘Henry James es una mierda, Pepe’. ‘El me apretó la mano para obligarme a bajar la cabeza hasta ponerla a la altura de su oído: Flaubert más’”.

Y zanja la académica: “Hasta el final el duelo de dos escritores con personalidades tan distintas, que se leyeron detenidamente, se admiraron y se quisieron sin abandonar la confrontación”.

Lee también:

Más sobre:LibrosMario Vargas LlosaJosé DonosoLibros Culto

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¿Vas a seguir leyendo a medias?

Todo el contenido, sin restriccionesNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE