Alejado de la actuación desde inicios de los 2000, Gene Hackman llevaba una vida apacible en Santa Fe (Nuevo México), la localidad a la que se había mudado en los años 80. Sin compromisos con Hollywood, se dedicaba a la pintura, a la escritura y al golf, y compartía un hogar con Betsy Arakawa, su esposa desde 1991.

Era lo que había anhelado para el último tramo de su existencia: la tranquilidad que le otorgaba un lugar ubicado entre bosques y montaña, refugio habitual de la tercera edad en Estados Unidos para zafar de urbes populosas y difíciles.

La discreción primaba en la pareja. El hermetismo era tal que recién en marzo de 2024 circularon sus primeras fotos juntos desde 2003, cuando el matrimonio asistió a la 60° edición de los Globos de Oro, ceremonia en la que el intérprete obtuvo el Premio Cecil B. DeMille. Así, no es descabellado pensar en que prefirieron celebrar el cumpleaños número 95 del actor –el pasado 30 de enero– en la intimidad de su residencia.

La consternación se instaló cuando se informó que Hackman y Arakawa habían sido encontrados sin vida en su casa en Santa Fe, el pasado miércoles 26 de febrero. Las primeras diligencias descartaron la acción de terceros, así como también la presencia de monóxido de carbono en los cuerpos. Luego de que se difundieran diversas teorías sobre el deceso de ambos, las verdaderas circunstancias de sus muertes se empezaron a despejar el viernes pasado, casi dos semanas después del hallazgo.

Los informes de la autopsia detallaron que el actor sufría una enfermedad cardíaca grave, incluida evidencia de ataques cardíacos anteriores y otros procedimientos que involucran el corazón. Un “factor que contribuyó” a su fallecimiento fue que estaba en una etapa avanzada del Alzheimer, según confirmó a la prensa Heather Jarrell, la médica forense jefa de Nuevo México.

En tanto, Arakawa padecía hantavirus, la enfermedad transmitida mediante la inhalación de partículas microscópicas de la orina o material fecal de roedores. De acuerdo con la investigación, se hallaron señales de “entrada de roedores” en la vivienda, aunque el riesgo evaluado en el lugar se estimó como “bajo”.

Una de las mayores revelaciones obedeció a la importante diferencia de días entre ambas muertes. Arakawa hizo una serie de diligencias el 11 de febrero, día en que le mandó un correo a su masajista personal y salió a hacer compras. Regresó al inmueble durante la tarde, a las 17:15 horas,. Según los registros de video, en el exterior ocupaba una máscara, una práctica que, de acuerdo con la palabra de amigos, era habitual en ella, con el fin de evitar contagiar a su esposo de enfermedades.

La investigación perfiló un escenario trágico: Hackman habría fallecido una semana después que su mujer, quien, según apuntan todos los indicios, era su única cuidadora. Esa cronología se estableció tomando en consideración que la última actividad registrada en su marcapasos corresponde al 17 de febrero. También se detectó que, si bien su estómago estaba vacío, no parecía estar deshidratado.

Reconociendo que “los detalles exactos de lo que sucedió en la casa durante esa semana puede que nunca se conozcan”, The New York Times reunió el testimonio de amigos y vecinos que ayudan a perfilar la vida del matrimonio.

Arakawa se ocupaba de organizar los partidos de golf de su marido con sus amigos, una de sus principales aficiones. También se encargada de que cumpliera rigurosamente con su dieta, y de escribir a máquina y editar las novelas que él escribía a mano. Juntos invirtieron en Jinja, un restaurante especializado en fusión asiática que exhibía las pinturas de Hackman y había bautizado un cóctel en su honor. Tom Allin, un viejo amigo del actor, aseguró al periódico que “ella lo protegía mucho” y que no tenía celular.

También confirmó que la salud de él había decaído. Lo ilustró mediante una anécdota: era habitual que Hackman le preparara la cena a su esposa para su cumpleaños. Sin embargo, lo habría olvidado por completo en 2023.

Todos los relatos coinciden que la pareja se recluyó en su hogar tras la pandemia de Covid-19 y mantuvo esa dinámica incluso después de que pasó el peor momento de la crisis, presumiblemente para cuidar de la salud del doble ganador del Oscar. Sus vecinos en Santa Fe Summit, la comunidad cerrada donde vivían, declararon que únicamente veían sus botes de basura al costado de la carretera, aguardando por ser recogidos. Además, uno de los fundadores de Jinja contó que los había visto por última vez hace cerca de cinco años.

La doctora Heather Jarrell dijo que, debido a que padecía Alzheimer y no se sabía su grado de autonomía, era posible que Hackman no supiera que su mujer había muerto. Arakawa fue encontrada sin vida en un baño, mientras que el cuerpo del intérprete fue hallado en el vestíbulo junto a un bastón. En la residencia también estaba el cadáver de uno de los tres perros del matrimonio, mientras que otros dos perros estaban vivos y en buenas condiciones.

Fue un trabajador de mantenimiento quien alertó a un guardia de seguridad a la casa después de que nadie saliera a abrir la puerta y posteriormente contactó al 911. Ese llamado provocó el descubrimiento de la dramática escena.

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