No bastó una, sino que dos muertes para que Giuseppe Verdi (1813-1901) pudiera componer su Réquiem. Tras el fallecimiento del compositor Gioacchino Rossini (El barbero de Sevilla) en 1868, el creador de La traviata propuso a un grupo de músicos italianos escribir una obra religiosa en conjunto, cada cual aportando su parte. Verdi cumplió con el trato y en poco tiempo tuvo listo su Libera me.

Fue el único en realidad que hizo lo que prometió. Indignado ante la falta de colaboración y disciplina de sus colegas, decidió dejar la obra en el baúl de los recuerdos tristes y no fue sino hasta 1873, tras el deceso de su amigo escritor Alessandro Manzoni (Los novios), que desempolvó las páginas para agregar lo que faltaba. Es decir, casi todo. Ese es el Réquiem que conocemos hoy.

Lejos de la solemnidad del famoso e inconcluso Réquiem de Mozart y del carácter más terrenal del Réquiem alemán de Brahms, la creación de Verdi es todo explosión y drama. Una auténtica ópera con texto religioso, consecuencia directa de su experiencia en la lírica, que ya había engalanado con sus obras La traviata, Rigoletto, El trovador y, particularmente, con Aida. En esta ópera de madurez es posible hallar varios puentes musicales entre la tragedia de la esclava etíope Aida y su piadosa composición ecuménica.

Este viernes y sábado y también el miércoles de la próxima semana a las 19.40 h (ventas en daleticket.cl), el Coro y la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, bajo la dirección general del maestro Leonid Grin, interpretarán la composición de Verdi. En los roles solistas estarán la soprano Andrea Aguilar, la mezzosoprano Evelyn Ramírez, el tenor Patricio Saxton y el bajo Homero Pérez. El coro de la Universidad de Chile, que en esta obra es un protagonista más, será dirigido por su conductor habitual, Juan Pablo Villarroel.

"Es probablemente el mejor réquiem escrito en la historia de la música", ha dicho con bastante énfasis el ucraniano Leonid Grin (1970), titular de la Sinfónica desde el 2008. La composición de cerca de hora y media de duración se integra a la temporada anual de la agrupación universitaria justo antes de Semana Santa y a una década de la última vez que la interpretó. "Es difícil para los artistas separar la herencia operística de Verdi, incluso cuando tocamos su Réquiem", comenta Grin sobre la composición verdiana, estilísticamente muy emparentada con los arranques dramáticos de la lírica. Agrega: "Muchas personas pueden verlo como una composición operística, pero esta es una obra compleja, una verdadera misa católica. Es en rigor una misa para Alessandro Manzoni, figura política y cultural de Italia, amigo personal de Verdi. Manzoni fue uno de los líderes del Risorgimento italiano".

Leonid Grin aclara que todo se reduce a encontrar esa voz particular entre sus dirigidos: "Cuando trabajamos con el coro y los solistas, tenemos que encontrar ese nicho, que no es ópera, sino que es el Réquiem".

Festival austral

Pero antes de la empresa verdiana de la Sinfónica Nacional, el Teatro Municipal prologa los días santos con un singular concierto titulado Barroco colonial. Es este miércoles a las 19.30 h (venta en municipal.cl) y se trata de un recital del Cuarteto Helios, integrado por la soprano Esperanza Restucci, el violista Raúl Orellana, el violagambista Luciano Taulis y el clavicembalista y organista Camilo Brandi.

El programa, donde hay instrumentos de época en acción, se compone de obras recopiladas por el obispo Baltasar Martínez Compañón (Trujillo, Virreinato de Perú) entre 1782 y 1785, pero también del músico italiano al servicio de la corona hispana Domenico Zipoli (trabajó en Córdoba, Argentina) o de los generosos Archivos Misionales de Chiquitos (Santa Cruz, Bolivia).

Lejos de ahí, en el Teatro del Lago de Frutillar preparan el Festival de Semana Santa, que se extiende desde el jueves 29 al sábado 31 de marzo, a las 19.00 h (entradas en teatrodellago.cl). La primera en presentarse es la mezzosoprano Constanza Dörr, que desde las 19.00 h del jueves cantará extractos de las Pasiones según San Mateo y San Juan de Johann Sebastian Bach. El viernes es el turno de los coros del Teatro del Lago, con obras que van desde el español Tomás de Victoria en el siglo XVI hasta el estonio Arvo Pärt en nuestra centuria. Los tres días sacros de Frutillar terminan el sábado a las 19 horas con grandes éxitos sactros de Bach y Vivaldi, entre ellos extractos de las Variaciones Goldberg y la Sinfonía al Santo Sepolcro. Toca el Ensamble Teatro del Lago.

Bastantes kilómetros más al norte, en Talca, la Orquesta Clásica del Maule presentará el Stabat Mater de Giovanni Batista Pergolesi, una creación compuesta durante las últimas semanas de vida del compositor napolitano, en 1736. La cita es en el Teatro Regional del Maule a las 20.00 h y la entrada es liberada.

No hay Semana Santa que se precie de tal sin que se toque alguna de las cantatas de Bach (compuso más de 200) y en esta ocasión es el Instituto de Música UC el que trae dos de ellas al público. Se trata de las Cantatas BWV 182 Rey del cielo, bienvenido seas y BWV 198 Oda fúnebre, ambas a cargo de solistas vocales, Coro de Cámara UC y el Estudio MusicAntigua, dirigidos por Julio Doggenweiler. La cita es el lunes 26 a las 19.30 h en el Salón Fresno del Centro de Extensión UC y la entrada es liberada.

Tampoco es entendible una conmemoración sacra sin el Réquiem de Mozart, probablemente el más popular en su género. En Santiago, la Orquesta de Cámara de Chile lo interpretará el miércoles 28 a las 20.00 h bajo la conducción de Pablo Carrasco en la Parroquia Santa Elena (Av. Presidente Errázuriz esquina Polonia).