Antes de Les Luthiers, se llamaban I Musicisti. Es decir, Los Músicos, al estilo del famoso conjunto italiano barroco I Musici. Vino una crisis, algunos integrantes se fueron con sus partituras e ideas a otras partes, pero ya en esa época, en mayo de 1967, Jorge Maronna (1948) era de la formación original. Venía de estudiar Medicina, una carrera formal al igual que el resto de sus compañeros, con quienes a fines de ese año decidieron rebautizar el conjunto como Les Luthiers. Medio siglo más tarde, el grupo emblema del humor argentino de etiqueta, sigue en pie. Han resistidos muertes de miembros clásicos y deserciones, pero Les Luthiers mantiene un nivel de público cautivo envidiable.
Chile, por ejemplo, es un caso: para el concierto que darán el próximo jueves 10 de mayo casi se han agotado las entradas. El grupo estará a las 21 horas en el Movistar Arena, con el show Gran reserva que sucede a Viejos hazmerreíres, presentado acá en 2015, el mismo año de la muerte de Daniel Rabinovich (1943-2015), integrante fundador.
Creadores y defensores de un tipo de humor refinado y con referencias culturales, Les Luthiers son también virtuosos musicales. Hasta la fecha han creado 50 instrumentos informales (entre ellos el contrachitarrone de gamba, el bolarmonio o el lirodoro o lira de asiento) y son absolutos contemporáneos de otro sexteto referencial formado en la universidad, pero al otro lado del mapa: Monty Python.
A cinco días de su espectáculo Gran reserva en Chile, Jorge Maronna da detalles de la presentación: "Es una antología muy divertida, variada y musical, en la que incluimos piezas de los 80, como Entreteniciencia familiar, Buscando a Helmut Bösengeist, Música y costumbres de Makanoa, pero también más recientes, como La balada del séptimo regimiento o Rhapsody in balls".
¿Cómo enfrentaron la muerte de Daniel Rabinovich y el retiro el año pasado de Carlos Núñez Cortés, otro integrante fundador?
La muerte del querido Daniel, amigo íntimo de toda la vida, actor amado por el público, fue un golpe durísimo para todos nosotros y, sumado al dolor por la pérdida, nos generó dudas acerca del futuro de nuestra carrera. Pero durante su larga enfermedad (que nunca fue hecha pública) y bajo la aprobación del mismo Daniel, sus papeles ya habían sido cubiertos por los eficaces Tato Turano y Martín O'Connor, que aportaron al grupo calidad artística y entusiasmo nuevo. La salida de Núñez Cortés, anunciada con anticipación, fue decidida por el propio Carlitos, que es reemplazado por Tomás Mayer-Wolf.
¿Qué significó ganar en 2017 el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades?
Pensábamos modestamente que nunca lo recibiríamos. Vivimos momentos emocionantes, como un divertido homenaje de los profesores de la Universidad de Oviedo o la visita a una escuela primaria, en la que los chicos nos recibieron con instrumentos caseros y juegos de palabras de su invención.
Cumplieron 50 años, ¿cómo se explican su longevidad?
Sospecho que no es posible conocer todas las razones de nuestra perdurabilidad. Por nuestra parte, siempre trabajamos con precisión la escritura y la interpretación de los espectáculos; el público sabe que ofrecemos un show cuidado con esmero, un humor refinado y una puesta en escena ajustada y pulida. En cuanto a la permanencia, Les Luthiers tiene dos importantes virtudes: una gran capacidad de adaptación y una tenacidad que hace que, en los momentos difíciles, siempre encontremos fuerzas para continuar. Pero me parece que eso no es suficiente para explicar la aceptación que tenemos desde nuestros principios. En fin, somos tremendamente afortunados.
¿Cómo observa la evolución del humor desde fines de los 60 hasta hoy, con la cultura de las redes sociales y el stand up ?
Aunque me considero bastante prehistórico por no frecuentar las redes sociales, tengo la impresión de que el humor que se consume en estos tiempos se está volviendo cada vez más zafio, fácil y barato.