No importó demasiado que algunos se hubieran acostado tarde. Los muchachos sabían que esa misma mañana debían estar a las ocho en punto en el estudio del Centro Europeo de la Música Krzysztof Penderecki, uno de los más importantes de Europa. Era su oportunidad para grabar con los ingenieros de sonido del Viejo Continente. Pero, antes que todo, una salida nocturna no impediría que los músicos de la Orquesta de las Américas lograran concluir a tiempo la grabación y hacer lo que otros tres mil millones de personas a las cinco de la tarde del 15 de julio: ver la final del Mundial entre Francia y Croacia.
Para Carlos Miguel Prieto (1965), director titular de la Orquesta de las Américas, la anécdota refleja lo que distingue más que nada a esta agrupación de los otros conjuntos que conduce: una energía fuera de toda norma. "La juventud tiene una entrega única, casi inconsciente y ciega, yo diría", dice el mexicano Prieto, que lleva 12 años al mando de la orquesta formada por músicos de toda América.
"Los demás ya no tenemos esa vitalidad. De partida ninguna orquesta tradicional empieza a grabar a las ocho de la mañana de un domingo. Pero este conjunto tiene una pasión y una entrega que con los años se pierde. Cuando los dirijo, me rejuvenezco unos 30 años", agrega al teléfono desde Polonia, donde hasta la semana pasada dieron tres conciertos, realizaron una residencia artística y grabaron un disco con la Tercera sinfonía del estadounidense Aaron Copland (1900-1990) y la Segunda sinfonía del mexicano Carlos Chávez (1899-1978).
Creada en el año 2001 en el Conservatorio de Nueva Inglaterra, la Orquesta de las Américas nació con el Sistema de Orquestas Juveniles como modelo de referencia, pero con el tiempo asumió además una fuerte vocación de presentaciones en vivo, con giras en todo el mundo. Tiene un premio Grammy entre sus trofeos artísticos y su principal consejero es nada menos que Plácido Domingo. A diferencia de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (la otra referencia juvenil de la región), la Orquesta de las Américas tiene una población rotante de músicos: todos los años postulan cinco mil intérpretes del continente, de los que se seleccionan 80 entre 18 a 30 años, y de 25 países.
Este año, el conjunto conocido hasta hace un tiempo como Young Orchestra of Americas (YOA) reclutó a cuatro instrumentistas chilenos: el chelista Eduardo Simpson, la violista Mariel Godoy, la contrabajista Valentina Solís y el violinista Jorge Robles. Todos están actualmente en la gira europea que ya los llevó a Polonia (donde compartieron con el gran compositor Krzysztof Penderecki), los tiene hoy y la próxima semana en Ucrania, luego los traslada al Festival Rheingau de Wiesbaden (Alemania), a la sala Elbphilharmonie de Hamburgo (Alemania) para concluir en el prestigioso Festival de Edinburgo (Escocia) el 7 de agosto.
"La oportunidad de estar acá es impagable", cuenta Eduardo Simpson (29), chelista de Valparaíso, ahora en gira. "No sólo tocamos en algunos de los mejores escenarios del mundo, sino que las residencias nos permiten aprender. En mi caso me toca estar con el primer chelista de la Orquesta Sinfónica de Stavanger (Noruega), una de las más importantes en Escandinavia. También hay personajes legendarios, como León Spierer, que fue primer violinista de la Filarmónica de Berlín durante 30 años, sobre todo en la época de Herbert von Karajan", dice Simpson, quien además estuvo el año pasado en la gira y residencia que la orquesta hizo en Frutillar.
Las presentaciones del conjunto tienen una doble función. Como espectáculo para quienes van a sus conciertos, pero también como taller para los músicos, quienes viajan junto a profesores que vienen de las filas de la Filarmónica de Berlín, la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, Metropolitan de Nueva York o Mariinsky de San Petersburgo.
Su titular Carlos Miguel Prieto también le da a la orquesta un valor en la difusión: "Después de todos, si nosotros, los americanos, no creemos en nuestros compositores, ¿Quién lo va a hacer? Somos los músicos de la Orquesta de las Américas los llamados a difundirla. Beethoven no necesita un defensor, pero sí la música de Leonard Bernstein, más allá de West Side Story. O de Carlos Chávez, más allá de Huapango".
Y aunque inspirada en un comienzo por el Sistema, la agrupación de Prieto parece jugar ahora en otro terreno. Al menos a su conductor le gusta desmarcarse: "No somos un conjunto formado por músicos de un solo país, sino que tenemos una vocación panamericana. Además, quizás tenemos un repertorio un poco más variado y privilegiamos el detalle. Lo digo, con todo el respeto que le tengo a la agrupación de Venezuela". Y, quizás por una cuestión de recursos, la Orquesta de las Américas parece ir donde otros no: "Tocamos en países donde ninguna orquesta va, como Belice, Jamaica o Haití".