El mar está tranquilo. A la derecha de la tela, el monitor Huáscar humea y al frente la corbeta Esmeralda se hunde por la proa. El tono romántico que le imprimó Thomas Somerscales a la escena histórica acentúa el dramatismo del Combate Naval de Iquique. Francisco Ortega miró un rato el cuadro en internet, luego un poco más y después lo vio: ahí estaba la partida del cuento que buscaba. No, no exactamente ahí. "¿Y si no ocurriera el combate?", se preguntó. "¿Y si algo viniera volando?", siguió.

Las repuestas a las que llegó Ortega tenían un efecto: "Si modificas el Combate Naval de Iquique tienes que modificar la historia de Arturo Prat, a todos los personajes que vienen en adelante y a toda la historia de Chile", advierte el escritor y editor de Alfaguara, que llevó el proyecto al extremo. Incluso más allá de la escritura

Sumó al dibujante Nelson Dániel y crearon un universo en que la Guerra del Pacífico es radicalmente diferente. Así: Prat sobrevuela Lima abordo de la aeronave Blanco Encalada y deja caer una poderosa bomba que hace desaparecer la capital de Perú. Luego, Sudamérica cambia para siempre. Y también el mundo. Se trata de 1899: Cuando los tiempos chocan y puede que sea la novela gráfica más ambiciosa publicada en Chile.

Un nuevo universo

Fue en 2007 cuando Ortega, autor de El número Kaifman, imaginó por primera vez lo que sería 1899. Dos años después, tras testear la historia en internet y desechar a un dibujante, apareció Dániel. Había un lazo: juntos habían trabajado en el libro de la película Santos, de Nicolás López. Dániel viene de ese mundo: director de arte de filmes y comerciales, hoy es ilustrador del sello de cómics IDW.

"Partí con Heman", cuenta Dániel, recordando su niñez. "Vengo del universo de los superhéroes, nada más alejado de esto", dice, y da en el clavo: en 1899 no hay capas ni superpoderes. Hay tragedia, locura, fantasía y múltiples citas a las obsesiones de Ortega: de Julio Verne a Blade runner, pasando H. G. Wells, Lovecraft, William Gibson y la mitología de los héroes patrios chilenos.

"Esto es un pastiche", reconoce Ortega. Pero va más allá: "Mi idea es básicamente recuperar la historia de Chile. Por mucho tiempo ha sido demasiado respetada y hay un montón de episodios y mitos que dan para convertirlos en películas con efectos especiales. Hay que faltarle un poco el respeto".

Relato policial y de ciencia ficción de estética steampunk, 1899 es sobre todo la creación de un universo paralelo. Un universo modificado por el descubrimiento, en 1896 en Lota, de la Metahulla, poderoso mineral tan destructivo como un arma nuclear, pero también capaz de hacer volar trenes y barcos. A fines del siglo XIX, en el libro de Ortega y Dániel, Chile se ha convertido en una superpotencia mundial gracias a la Metahulla.

En el año 1899 el inspector policial Luis Uribe, ex marino y primo de Prat, investiga lo que parece ser una serie de atentados con Metahulla. Es un hombre atribulado, que siempre que duerme sueña con otra vida. Su superior, Leonora Latorre (cita a Adiós al séptimo de línea), mujer importante en la influyente logia Lautarina, le asigna a Duran a Ygriega, una compañera robot.

Será justamente Prat quien le revele a Duran el misterio de la explosiones. A su modo. Prat no solo sobrevivió a la Guerra del Pacífico, se transformó en un explorador mundial sorprendente: encontró restos de la Atlántida en la zona del Triángulo de las Bermudas y en la Antártica se perdió en las Montañas de la Locura. Para 1899, es respetado, pero sobre todo un loco recluido.

El mejor amigo de Prat es Miguel Grau, que por traidor, en Perú le fue amputado un brazo. Le fue reemplazado por uno mecánico en Chile y hoy el cyborg Grau dirige el museo flotante del Huáscar. Solo esa idea encendió las alarmas en Perú: A Ortega y Dániel ya los han llamado de medios peruanos pidiendo entrevistas por 1899, la que será publicada allá en agosto.

"Pero no hay nada gratuito. No hay ninguna provocación. Es como trabajar con actores famosos", dice Dániel. Y agrega Ortega: "No nos estamos riendo de Prat ni de Grau, solo los convertimos en personajes ficticios. Es lo que tenemos. Chile no tiene superhéroes, pero tiene héroes patrios prácticamente fantásticos".

Hay más citas en 1899: Martín Rivas es candidato a ser Presidente de Chile, el Teniente Bello jamás se perdió y, más allá de nuestras fronteras, en EEUU, King Kong efectivamente aterrorizó a Nueva York. Hay más: todo un planeta nuevo. Y Ortega y Dániel están dispuestos a seguir explorándolo.