SI POR estos días está recorriendo la Octava Región o el límite suroriente de la Séptima, no lo piense dos veces y desvíese hacia el sector de la Cordillera de la Costa, a la altura de Chillán. Le aseguramos que no quedará defraudado.

El valle del río Itata es, sin dudas, un lugar por descubrir, con turismo a escala humana y que se encuentra en pleno desarrollo, ideal para indagar en las historias ancestrales del campo chileno, con familias que llevan generaciones desarrollando vinos, en un terroir que produce desde la época colonial, cuando los jesuitas plantaron las primeras vides.

Afortunadamente, los viñateros y pequeños empresarios ya se están organizando para convertir la zona en un atractivo polo turístico.

Las parras del Valle del Itata no son perfectas ni tan bien ordenadas como las de las rutas del vino más desarrolladas de la Zona Central, pero ahí radica su sello: son viñas viejas, cultivadas por familias locales o inmigrantes que llegaron maravillados por el paisaje y el clima mediterráneo húmedo, con un microclima que favorece la maduración lenta de las vides.

Aquí las uvas conviven con grandes plantaciones de pinos, lo que nos regala paisajes únicos y en plena confluencia de los ríos Itata y Ñuble, la vegetación es verde y abundante.

El valle es amplio y los panoramas son diversos.

Aquí les presentamos tres zonas para recorrer, con sus principales atractivos.

Quillón, vino y licores artesanales

El valle es amplio y los panoramas son diversos. Quillón es un excelente punto de partida para explorar el sector: conocido como "el valle del sol" por su particular clima que produce uvas asoleadas y vinos livianos y frutosos. La viña Lomas de Quillón (camino Cerro Negro, Km 10, teléfono 9-4514168) es una entretenida parada, con vinos y licores artesanales de fabricación propia. Con una sala de degustación recién remodelada, no deje de probar el fragante moscatel dorado o alguna de las cremas de whisky con café o arándano, allí podrá adquirir cualquiera de sus vinos o licores a precio de mayorista.

Hay juegos para niños, y realizan charlas y recorridos por las instalaciones para grupos sobre 20 personas, eso sí, previa reserva.

Si se anima a un paseo por el día, la laguna Avendaño merece una visita. Muy concurrida en esta época, tanto por familias y fanáticos de los deportes náuticos, en sus alrededores encontrará cabañas, restaurantes de comida chilena y camping.

Para todos aquellos que se aventuren a redescubrir cepas locales, Guarilihue es una pequeña localidad que esconde un tesoro en medio de sus vides, que crecen entre bosques de eucaliptos y pinos: la uva país, de la que se produce el vino del mismo nombre. No deje de probarlo, en la ruta encontrará varias bodegas que lo venden a precios módicos.

Bulnes y alrrededores

En los alrededores de Bulnes está la Viña Chillán (Km 7, Tres Esquinas), uno de los panoramas imperdibles del sector. Para conocer las instalaciones, hay un tour de 90 minutos, que recorre desde sus parras hasta el proceso de producción, pasando por barricas y una cata. Sus dueños, de origen suizo pero con un excelente español, cuentan detalles de las nueve cepas con las que trabajan y producen un vino orgánico. Hay restaurante de pastas y postres caseros. Tiéntese con los canelloni de ricotta y espinaca y el tiramisú. La viña tiene una casa de huéspedes, que puede recibir hasta 18 personas, además de piscina con vista a los viñedos. Tours desde $ 7.000, www.vinachillan.com y teléfono 42-1971573.

La Viña Männle (Ruta 148, km. 1, sector la piscina) es otra alternativa para conocer la producción de vinos orgánicos. Se trata de una viña boutique con el sello familiar de Heinrich Männle, quien sigue los pasos de su padre, viñatero alemán. Una particularidad de esta viña es el delicioso vino de frambuesa o arándano, con un grado alcohólico que oscila entre 11,5 y 14 grados. El tour dura dos horas, e incluye un recorrido y degustación de varias cepas, acompañadas por quesos de la región. El valor es de $ 8.000 y todos los detalles están en www.vinamaennle.cl y en el teléfono 42- 970811.

Ránquil, museos y cervezas

En el museo San José (Camino a San Ignacio de Palomares, Km 14, teléfono 7-7971789) verá más de una sorpresa. Está en Ránquil, un punto clave para la conquista española, el lugar es una clase de historia de Chile al aire libre, con una casona llena de antigüedades, herramientas y vestuario de época. Carlos Grüebler le mostrará con entusiasmo cada uno de los rincones. No deje de visitar el parque, con una gran colección de cactus e históricos viñedos. Se puede hacer picnic. La entrada de adultos vale $ 3.000, y conviene avisar por teléfono antes. Una excelente opción para recorrer varias viñas y el museo San José en una sóla jornada es integrarse a los tours de medio día o jornada completa que organiza Cayumanqui turismo (www.cayumanquiturismo.cl). Los valores varían, pero parten en $ 14.990. Se visitan casas productoras de licores artesanales en el sector de Cerro Negro, Ránquil, Quillón y Bulnes. Todo es atendido por sus propios dueños, con ese sello casero y acogedor que identifica al Valle del Itata.

Y si la cerveza es su fuerte, la visita a la fábrica artesanal ToroPaire es otro imperdible. Producen cuatro tipos premium. El tour vale $ 2.000, incluye un recorrido por la fábrica, degustación y una cerveza a elección. Reservar en info@toropaire.cl.