Carolina de Moras, la desconocida historia de su ascenso en la moda y la TV




Era feíta. Muy blanca y muy flaca. Pero a los ocho años Carolina de Moras, la súper modelo chilena que se convirtió en la revelación del matinal Buenos días a todos de TVN, en la nueva Tonka Tomicic y apuesta del canal, ya sabía "que quería trabajar y ganarme mi propia plata", como recuerda. Y se puso a vender helados en una panadería de Osorno, donde vivía. Después hizo pulseritas de lana. Hasta que tras una operación por una infección pulmonar, creció. Floreció. Y pasó a convertirse en la estrella de la básica del Osorno College, donde la matricularon sus padres, ingenieros químicos que llegaron a la región porque al marido lo trasladaron a la sede de Nestlé.

En la gelatería Bocatto y forrada en las tenidas de Il Gioco que tanto le gustaban, De Moras llamaba la atención. "Era alta, medio gansa para vestirse, de jeans y polerón, y muy polola, siempre rodeada de niños lindos y amigas taquilleras", cuenta una ex compañera de colegio. Pero en esa época las pasarelas italianas no estaban ni en sus sueños. Hasta 1994.

Entonces la familia volvió a Santiago. De Moras entró al colegio San Patricio de Las Condes. Tenía 14 años y acompañó a una amiga a un casting con un fotógrafo español. Y fue la joven de ojos verdes quien obsesionó al hispano. La contrataron inmediatamente de la agencia L'Agence. La llamaron de la revista Elle. Le cortaron el pelo y se lo tiñeron para los retratos. Le cargó. "¡Lloré mil años!", cuenta la modelo. Pero ya entonces demostraba cualidades que la llevarían a la fama: "Es muy profesional. Llega a la hora y hagan el peinado que le hagan, nunca reclama", comenta Adriana "Titi" Aguayo, destacada maniquí.

"A la primera reunión apareció con uniforme colegial y con su mamá. Era preciosa. Medía un metro y 78 y tenía talla 38. Y es así como en la televisión: natural, alegre y guapísima. Se lleva bien con todo el mundo, es divertida y muy coqueta", recuerda Magdalena Jiménez, fundadora de la sede nacional de la agencia Elite, la misma que lanzó a la fama a Cindy Crawford y Naomi Campbell. De Moras tenía 16 años y fue bienvenida en las capitales del estilo. Desde 1997 a 2003 pasó temporadas, meses y años trabajando en Milán, Miami, Madrid, Sevilla y París. Posó para las revistas Vogue italiana, Glamour estadounidense. Hizo catálogos y publicidades y desfiló para Gucci y Calvin Klein. Pero mantuvo los pies en la tierra, "Vivimos en el mismo edificio en Miami y, a pesar de todo lo estupenda que es, Carola es muy sencilla... En un ambiente donde hay viejos verdes que ven a estas jovencitas latinas, siempre se mantuvo lejos de todo eso", dice Angela Prieto, modelo y actriz, protagonista de la teleserie Sin anestesia.

El 2004 volvió a Santiago definitivamente para reinar en las pasarelas ABC1. En los shows de la alta costura, las marcas de lujo, eventos "con onda" y las páginas sociales. "Es un colirio para los ojos" señaló, a su modo, el modisto Rubén Campos.

Hoy De Moras vive en su departamento de Vitacura junto a su hija de 11 meses, producto de su relación de nueve años con un empresario de la arquitectura y decoración. Le gusta el cine y la lasagna. Va en su Honda último modelo y tiene una debididad: la ropa. "Es una 'fashionista'. Compra y le regalan mucho, pero Carolina no es nada frívola", asegura el productor de desfiles Camilo Valdivia. "Tampoco es la Virgen María, pero de los años que llevamos trabajando juntos, jamás me ha dado un problema", finaliza sobre su musa.

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