Desde que entró a la arena política, hace casi seis años, Christine Lagarde, la ministra de Finanzas de Francia, ha ido derribando convenciones. La abogada de 55 años, que ayer oficializó su candidatura a la dirección general del Fondo Monetario Internacional (FMI), quiere dejar su impronta en una entidad que hasta ahora ha sido liderada sólo por hombres.
En junio de 2005 y bajo la presidencia de Jacques Chirac, asumió como ministra de Comercio Internacional y a comienzos del mandato de Nicolas Sarkozy, tuvo un breve paso por la cartera de Agricultura, hasta que en junio de 2007 se convirtió en ministra de Economía, Finanzas y Empleo, siendo, además, la primera mujer en ocupar un cargo semejante en los países que conforman el Grupo de los 7.
Su gestión le valió ser reconocida por The Finantial Times como la mejor ministra de Economía de Europa en 2009.
Hoy, Lagarde aumenta la apuesta: convertirse en la primera mujer en dirigir el FMI. Ayer, al lanzar su candidatura para ser electa, señaló que "si soy elegida, aportaré al fondo toda mi experiencia como ministra, directora de empresa y mujer".
Además, en su carta de postulación, Lagarde precisa, "nací en París en 1956, soy madre de dos hijos grandes".
Mundo privado
Antes de aterrizar en la vida pública, desarrolló una larga carrera profesional en Estados Unidos, donde se unió al capítulo galo del bufete Baker & McKenzie como una asociada, en 1981, especializándose en Defensa de la Competencia y Fusiones y Adquisiciones. En 1999 presidió el comité ejecutivo global de la firma y ya en 2004 lideró el comité estratégico mundial.
De Lagarde se valoran sus dotes negociadoras, su perfecto dominio del inglés y su gestión durante la crisis financiera.
El tema de ser un mujer ha cruzado su carrera. En varias ocasiones ha señalado que en una de las primeras entrevistas que tuvo con una firma legal en Francia, se le indicó que por ser mujer "nunca llegaría a ser socia".
Oposición
Si bien sus pares europeos ven con beneplácito su eventual llegada al fondo, varios países miembros quieren romper con la tradición de nombrar a un representante del Viejo Continente.
Los representantes de Brasil, Rusia, India y China, los llamados BRIC, junto con Sudáfrica emitieron un comunicado conjunto ayer en el que rechazan "la obsoleta convención no escrita" de nombrar a un Europeo y pidieron "un proceso realmente transparente, basado en méritos y competencia". Lagarde respondió que no era "la candidata francesa, ni la candidata europea" y anticipó que se oponía a una reestructuración de la deuda para los países débiles de Europa y que estaba dispuesta a quedarse cinco años en el cargo.
Las dudas
Lagarde, que en 2010 fue reconocida por Time como una de las 100 personas más influyente, dos veces trató de ingresar a la afamada Ecole Nationale d'Administration (ENA), de estudios públicos, aunque sin éxito.
Entre sus puntos débiles se menciona un viejo y complicado litigio entre el empresario Bernard Tapie y el Crédit Lyonnais que Lagarde saldó en 2007 por un proceso de arbitraje que, a juicio de ciertos senadores socialistas, beneficiaba a Tapie y perjudicaba a Francia. Un juez decidirá el 10 de junio si el asunto sigue adelante.