Los cineastas chilenos Sebastián Alarcón y Rodrigo Sepúlveda resaltaron hoy la amplia presencia chilena en el Festival Internacional de Cine de Moscú, que en su 32 edición incluye una retrospectiva con ocho cintas nacionales.

"Estoy feliz de que el pueblo moscovita, ruso, haya podido ver estas magníficas obras de mis colegas chilenos", declaró Alarcón, impulsor de la retrospectiva titulada Nuevo Cine Chileno.

Chile, que cuenta este año, además, con la actriz Catalina Saavedra entre los miembros del jurado del concurso principal, iba a competir en la sección paralela Perspectivas con La vida de los peces, de Matías Bize, cinta que en último momento se cayó del programa.

"Hubiera sido buenísimo que también hubiera estado él (Bize) en competencia, habría completado la participación de Chile en el marco del festival con un miembro del jurado, una muestra paralela y una película en competencia", lamentó Alarcón, radicado en Rusia.

El realizador indicó que, según la organización, la cinta no pudo exhibirse porque no hubo tiempo para preparar los subtítulos en inglés, aunque explicó que el propio Bize se retiró del concurso paralelo por considerar que es un marco más propio para realizadores noveles, lo cual ya no es su caso.

Por su parte, Alarcón presentó en el festival moscovita la cinta Desorejado, "una historia fantástica, una película simple, muy modesta, sobre Gonzalo Calvo de Barrientos, el primer español que llegó a Chile antes de que fuera descubierto oficialmente por Diego de Almagro; de hecho, es el primer español que se enamoró de Chile".

Respecto de sus próximos proyectos, el más inminente es una coproducción ruso-china sobre la invasión de Japón en Manchuria, "una historia detectivesca, de espías y romántica", además de un filme de autor, El gusto de la chirimoya, "una historia muy personal, un homenaje a Rusia, una cosa íntima".

En cuanto a la salud del cine, afirmó estar "convencido de que el cine tradicional, ese que se filmaba en 35 milímetros, que se veía en grandes salas, va en definitiva a desaparecer", a raíz de internet y las nuevas tecnologías.

Por su parte, Rodrigo Sepúlveda habló de "un fenómeno que es horroroso", el de la distribución, ya que se filma "para los festivales y no para el público". Las películas "modestas" y "personales" hoy día "tienen más cabida en un festival que en nuestras propias salas, lo que no es bueno ni saludable", declaró.

Sin embargo, esta "obligación de luchar con bajos presupuestos y con poco tiempo" ha hecho que estas "obstrucciones" se transformen finalmente en "oportunidades, como en el caso de Matías Bize", agregó. El cineasta presenta en esta retrospectiva Padre nuestro, una cinta "bastante autobiográfica", que empezó a escribir el día que murió su padre, "uno de esos viejos vividores latinoamericanos que ya se están acabando en el mundo", después de que, tras varios años alejado de su familia, la reuniera de nuevo para despedirse.