¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno en los primeros cien días?
Bien en la definición de los objetivos; pero un agudo déficit en el estilo y los tiempos.
¿Lo que más rescata?
Haber definido una agenda potente: reforma tributaria, reforma educacional y reformas políticas. Desde los tiempos de Eduardo Frei Montalva o Patricio Aylwin que no veía una agenda tan clara. Una, además, que comparto.
¿A qué se refiere con eso del déficit "en el estilo y los tiempos"?
A una acumulación que a veces aparece irracional de un número muy elevado de conflictos. Todo a la vez y en los más variados campos. No es bueno ni para el éxito del gobierno ni para la salud del país que tengamos, a la vez, una gama de conflictos que sabemos son de aquellos capaces de dividir profundamente a una sociedad. Estoy de acuerdo con las alzas de impuestos y con el aborto terapéutico, pero ello no me impide ver que esas reformas, en los más diversos países del mundo, crean enormes tensiones. Lo mismo el cambio del sistema electoral de un país o los derechos de las minorías sexuales o una reforma educacional que sus enemigos la puedan proyectar como atentatoria de la libertad de enseñanza. Y que no se descalifique mi crítica, pues, exactamente porque creo que hay que avanzar en todos estos planos es que sostengo que debe haber una más hábil conducción de los tiempos.
Se abren flancos que pueden ser aprovechados por la oposición.
Es algo que muchos advertimos. La agenda potente a la que yo he aludido arriesga, si no se maneja con finura, generar una contra agenda de derecha igualmente poderosa. Nunca es bueno subestimar la capacidad de respuesta de los adversarios.
¿Quién es la figura que sobresale de la administración de Bachelet?
Creo que Peñailillo ha sido acertado, pues inspira seguridad y expresa un compromiso de tolerancia y moderación.
¿Y cómo ha visto a su partido, la DC? A la Democracia Cristiana la he visto como un factor de equilibrio.