A los 22 años, Mario Horton dejó la parcela de sus papás, en Las Vizcachas, y junto a cuatro amigos arrendó una vieja casa en el Barrio Brasil. Por esa época estudiaba Teatro en la Universidad Arcis y con el dinero que ganaba como garzón pagaba el arriendo. El problema no era llegar a fin de mes, sino el ruido de la ciudad, que no lo dejaba dormir. No estaba acostumbrado y, aunque han pasado los años y hoy vive en Ñuñoa, nunca se acostumbró. "Me cuesta un poco el ruido de la urbe, y creo que por eso soy un poco retraído", dice el actor que por estos días interpreta a Vicente, el ingeniero que deja su trabajo por bailar como vedetto, en un club nocturno, en la teleserie Las Vega's (Canal 13). "Evidentemente, me gusta la gente y salir, pero por lo general soy un poco retraído de la vida social, no me expongo mucho", asegura.
Su infancia lo modeló así: su padrastro es agrónomo, y se crió entre gallinas y árboles frutales. La influencia de él, ex militante mirista que volvió del exilio, también está en sus ideales. "Soy bien descreído en la política y me amarga un poco el tema, porque no veo mucha luz. Creo que tenemos un estado débil", señala, agregando que "fui voto Concertación desde que tengo capacidad de voto, pero la Concertación me desilusionó mucho. Para que decir la Alianza".
Horton, separado y padre de una niña de cuatro años, se entusiasma hablando de política y también de su trabajo, que inició en televisión cuando debutó como protagonista de la teleserie juvenil Amor en tiempo récord (2006, TVN). "Cada uno tiene su propia trinchera para dar su opinión y para manifestar su ética frente a las cosas. La mía es el teatro, el cine y algunos proyectos en TV", enumera. Hoy, en Las Vega's, muestra capacidad para cambiar de registro en pantalla, en un rol que le exigió preparación física para moldear músculos. "Es un ejercicio contra el ego bien importante. En este caso nos tocó embellecer nuestros cuerpos, pero a veces nos puede tocar deteriorarlo", dice. "Las teleseries casi nunca te empujan a hacer ese tipo de desafíos y esta vez nos dio esa posibilidad, lo que fue la parte más intensa del proceso. Es impresionante ver cómo nuestros cuerpos efectivamente cambiaban, al servicio de la historia. Ahí sientes que la pega del actor es más profunda".
Pero la popularidad y buenas críticas que ha logrado por estos días con el papel de "Bicho", no son nuevos en su carrera. Gabriel, el frentista de Los 80, fue el personaje que lo hizo visible por sobre el promedio de actores en TV. "Fue una serie que me ubicó en otro lugar como actor: yo vivo un antes y un después en mi carrera actoral desde Los 80 y ya tengo ahí un estigma que he tenido que romper con mi trabajo. Tengo la suerte de que en Canal 13 me tienen confianza como actor, y me lo han expresado así, y si bien por mi edad y mi casting estoy llamado a hacer de galán, también estoy llamado a ser un actor versátil".
Cuando le ofrecieron interpretar a un vedetto, eso sí, la idea no le pareció atractiva a primera vista. "Tengo un contrato con Canal 13 y no tengo mucha opción de decir que sí o que no. A mí me encantaría en algún momento de mi carrera poder seleccionar mejor los proyectos que haga, pero para eso hay que recorrer un camino que estoy haciendo y ya llegará el momento de poder decir que sí o que no", afirma. Luego matiza: "No estoy diciendo con esto que habría dicho que no a esta teleserie, porque me pareció un desafío actoral muy enriquecedor. Igual me acuerdo de esa primera reunión, cuando me senté con el equipo y con un power point te muestran el proyecto, con imágenes referenciales y de repente empiezan a aparecer vedettos en zunga. Ahí dije: '¿Me estás jodiendo que tengo que hacer esto?'. Y me respondieron: 'Sí, tienes que hacer esto y tienes cinco meses para poner tu cuerpo así'. Ahí empezó un camino largo de entrenamiento y preparación del personaje, que fue bien intenso. De hecho, creo que es la teleserie más desgastante que me ha tocado hacer", dice sobre la producción que ya está registrada. Hoy, de hecho, está grabando otra telenovela, Sangre en el jardín, inspirada en el caso de los sicópatas de Viña del Mar en los años 80, donde interpreta a un periodista que investiga los crímenes.
Con una carrera en ascenso, Horton se enfrentó el año pasado a uno de los lados más complejos de la popularidad para los actores: el interés por su vida privada. Fue el estelar Vértigo, de su propio canal, quien abrió la puerta. Ahí le preguntaron si tenía una relación con la actriz Javiera Acevedo. Fue el inicio de innumerables notas en medios de farándula, declaraciones de la madre de ella e incluso llevó al actor a promocionar la película El babysitter, donde él no actuaba sino su ahora ex pareja, presentando un viral como "el vídeo prohibido", donde ambos aparecían besándose. ¿Se arrepiente de haber expuesto tanto? "Nunca decidí ser parte de una exposición, creo que son los costos de ser una persona que trabaja en los medios y de emparejarte con otra persona que también lo hace. Claro, si uno analiza paso a paso, con el tema de Vértigo, yo no tenía nada que ocultar: me preguntaron por ella y hablé. Y lo de la película, me lo pidió la producción, como parte de una humorada para difundir un trabajo en el que ella participaba. Retrospectivamente, puedo ver que las decisiones que tomé hicieron que esa relación se expusiera más de lo que hubiera querido, pero tampoco me arrepiento".