Violeta Castillo tiene 74 años y todas las mañanas espera el recorrido 435 que la lleva desde Huechuraba hasta su trabajo en Vitacura. "Esta micro se demora, pasa como cada media hora", comenta, para luego relatar las dificultades que tienen las personas de la tercera edad a la hora de andar en micro durante las horas punta. Pero intempestivamente interrumpe su relato: viene la 435 y rápidamente se ubica al borde de la calzada para ser la primera en subir. Son las 8.00 y es la última oportunidad para no llegar tarde a su trabajo. Pero el bus, como muchas otras veces, no para. "Siempre pasa, ahora voy a llegar atrasada. Y después se preguntan por qué la gente no quiere pagar", agrega.
Escenas similares se viven diariamente en distintos sectores de Santiago, donde los usuarios, producto de las largas esperas y de los buses que transitan llenos (y en algunos casos porque no quieren hacerlo) no pagan su pasaje.
Lo que pocos saben es que producto de esta evasión, muchos barrios de Santiago, donde los porcentajes de no pago son muy altos, terminan alterando el plan de operaciones del Transantiago, haciéndole creer al sistema que no existe demanda en dichos lugares, provocando un menor flujo y descuidada mantención de los paraderos. ¿Y el resultado? Buses llenos y el permanente malestar de los usuarios con el transporte de superficie.
Juan Cristóbal Palacios, gerente general de Alto Evasión, empresa que trabaja para el operador Alsacia Express (el cual posee el 30% de la flota y recorre 33 comunas de Santiago), explica que "los planes operacionales se hacen en base a la demanda y la demanda se determina por la cantidad de bips que registra el sistema". Cuando la gente evade el pago del pasaje, no se registra la necesidad real que tienen determinados recorridos, por lo que la frecuencia de los buses que transita por ese sector disminuye ante la "aparente" baja demanda.
Según la última medición que realizó Alto Evasión, el no pago del pasaje alcanza cerca del 30% en todo el sistema. "En los horarios punta pasa lo que uno ve en gran parte de la ciudad: los buses van absolutamente saturados, entonces la gente se pregunta ¿por qué el servicio es tan malo?, ¿por qué no da el ancho el sistema? Y eso se debe a que 30% no paga", sostiene Palacios y se pregunta: "¿Cómo se va a hacer un diseño de un plan operacional si es que no hay certeza de cuál es la demanda?".
Un ejemplo de esto se ve reflejado en el sector de José Miguel Infante con calle Esmeralda, en la comuna de Renca. Ahí existe una parada que registra un 32% de evasión y según relata la vecina Irene Oñate, quien reside hace 40 años en el barrio, es habitual que la gente suba sin pagar, pese a que en ese paradero los buses van vacíos, porque está ubicado a la salida de un terminal.
"Hay algunas personas que evaden, yo creo que es porque la micro se demora mucho. Yo tomo aquí, porque en el paradero que está más cerca de mi casa, se llena", cuenta. Al respecto, Palacios asegura que "si es que la gente que evade pagara, efectivamente ese recorrido tendría más buses inyectados, tendría más frecuencia, tendría mejor regularidad en los paraderos".
Esta situación la confirma también la Asociación de Concesionarios de Transporte Urbano de Superficie (Actus). "Existen sectores en que durante la punta mañana los buses marcan pocas validaciones, lo que revelaría que la frecuencia y regularidad establecidas en el plan de operaciones son suficientes e incluso sobran buses, pero en la práctica uno ve personas esperando en los paraderos porque los buses circulan llenos y ese exceso de público es generado por la evasión", asegura Víctor Barrueto, director ejecutivo del organismo.
Guillermo Muñoz, director de DTPM, describe que "al momento de generar los planes de operación, el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM) contempla diversas variables de la oferta, como tamaño de buses, frecuencia y trazado, además de la demanda, como el número de usuarios que cada servicio transporta".
Sin embargo, recalca que para calcular dicha demanda "se considera tanto los bips que se realizan en los buses, como mediciones en terreno que permiten corregir el efecto de la evasión y entregar detalles respecto de las subidas y bajadas a lo largo del recorrido, además de identificar los puntos de mayor afluencia. Por ello, no es efectivo que a los servicios de mayor evasión se les esté afectando con una baja de frecuencia o disminución de la oferta".
Mientras, Violeta Castillo debe esperar casi 40 minutos para subir, entre empujones, a un bus. Y a pesar de la incomodidad y tardanza, pasa su tarjeta Bip sobre el validador.