Una polvorienta y destartalada motoneta Lambretta 57 era el único bien material que podría haber sido llamado "suyo". Sus conocidos no se ponen de acuerdo únicamente en el color. Si era gris o azul con blanco, pero coinciden en que, a principios de los '60, era su medio de transporte por todo Osorno, para ir de capilla en capilla, de parroquia en parroquia.
También dicen que Francisco Valdés Subercaseaux (1908-1982), siempre vistió el tradicional hábito café que identifica a los Hermanos Menores Capuchinos, y que parece no haberse sacado jamás el cordel a la cintura desde que ingresó a la congregación, en 1930. "Era muy apegado a las reglas franciscanas de la pobreza y bienes materiales. Su cama, por ejemplo, era un camastro de tablas y sacos rellenos con paja. Creía que un colchón era un lujo innecesario", recuerda el historiador osornino Rodrigo Rodríguez.
En 1992, diez años después de su muerte, se inició el proceso de canonización con su distinción como "Siervo de Dios". Se trata de la primera de las cuatro etapas del camino (ver recuadro). Y el reciente 7 de noviembre, Valdés Subercaseaux, nacido en Santiago y hermano del también fallecido político DC, Gabriel Valdés, pasó a la segunda, al ser declarado "venerable" por el Papa Francisco, a instancias de la Congregación para la Causa de Los Santos, del Vaticano.
En su periplo religioso, sin embargo, no sólo destaca su rol como misionero y párroco de Pucón, entre 1943 y 1956, y el haber sido nombrado por Pío XII, en 1955, como el primer obispo de la recién creada diócesis de Osorno. También existe un capítulo de "tensión bélica". En 1978, Valdés se convirtió en uno de los primeros -si no, derechamente, en el primero- gestores al interior de la Iglesia chilena de la mediación papal frente al inminente conflicto entre Chile y Argentina, por las islas al sur del Beagle. De hecho, el tratado de Paz y Amistad, que el 29 de noviembre conmemorará 30 años, fue recordado esta misma semana por el propio Papa Francisco, en Roma. Final feliz que Valdés no vio, ya que murió dos años antes.
Pinochet y Videla
El Padre Pancho lo llaman todavía en Osorno y Pucón. "En esa época no había micrófonos ni amplificadores en los templos, pero su voz fuerte y cavernosa se hacía sentir, no volaba ni una mosca", recuerda el historiador Rodríguez.
Aquel trazo acústico y su sempiterna barba blanca, tal vez fueron sus rasgos más característicos. Pero no los únicos. El sacerdote Miguel Angel Aris, miembro del consejo general de los capuchinos, lo describe como "una persona muy carismática, de una fe profunda y generosa, siempre orientada a la gente. Por algo, era un gran admirador de Alberto Hurtado".
Según Juan Bauer, capuchino alemán y vicepromotor de la canonización de Valdés, su cercanía con el obispo y fieles de Neuquén lo motivó a gestionar, en 1950, el levantamiento de una cruz en la frontera entre Chile y Argentina, como símbolo de paz. Allí se ubica hoy el Cristo del Tromen, en el Paso Internacional Mamuil Malal, de La Araucanía.
"Sin embargo, en mayo de 1978, en una de sus visitas a la zona argentina, vio mucha tensión y quedó muy preocupado por lo que podía ocurrir. Por eso, decidió escribir cartas a los presidentes (Augusto) Pinochet y (Jorge Rafael) Videla", cuenta el mismo Bauer.
En 2008, siendo embajador en Roma, su hermano, Gabriel Valdés, reveló a El Austral de Temuco el papel del religioso frente al diferendo por las islas Picton, Lennox y Nueva. "Como era un amante de las caminatas, un día vio muchos soldados armados, relativamente cerca de la frontera de Puyehue. Informó al gobierno y envió una carta al Presidente de la República, que fue contestada por el ministro (de RR.EE.) Hernán Cubillos. Mi hermano escribió cartas a los obispos argentinos y al nuncio Angelo Sodano", dijo entonces el demócratacristiano.
Respecto de si fue amigo del general Pinochet, el propio político afirmó que no, que probablemente nunca lo vio en persona. El uniformado, sin embargo, sí visitó varias veces la tumba del obispo.
El fallecido diplomático Jorge Iglesias Cortés, ex embajador de Chile en Jordania y Túnez, y quien en 1978 estaba a cargo de la oficina para Argentina de la Cancillería, ratifica la historia de las misivas en su libro de memorias. "Hay un hecho que pocos conocen y que transcurrió en mi despacho, en septiembre del '78 (...) Me visitó el obispo de Osorno, monseñor Valdés, quien, con su reconocida modestia, me entregó un papel amarillento escrito de su puño y letra. Me dijo que se lo hiciera llegar al general Pinochet. Era una propuesta de mediación para el Papa Juan Pablo I, para que interviniera en el conflicto. Yo hice llegar las cartas". Esto ocurrió días antes del deceso de aquel Sumo Pontífice.
Al legado religioso del obispo Valdés, también se suma el turístico. En diciembre de 2013 se firmó un convenio entre autoridades de Junín de los Andes, Argentina, y varios municipios chilenos, entre ellos Pucón y Villarrica, para oficializar un "Corredor Religioso Binacional", a través del paso Mamuil Malal, que recogió la ruta misionera del capuchino. Además, la Presidenta Bachelet ya había firmado, en 2008, el decreto por el cual el camino de Pucón a Argentina pasó a llamarse Mons. Valdés.
"El padre Pancho era muy culto, le gustaba la historia y sabía alemán, italiano, francés e inglés", cuenta el historiador Rodríguez, en alusión a otra de las vetas que el religioso exploró: el arte, con más de 150 cruces y tallados de su autoría. "Pintó las cruces de las catedrales de Los Ángeles y Puerto Montt", indica Juan Bauer.
Valdés es ahora uno de los cuatro religiosos venerables de Chile. "Y en la Santa Sede se están estudiando milagros atribuidos a su intercesión", dice el actual obispo de Rancagua, Alejandro Goic, quien inició el proceso de canonización cuando estaba a cargo de la diócesis de osorno.
El camino no ha concluido.