La selección chilena llega mañana a Calama para iniciar su preparación con miras al partido frente a Bolivia, por las Eliminatorias para Brasil 2014. Entre los convocados hay varios jugadores que tienen un pasado en Cobreloa. Sin embargo, lo que pocos recuerdan es que también el técnico Claudio Borghi almacena una historia inconclusa con la ciudad y el cuadro naranja.

En febrero de 1991, el "Bichi", de 26 años, arribaba a Chile para incorporarse al elenco de la Segunda Región. El talentoso volante venía de cumplir una aceptable campaña en Unión de Santa Fe, club del que se había desvinculado por incumplimientos en su contrato.

Los loínos, por su parte, contrataron a Fernando Cavalleri como entrenador para esa temporada. "Palito" le pidió a la directiva, encabezada por Luis Urrutia, un arquero, un mediocampista y un delantero. Todos argentinos, siendo su gran apuesta el actual seleccionador nacional. No obstante, las cosas no fueron fáciles para el adiestrador, pues debió enfrentar un curioso problema: varias de sus figuras abandonaron el club, porque sus esposas o novias no lograban adaptarse a la ciudad.

Así, el goleador Adrián Czornomaz pidió ser transferido, ya que estaba a punto de casarse y su futura mujer no quería vivir en la capital cuprífera. Finalmente, el "Pirata" terminó en San Lorenzo. Lo mismo sucedió con el guardameta transandino Carlos Bertero, quien rescindió su vínculo, por petición de su mujer.

Para evitar que esta situación se repitiera, el estratega decidió invitar a Borghi para conocer la zona. "Me encantaba como jugaba y era una de las prioridades. Lo invité a que recorriera la ciudad, lo saqué a pasear por Calama y le mostré lugares donde podría vivir", recuerda Cavalleri.

Borghi llegó al país, acompañado por su esposa Mariana y su apoderado, Hugo Ray, el 6 de febrero, a las 21 horas, en un vuelo de Lan Chile, y bajo una gran expectación periodística.

"No hago grandes exigencias, sólo quiero tener las comodidades mínimas que se pueden pedir para vivir", decía a su llegada al país. Ya en la urbe minera, Borghi alimentaba las esperanzas de los hinchas, al entregar sus primeras impresiones: "A simple vista, me gustó la ciudad, pero tengo ganas de conocerla más. Sinceramente, espero que todo salga bien. Me han comentado que es un oasis en el desierto y en verdad me gustaría quedarme acá".

La oferta loína era elevada para la realidad chilena: US$ 150.000 y un sueldo de $ 3.000.000, cifras que en un comienzo parecían atraer el interés del creador.

Además, los objetivos del ex seleccionado argentino no eran menores, ya que en un principio anticipaba que "me gustaría conversar con el técnico Cavalleri para saber si Cobreloa tiene pretensiones de llegar lejos, que es lo que quiero".

El 7 de febrero se iniciaron las conversaciones. Las partes se juntaron a comer en las afueras de Calama. Sin embargo, Borghi cambió de parecer. De todas maneras, reiteraba que "encontramos muy simpática la ciudad y creo que no tendríamos problemas en adaptarnos. Ahora, pienso que sólo nos falta que nos pongamos de acuerdo en lo económico. Llegamos aquí con una oferta, pero al final no se concretó. Esperamos que todo se solucione".

En tanto, el timonel de los calameños se defendía replicando que "la última oferta es bastante alta y sobre lo conversado es muy difícil agregar algo más".

Finalmente, no hubo acuerdo, y en la misma semana que Diego Armando Maradona anunciaba uno de sus tantos retiros del fútbol, su ex compañero en la "Albiceleste" le decía que no a Cobreloa, argumentando problemas económicos, aunque sus cercanos reconocen que se debió a lo agreste de la ciudad y a su fobia a volar, ya que si se quedaba en la institución, cada dos semanas habría tenido que subir a un avión.

"Palito" Cavalleri a 21 años del episodio dice comprender la decisión del actual DT de la "Roja": "Calama no era lo que es ahora. No había ningún edificio y existía un solo hotel, que estaba en la periferia. Por eso mismo lo invité, porque tenía la aprensión de que saliera arrancando si firmaba antes. Al final pidió una cifra imposible para el club y se fue", apunta, para luego completar entre risas que "sólo a mi señora le gustaba la ciudad".