Desde su renuncia como jefe de gabinete de Cristina Fernández, en julio de 2008, Alberto Fernández ha trabajado con meticulosidad la imagen de un dirigente que no quiere mostrarse como opositor, pese a la distancia que sigue teniendo, sobre todo, con los modos de los Kirchner. Así lo transmite durante esta entrevista a La Tercera, realizada en su moderno departamento de Puerto Madero, donde también habla del complejo escenario político argentino de cara a las elecciones legislativas de junio próximo.

¿Cómo ve el panorama político de Argentina después de las elecciones del 28 de junio?

Creo que en la elección el más votado va a ser el oficialismo. Eso no está en duda por diferentes motivos. En primer lugar, porque es el único espacio que está estructurado en todos los distritos, lo que le da una ventaja superlativa. Además, si bien el último año fue muy traumático, también hay un consenso de que la gestión de Néstor Kirchner fue muy exitosa.

¿Cuando dice que el oficialismo gana, supongo que está excluyendo la capital?

Estoy hablando de términos totales país. Hay distritos que tienen muchas dificultades. Santa Fe, Córdoba, Capital.

Tanto Kirchner como la oposición se han sumado a las voces que alientan el fantasma del caos, como en 2001. ¿Cree en esa teoría?

No, no creo, porque además, con la gestión de Néstor, lo que hicimos fue dejar bases muy sólidas para que la Argentina no pueda repetir esa instancia. Además, los escenarios son muy distintos. Lo que creo que Kirchner quiso decir, pero debió decir de otro modo, es que si ganan los opositores, entre ellos hay muchos cultores de las políticas que condujeron a esa crisis.

¿Cuán lejos se encuentra hoy de Néstor Kirchner?

Néstor es un amigo mío. Creo que los dos pensamos un país igual y advertimos que los enemigos, que quieren impedir ese país, son más o menos los mismos. Por ahí diferimos en las formas. El mayor problema que enfrenta Cristina es que lo más exitoso que tuvo Kirchner es que cambió la expectativa de los argentinos. El enorme éxito de Néstor es una enorme dificultad para Cristina. La gente quiere transitar hoy una pradera sin sobresaltos y a veces el discurso tan confrontacional de ella a la gente le duele. Los modos no son poca cosa, son muy importantes.

¿No cree que el rumbo se ha perdido con Cristina Fernández, y que ello también se evidencia con su renuncia?

Yo creo que Kirchner tuvo la enorme virtud de escuchar a la sociedad como pocos, tal vez como nadie. Creo que el conflicto del campo al gobierno lo confundió mucho, y le impidió escuchar lo que la gente estaba reclamando. Esa fue una primera diferencia mía. Si se pierde esa capacidad de escuchar, los argentinos encontrarán en otro quién conduzca a ese modelo. Pero el modelo está intacto creo y ese modelo se ha consumado con Kirchner.

¿Cristina está peleada con usted por haber abandonado su gobierno?

Yo hablé con ella el día que renuncié. Le dije por qué renunciaba, lo que en mi opinión explicaba mi renuncia y lo que debía hacerse de ahí en adelante. Desde entonces no he vuelto a hablar con ella. Hablo con Néstor cada vez que me hace falta o él me necesita. Hay quienes dicen que Cristina está enojada, ella misma me expresó el enojo. Creo que ninguno habrá encontrado la necesidad de hablar con el otro. Ni ella me llamó ni yo la llamé.

Se dice que la Presidenta es extremadamente visceral...

Bueno, se encontró con alguien que es demasiado racional y que sigue demandando las mismas cosas que demandaba el primer día...

¿Cómo califica la política exterior del gobierno?

Creo que en América Latina tuvo un momento inigualable para tratar de hacer lo mejor, que era consolidar el Mercosur y avanzar un poco más con Unasur. Hubo también una coyuntura de dificultades como las que tuvimos con Chile. Hubo un Presidente sin igual, como lo fue Ricardo Lagos, y una Presidenta extraordinaria, como Bachelet. Sufrí mucho con el conflicto del gas, porque estábamos generando un problema interno a alguien tan querido como Bachelet.

¿Cómo ve el hecho de que tanto Cristina Fernández como Bachelet estuvieron con muy poca popularidad, pero mientras Bachelet pudo remontar, Cristina sigue abajo?

Creo que la virtud de Bachelet fue escuchar y cambiar todo lo necesario, oyendo la demanda social. Ella escuchó a los chilenos y me alegró muchísimo.